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Olguita Acuña: La voz de la resistencia nicaragüense en el exilio, premio por visibilizar la opresión bajo Ortega y Murillo

Escrito por radioondapopular
agosto 24, 2025
Olguita Acuña: La voz de la resistencia nicaragüense en el exilio, premio por visibilizar la opresión bajo Ortega y Murillo

Olguita Acuña: La voz de quienes luchan por la libertad en Nicaragua

La cantautora nicaragüense Olguita Acuña utiliza su música como un medio para visibilizar la opresión que enfrenta su país bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Desde su exilio en Costa Rica, ha transformado su arte en una herramienta de resistencia social y denuncia internacional. Su canción “Grito Atabal” refleja el sufrimiento, la represión y la esperanza de un pueblo que clama por justicia y libertad.

Un exilio forzado y la lucha por la memoria histórica

Al llegar a Buenos Aires para recibir el Premio Graciela Fernández Meijide otorgado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), Acuña afirmó que no solo actúa como artista, sino como la voz de quienes no tienen espacio para expresarse. La artista resaltó la importancia de mantener viva la memoria y visibilizar las luchas por los derechos humanos, especialmente en un contexto donde miles de nicaragüenses han tenido que abandonar su tierra por persecución política.

Antes de su exilio, Acuña no era profesional de la música; su trabajo se centraba en la capacitación y la formación en call centers. Sin embargo, las protestas sociales de 2018 en Nicaragua, que dejaron más de 300 muertos y cientos de detenidos, marcaron un punto de inflexión en su vida. La represión del régimen de Ortega no solo afectó a los manifestantes, sino también a quienes, como ella, participaron activamente en la resistencia, incluso en tareas de apoyo logístico y sanitario.

Persecución y sacrificios personales

Durante las protestas, Acuña coordinaba la entrega de insumos médicos para los jóvenes que resistían en centros de barricadas. Esta labor la llevó a ser vigilada y amenazada. En privado, un familiar cercano, un funcionario del gobierno sandinista, le advirtió que sus acciones eran consideradas traición al régimen. La presión aumentó hasta que su domicilio fue incendiado en una madrugada, en un claro acto de intimidación.

El acoso se intensificó, y la policía empezó a investigar y preguntar por ella en su barrio. La situación se volvió insostenible, y su madre le aconsejó que huyera para salvar su vida. La pérdida de su propiedad, que tuvo que vender a un precio muy por debajo del valor real, fue un golpe duro. Así, en 2023, Acuña partió hacia Costa Rica, iniciando un proceso de adaptación y supervivencia en un país desconocido.

Desde la resistencia a la reconstrucción

En su nuevo entorno, la artista enfrentó la difícil realidad de ser refugiada. Aunque inicialmente no planificaba quedarse más allá de unos meses, las circunstancias la obligaron a reinventarse. Con el apoyo de amistades nicaragüenses y su propia determinación, empezó a construir una nueva vida en Costa Rica. La música, que en sus inicios no era su profesión, se convirtió en su herramienta de expresión y resistencia en el exilio.

Para Acuña, su historia simboliza el compromiso de miles de nicaragüenses que han tenido que abandonar su país por motivos políticos. Su labor artística busca mantener viva la memoria y denunciar las violaciones de derechos humanos, en un esfuerzo por justicia y libertad. La música y el arte, en su visión, son poderosos instrumentos para transformar la sociedad y dar voz a quienes han sido silenciados.

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