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Tripulaciones estadounidenses en túneles, entre riesgo nuclear y recortes presupuestarios

Escrito por radioondapopular
julio 21, 2025
Tripulaciones estadounidenses en túneles, entre riesgo nuclear y recortes presupuestarios

Estados Unidos mantiene una compleja y altamente segura infraestructura para el control de sus misiles nucleares intercontinentales. A diferencia de la ficción de un botón rojo en un búnker, el lanzamiento de un misil Minuteman III desarmado requiere una serie de pasos meticulosos y la cooperación de múltiples operadores, con redundancias para evitar errores o decisiones no autorizadas.

El proceso comienza con la interpretación y verificación de órdenes, seguido de la introducción de códigos de autorización. Luego, dos oficiales, conocidos como “misileros”, deben girar varias llaves y activar palancas simultáneamente en diferentes cápsulas, que también deben actuar en sincronía. Todo esto garantiza que ninguna persona pueda disparar un misil sin autorización expresa. En simuladores, los operadores prueban estos procedimientos, pero la tensión y el riesgo siguen siendo palpables.

Cuando se activa un silo, un conjunto de indicadores en la consola muestra el estado de cada misil, cambiando de rojo a amarillo para confirmar el lanzamiento. La llegada a este punto significa que no hay marcha atrás: una vez giradas las claves, el misil puede ser disparado. En ese escenario, los operadores deben estar preparados para las posibles represalias del enemigo, que generalmente se esperan venir en forma de ataques nucleares.

El sistema de defensa estadounidense está protegido por una infraestructura que incluye 400 misiles en 450 silos distribuidos en las Grandes Llanuras, conectados a través de una red de 45 instalaciones de alerta de misiles. La seguridad en estos sitios la mantienen equipos armados que patrullan con vehículos y helicópteros, mientras que los silos, en su mayoría no tripulados, son sometidos a mantenimiento y reparaciones constantes, incluso desarmando los misiles como si fueran piezas de Lego en ocasiones.

El costo de modernización de esta red, en especial del programa Sentinel para reemplazar los misiles Minuteman III, ha superado ampliamente lo presupuestado, alcanzando en 2024 los 141.000 millones de dólares. La demora en la puesta en marcha del Sentinel y el deterioro de las instalaciones existentes obligan a la Fuerza Aérea a prolongar la vida útil de los antiguos misiles, lo que genera cuestionamientos sobre la eficiencia y la necesidad de esta estrategia de disuasión.

En el plano internacional, la desaparición del tratado Nuevo START en 2026 —el último acuerdo que limitaba las armas nucleares de EE. UU. y Rusia— plantea nuevos desafíos. Rusia ha amenazado con usar armas nucleares y China está expandiendo rápidamente su arsenal, con una proyección de unas 1.000 ojivas para finales de década. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene su modernización, incluyendo la posibilidad de sumar misiles móviles que dificulten su objetivo y reduzcan la vulnerabilidad.

El debate sobre la relevancia de los silos fijos versus misiles móviles, así como la cooperación internacional para limitar las armas nucleares, continúa en un contexto de creciente tensión global y nuevas tecnologías como los misiles hipersónicos, más difíciles de detectar. La responsabilidad recae en los jóvenes oficiales que operan en las cápsulas, quienes, en medio de largas jornadas y alta tensión, deben estar listos para evitar una catástrofe nuclear, manteniendo la seguridad del país en sus manos.

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