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Ortega dice: «Todos somos Daniel», señal de despedida y poder

Escrito por radioondapopular
julio 26, 2025
Ortega dice: «Todos somos Daniel», señal de despedida y poder

El 19 de julio de 2025, Daniel Ortega realizó su esperada reaparición pública en la Plaza de la Revolución de Managua, después de varias semanas de incertidumbre sobre su estado de salud. La aparición, que fue cuidadosamente coordinada, tuvo lugar en un escenario en el que el dictador apareció visiblemente debilitado, acompañado de medidas de seguridad estrictas, incluido un escolta en una ambulancia.

Desde su última participación en actos oficiales, Ortega había estado ausente, generando rumores sobre su condición física. Un video publicado a finales de mayo mostraba a un mandatario notablemente frágil, con dificultades para caminar y hablar con dificultad. En esta ocasión, su presencia volvió a evidenciar un deterioro físico evidente: con la mirada perdida y un discurso incoherente, Ortega mostró signos claros de la avanzada edad y problemas de salud que afectan a casi dos décadas en el poder.

El acto conmemoraba el 46 aniversario del triunfo de la revolución sandinista y fue orquestado por Rosario Murillo, su esposa y copresidenta, quien dirigió con precisión la escenificación. La multitud joven, vestida con camisetas blancas y pañoletas rojas y negras, coreó en varias ocasiones “¡Daniel! ¡Daniel!”, en un intento por reanimar al líder. Ortega, en un tono titubeante, respondió: “Todos somos Daniel, desde el más joven hasta el pueblo”. Esta frase marcó un cambio en su retórica habitual, que solía centrarse en ataques al “imperio yanqui” y conspiraciones internacionales.

Para muchos analistas, esa declaración se interpretó como una despedida simbólica, un mensaje de que el “danielismo” se ha convertido en un dogma que trasciende a Ortega, preparándose para una sucesión que podría consolidar un relevo dinástico. El economista Enrique Sáenz lo calificó en redes sociales como una señal del declive del régimen, que, pese a su aparente decadencia, continúa siendo brutal y autoritario.

Ortega, con casi 80 años y numerosas señales de deterioro en su salud, parece aceptar que su tiempo en el poder está llegando a su fin. Desde 2021, se han reportado problemas como hipertensión severa, episodios de isquemia cerebral y dificultades respiratorias. La última grabación en mayo mostró a un líder frágil, sostenido por Murillo, incapaz de dirigir una ceremonia solo. Expertos señalan que su salud está en un punto crítico, y algunos consideran que el régimen está en una fase terminal, con un posible final cercano.

Mientras Ortega se apaga, Murillo y sus hijos consolidan su poder. Desde la reforma de la ley en 2020 y la modificación constitucional en 2024, se ha asegurado que, en caso de ausencia definitiva del presidente, ella asuma el mando del país. La frase “Todos somos Daniel” se interpreta como una estrategia para garantizar la continuidad del poder, incluso sin la presencia física del mandatario, en un proceso que, según analistas, busca blindar a la familia Ortega-Murillo.

Varios observadores, incluido el ex preso político Juan Sebastián Chamorro, coinciden en que la aparición de Ortega refleja un deterioro acelerado de su salud y una posible despedida política. La imagen de un Ortega débil, en contraste con la presencia de Murillo y su hija Camila, confirma el debilitamiento del líder y la consolidación del clan en el control del país. Con esto, se abre un interrogante sobre la sucesión y el futuro del régimen, que podría estar dando sus últimos pasos bajo un manto de simbolismo y control autoritario.

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