El oscuro secreto de DeAngelo: el «asesino invisible» que aterrorizó California por 40 años y ocultó un brutal historial criminal

Durante más de cuarenta años, California vivió bajo la sombra de un criminal que permaneció en la clandestinidad. Una serie de asesinatos, caracterizados por su brutalidad y sofisticación, mantuvo en vilo a la sociedad, desconcertó a las autoridades y sembró temor en varias generaciones de habitantes. Lo que parecía ser un patrón desconectado de delitos resultó ser obra de una misma persona, oculta tras una aparente vida normal.

## La historia oculta de Joseph DeAngelo

La verdadera identidad del responsable fue revelada años después, gracias a investigaciones exhaustivas y avances tecnológicos en criminalística. Joseph DeAngelo, un ex policía, fue condenado por al menos 13 asesinatos, más de cincuenta violaciones y múltiples robos, dejando una marca indeleble en la historia criminal de California, según informó Los Angeles Times. Sin embargo, su historia empieza en 1974 en Visalia, donde cometió sus primeros delitos.

En ese entonces, DeAngelo irrumpía en viviendas en la madrugada, revolvía cajones y se llevaba objetos pequeños como monedas, joyas y recuerdos personales. En varias ocasiones, dejó mensajes burlones y señales de que había explorado las casas mientras los residentes dormían, relató The Sacramento Bee. La violencia aumentó cuando en un intento de secuestro, la víctima pidió ayuda y él disparó al padre que acudió en su auxilio. Tras ese episodio, los robos cesaron, pero el miedo permaneció en la comunidad.

## El terror en los suburbios de Sacramento

Con el tiempo, la atención se desplazó hacia los suburbios de Sacramento, donde DeAngelo fue apodado como “el violador del Área Este”. Durante años, entraba en viviendas armando un escenario de pánico. Encapuchado y armado, ataba a mujeres solas o parejas dormidas, las violaba y las amenazaba con matarlas si intentaban resistirse. Después de los ataques, se quedaba en la casa, robando objetos, comiendo o simplemente tomando trofeos como prendas íntimas, monedas o joyas. En algunos casos, incluso llamaba a sus víctimas días después para recordarles su poder, según BBC News.

Entre 1976 y 1979, se le atribuyen más de 30 violaciones en esa región. La fragmentación de las fuerzas policiales, que no compartían información ni coordinaban esfuerzos, hizo que el patrón de sus ataques permaneciera disperso y sin identificar. Sin radares ni comunicación efectiva entre jurisdicciones, el agresor aprovechó cada grieta del sistema para mantenerse en las sombras.

## La evolución de su brutalidad y su captura

Hacia finales de los años 70, la violencia de DeAngelo escaló. Sus ataques, inicialmente centrados en violaciones, se tornaron más sangrientos, con homicidios de las parejas durante los robos. Los informes policiales relatan acechos que duraban días, irrupciones en viviendas con alarmas y escenas de crueldad extrema. El patrón era claro: primero ataba al hombre, luego violaba a la mujer y, finalmente, asesinaba o asfixiaba a ambos antes de huir. Este modus operandi dejó una serie de escenas que aún conmocionan a las víctimas y a las autoridades.

Tras una larga investigación, DeAngelo fue arrestado en 2018, poniendo fin a décadas de incertidumbre. Su captura fue un alivio parcial para las víctimas y sus familias, que por años vivieron con el temor constante. En su juicio, se confirmó que fue responsable de al menos 13 homicidios documentados y más de cincuenta violaciones, con un total de 87 víctimas directas y 53 escenas de crimen en once condados, según The Washington Post.

Su historia revela cómo un hombre aparentemente normal puede esconder un pasado oscuro. Durante años, DeAngelo desempeñó roles como policía en Exeter y Auburn, hasta que fue detenido por delitos menores. Vivió en barrios tranquilos, formó una familia y trabajó en un supermercado, sin que nadie sospechara su verdadera naturaleza, relata Los Angeles Times.

## El impacto en la comunidad y la justicia

La presencia de DeAngelo en los suburbios cambió radicalmente la percepción de seguridad en esas áreas. Familias reforzaron sus medidas de protección, instalaron cerraduras adicionales y, en algunos casos, formaron patrullas vecinales. La sensación de vulnerabilidad permaneció durante años, hasta su captura y condena, que representaron un paso importante en la justicia para las víctimas.

Su caso es uno de los más emblemáticos en la lucha contra los criminales seriales en Estados Unidos, demostrando la importancia de la cooperación entre agencias y el uso de tecnología moderna para resolver casos que parecen imposibles. La historia de Joseph DeAngelo sigue siendo un recordatorio de que el mal puede esconderse tras la fachada de una vida normal, y que la justicia puede prevalecer incluso después de décadas.