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Nicaragua, el país más peligroso para el periodismo: más de 200 periodistas exiliados y persecución despiadada

Escrito por radioondapopular
octubre 11, 2025
Nicaragua, el país más peligroso para el periodismo: más de 200 periodistas exiliados y persecución despiadada

El deterioro del periodismo en Nicaragua y su impacto en la libertad de prensa

La situación del periodismo en Nicaragua ha llegado a un punto crítico, convirtiéndose en uno de los países más peligrosos para ejercer esta profesión en América Latina. La directora de la Red Centroamericana de Periodistas, Angélica Cárcamo, advirtió que desde la crisis política de 2018, el país ha consolidado un régimen dictatorial que vulnera severamente la libertad de prensa.

Según Cárcamo, en Nicaragua más de 200 periodistas han tenido que exiliarse en Costa Rica u otros países vecinos, muchos de ellos han perdido su nacionalidad y continúan siendo criminalizados y perseguidos si permanecen en el interior. La represión se ha intensificado en los últimos años, dejando a la prensa independiente prácticamente desaparecida.

El exilio y la censura en cifras

El informe Voces Desplazadas: Radiografía del exilio periodístico latinoamericano 2018-2024 revela que 913 periodistas han tenido que abandonar sus países en la región, en un esfuerzo por salvaguardar sus vidas y la de sus familias. De estos, un tercio proviene de Nicaragua, reflejando la gravedad de la crisis en ese país.

La Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) ha registrado el exilio de 304 periodistas nicaragüenses desde 2018, con 11 salidas recientes entre julio y septiembre de 2025. Además, el documento denuncia 31 casos de agresiones y ataques contra medios y periodistas en ese mismo período.

El «desierto informativo» y sus consecuencias

El informe señala que el control de la información ha avanzado hasta el punto de que 11 de los 17 departamentos del país carecen de prensa independiente. En particular, el departamento de Chinandega ahora también se suma a las zonas sin periodistas libres, dejando a la ciudadanía sin acceso a información objetiva y confiable.

Actualmente, el 65 % del territorio nicaragüense está sin presencia de medios independientes. Este fenómeno responde a una estrategia sistemática que combina asedio, intimidación, confiscaciones, encarcelamientos y exilio forzado para silenciar a los periodistas y controlar el flujo de información.

Las historias de periodistas como Rubén, un profesional de 39 años que trabaja en la clandestinidad, reflejan el alto costo personal de esta represión. Rubén, que colabora con plataformas digitales en el extranjero, evita firmar sus notas y mantiene un perfil bajo para no ser detectado por las autoridades.

El informe de la FLED también denuncia la desaparición forzada de tres periodistas: Fabiola Tercero, Elsberth D’Anda y Leo Cárcamo. La desaparición de Tercero lleva más de 14 meses sin que las autoridades brinden información, pese a las presiones internacionales.

Este contexto de persecución ha llevado a que algunos periodistas sean obligados a convertirse en informantes. Testimonios recogidos por la organización revelan detenciones arbitrarias, interrogatorios y amenazas, incluso a quienes están en el exilio, en un intento de controlar toda la actividad informativa.

Una periodista relató que fue subida a una camioneta y sometida a interrogatorios, donde le mostraron documentos con pagos y contratos de medios en el exilio, evidenciando la existencia de un aparato de espionaje digital y redes de trolls que monitorean cada movimiento en redes sociales.

Otra comunicadora confesó haber sido amenazada con la confiscación de sus bienes si no revelaba información sobre colegas en el exilio. En varios casos, se ha obligado a los periodistas a firmar informes en delegaciones policiales o a reportar sobre vecinos, en un intento de doblegar su voluntad bajo la premisa de que no hay neutralidad en la lucha política.

La situación en Nicaragua continúa deteriorándose, dejando a la prensa y a la ciudadanía en un estado de silencio y vulnerabilidad que dificulta el acceso a información independiente y fomenta un clima de miedo y represión.

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