¡Escándalo en Francia! La última voluntad de Alain Delon genera debate: ¿deberían sacrificar a su perro para estar juntos en la eternidad?

El legado de Alain Delon y su petición singular

El 18 de agosto de 2024, falleció Alain Delon, uno de los actores más icónicos del cine francés durante las décadas de 1960 y 1970. A los 88 años, el reconocido artista dejó un testamento que ha generado controversia en su país, Francia. Entre sus últimos deseos, incluyó una petición muy particular que ha dividido opiniones en la sociedad.

Delon solicitó que, tras su muerte, su perro Loubo, un pastor belga malinois de diez años, fuera sacrificado para poder ser enterrados juntos, siguiendo una antigua tradición egipcia que simboliza la unión eterna en la muerte. Esta petición despertó debates sobre el trato a los animales y las costumbres funerarias en Francia.

Reacción de la familia y resistencia al deseo del actor

El actor era un amante declarado de los perros, y en su residencia en Loiret descansan los restos de al menos 35 canes que acompañaron su vida durante décadas. Sin embargo, su solicitud de sacrificar a Loubo no fue aceptada por sus hijos, quienes rechazaron la idea de despedir al animal de esa forma.

En un comunicado, la familia afirmó que Loubo continuará vivo y bajo su cuidado, rechazando cumplir con la petición de Delon. La decisión generó atención y división en la opinión pública, con muchos cuestionando si el deseo del actor era éticamente justificable o si debía respetarse la legislación francesa vigente.

Aspectos legales y culturales en Francia

De acuerdo con información de Diario Constitucional, en Francia la eutanasia de mascotas está permitida únicamente en casos justificados por motivos veterinarios, como enfermedades incurables o sufrimiento extremo. Sacrificar un animal sin causa justificada puede acarrear penas de prisión de hasta cinco años y multas que alcanzan los 75.000 euros (aproximadamente 83 millones de pesos colombianos).

Además, los cementerios municipales no permiten enterrar mascotas junto a sus dueños, ya que estas instalaciones están reservadas exclusivamente para personas. Por ello, Loubo permanece vivo en la propiedad familiar en Douchy, mientras que Alain Delon fue sepultado en su granja, junto a otros perros. Es probable que, en unos años, Loubo también sea trasladado allí para reunirse con su dueño en la eternidad.

La historia de Delon y Loubo continúa siendo un ejemplo de cómo las decisiones personales sobre el cuidado de las mascotas pueden generar discusión pública y legal en diferentes culturas y sistemas jurídicos.

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