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Investigación revela que el ejército ruso ejecuta y tortura a sus propios soldados en Ucrania, con más de 150 muertes atribuidas a

Escrito por radioondapopular
octubre 31, 2025
Investigación revela que el ejército ruso ejecuta y tortura a sus propios soldados en Ucrania, con más de 150 muertes atribuidas a

Denuncias sobre ejecuciones y abusos en las filas del ejército ruso durante la campaña en Ucrania

Diversos testimonios de soldados y familiares, junto con registros documentales, revelan que en las filas del ejército ruso se han llevado a cabo prácticas como ejecuciones sumarias, castigos mortales y torturas. Estas acciones ocurren bajo órdenes directas de los mandos militares durante la ofensiva en Ucrania, según un informe del medio independiente Verstka. La investigación señala que estos hechos no son aislados, sino que forman parte de un patrón de violencia estructural y abuso sistemático dentro de las unidades militares.

El reporte, citado por The Guardian, indica que altos mandos ordenan la ejecución o la remisión al frente de aquellos soldados que se niegan a combatir o intentan abandonar las operaciones. Esta práctica, que se ha documentado ampliamente, refleja una cultura de impunidad y control interno que perpetúa la violencia y la represión en el ejército. La investigación logró identificar a más de 101 oficiales de alto rango implicados en asesinatos, torturas y castigos mortales contra sus propios subordinados. Además, al menos 150 muertes podrían estar relacionadas con estas acciones, aunque las cifras reales podrían ser aún mayores.

## Métodos de represión y manipulación de las bajas

Entre las prácticas reportadas se encuentran ejecuciones sumarias, ataques con drones sobre soldados heridos o en retirada, y el envío forzado de efectivos a misiones peligrosas o suicidas. Los registros oficiales, en muchas ocasiones, manipulan las cifras para presentar estas muertes como bajas en combate, ocultando así la brutalidad interna. Los relatos también describen cómo los comandantes designaban tiradores para eliminar a quienes desobedecían órdenes o intentaban escapar del frente. Los cuerpos de los caídos eran arrojados a ríos o enterrados en fosas superficiales, con el fin de esconder la realidad de las muertes provocadas por sus propios superiores.

El término ruso «obnulenie» (anulación) ha sido utilizado para describir esta escalada de ejecuciones internas, que funciona como mecanismo de control y disciplinamiento dentro del ejército. Reclutas y veteranos, como Dmitry, han declarado que en el campo de batalla «nunca sabes de dónde vendrá la bala: de tu propio bando o de los ucranianos». La existencia de prácticas como el uso de fosas comunes, sótanos y jaulas como lugares de tortura es recurrente en los testimonios recabados. En estas instalaciones, los soldados eran sometidos a golpes, privaciones y, en algunos casos, forzados a pelear entre sí en escenas descritas como «combates de gladiadores».

## Extorsión, violencia y perfiles de los militares implicados

La investigación también revela que existen casos de extorsión, donde los soldados pagan sobornos para evitar participar en misiones de alto riesgo. Quienes no logran reunir el dinero son «eliminados», práctica que ahora afecta no solo a miembros de formaciones penales, sino también a unidades regulares del ejército. En la fase inicial de la invasión, estas denuncias provenían principalmente de ex convictos reclutados en cárceles rusas, pero con el tiempo, esa población fue integrada en el ejército regular, normalizando aún más la violencia y la impunidad.

La mayoría de los oficiales implicados tienen entre 30 y 40 años y poseen experiencia militar previa o antecedentes en instituciones penitenciarias, según el análisis de perfiles realizado por Verstka. La cultura interna de impunidad y el control brutal han creado un ambiente donde la violencia institucionalizada es la norma y las bajas, muchas veces, son ocultadas o justificadas como muertes en combate. En este contexto, la presencia de fosas comunes y relatos de torturas en condiciones extremas refuerzan la gravedad de estas denuncias, que aún siguen siendo poco conocidas en la escena internacional.

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