Witter García revela detalles inéditos sobre su paso por el programa de Ethel Pozo y las diferencias entre la imagen pública y el trato en backstage

El testimonio de Witter García, actualmente integrante del grupo musical Los Bakanos, ha abierto un debate sobre las condiciones laborales detrás de cámaras en programas de entretenimiento en Perú. García compartió detalles sobre su experiencia en el espacio conducido por Ethel Pozo, resaltando que sus funciones excedieron lo inicialmente pactado y que enfrentó situaciones incómodas relacionadas con diferencias de carácter con la conductora.

Experiencia y funciones no acordadas

García explicó en el programa Amor y Fuego que ingresó al equipo como stylist, pero pronto notó que sus responsabilidades comenzaron a ampliarse sin previo aviso. Pasó de encargarse únicamente del vestuario a cumplir funciones de producción y, con el tiempo, a desempeñarse casi como asistente personal. Este cambio constante generó incomodidad, ya que no correspondía a lo que había acordado inicialmente.

Encargos inapropiados y decisiones que lo alejaron del equipo

Uno de los momentos que lo llevaron a cuestionar su permanencia ocurrió cuando le solicitaron realizar tareas que consideró inapropiadas. Al ser consultado sobre si llegó a servir café, García respondió con un contundente «sí, tal cual», lo que evidenció la carga de funciones ajenas a su rol original. Este episodio reflejó la distribución desigual de tareas dentro del equipo y fue un factor decisivo para su salida.

Diferencias entre la imagen en pantalla y la realidad en backstage

García afirmó que trabajar allí le permitió observar comportamientos que contrastaban con la imagen amable que se proyecta en televisión. Sin señalar directamente a nadie, mencionó que esa experiencia le permitió identificar «quién es quién» en el entorno laboral, aludiendo a diferencias notorias entre el trato interno y la actitud mostrada frente a las cámaras.

Un incidente que refleja el carácter de la conductora

El músico relató un episodio que, según él, ejemplifica cómo respondía la conductora ante situaciones imprevistas. En una ocasión, ayudando a sacar artículos de un vehículo, llevaba consigo un termo con agua o café. En medio del movimiento, el recipiente cayó y se abolló. García recordó que ella reaccionó con un «¿y ahora?», una respuesta que lo sorprendió.

Tras disculparse y ofrecer reemplazar el termo, García afirmó que la conductora le respondió: «Bueno, que sea del mismo color». A pesar de buscar y entregar un nuevo termo con ayuda de Valeria Piazza y su pareja, nunca le devolvieron el que estaba dañado. Además, observó que días después, la conductora seguía usando el termo abollado, sin que supiera qué ocurrió con el reemplazo.

Reflexiones sobre el ambiente laboral y la imagen pública

Este episodio reafirmó para García que la personalidad que percibía en el trabajo no coincidía con la imagen que se proyecta públicamente. Señaló que la presión por mantener una imagen impecable influye en la forma en que ciertos gestos y decisiones se manejan en el día a día. Aunque evitó hacer acusaciones directas, afirmó que esa experiencia le reveló aspectos del trato cotidiano que le resultaron difíciles de aceptar.

Las declaraciones de García han generado un debate sobre las condiciones laborales en programas de televisión y la discrepancia entre la imagen pública y la realidad en backstage. Su experiencia invita a reflexionar sobre la importancia de un ambiente laboral respetuoso y transparente en la industria del entretenimiento.