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Polémica en la final de baloncesto de Múnich 1972: tres segundos decisivos entre Estados Unidos y la URSS en plena Guerra Fría

Escrito por radioondapopular
diciembre 12, 2025
Polémica en la final de baloncesto de Múnich 1972: tres segundos decisivos entre Estados Unidos y la URSS en plena Guerra Fría

Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972: un evento inolvidable en la historia deportiva

De todos los Juegos Olímpicos realizados, uno destaca como el más recordado: los Juegos de Múnich en 1972. Estos se llevaron a cabo en la República Federal de Alemania, conocida también como Alemania Occidental, desde el 26 de agosto hasta el 11 de septiembre. En un contexto marcado por la Guerra Fría, estos Juegos ocurrieron en un momento de gran tensión internacional, que paradójicamente coincidía con un auge de enfrentamientos ideológicos y políticos.

Contexto global y la rivalidad entre Estados Unidos y la URSS

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) entraron en una confrontación ideológica que se intensificó a partir de 1947. En ese momento, el presidente estadounidense Harry S. Truman inició una política para combatir la expansión del comunismo y fortalecer la democracia, postura que la URSS respondió con una estrategia similar. La rivalidad se manifestó en todos los ámbitos, desde la política y la economía hasta la ciencia y el armamento.

Uno de los principales escenarios de esta pugna fue la Guerra de Vietnam, que duró dos décadas, desde 1955 hasta 1975. Estados Unidos participó activamente desde 1964, enviando tropas y recursos en una guerra que dividía el mundo en dos bloques enfrentados. En este contexto, el deporte no quedó al margen de la confrontación.

La tragedia en Múnich: la masacre del Septiembre Negro

A pocos días de la clausura de los Juegos Olímpicos, ocurrió un hecho que marcó la historia y conmocionó al mundo entero. La madrugada del 5 de septiembre, un grupo de la organización terrorista palestina Septiembre Negro irrumpió en la villa olímpica de Múnich. El resultado fue la toma de 11 deportistas israelíes como rehenes, quienes posteriormente fueron asesinados cuando las negociaciones fracasaron.

Este ataque generó un impacto global, transmitido en vivo, que puso en duda la continuidad de los Juegos. Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional, bajo la dirección de Avery Brundage, ordenó que las competencias continuaran. Debido a la amenaza, los atletas israelíes, entre ellos el nadador Mark Spitz, debieron regresar a sus países, llevándose sus medallas de oro. Spitz había logrado en estos Juegos siete preseas de oro, un récord que permaneció hasta 2008, cuando Michael Phelps sumó ocho en Beijing.

Septiembre Negro. Terrorista en un balcón de la Villa Olímpica de Múnich. La crisis fue transmitida en vivo. Imagen: Difusión

La final de baloncesto: un enfrentamiento histórico

El sábado 9 de septiembre se disputó la final de baloncesto entre Estados Unidos y la URSS en el Rudi Sedlmayer Halle. Desde los Juegos de Berlín en 1936, los estadounidenses dominaban esta disciplina en los Olímpicos, logrando la medalla de oro en varias ocasiones. Por su parte, los soviéticos eran una potencia en desarrollo, habiendo ganado el Mundial de 1967 en Uruguay, su primer gran logro internacional.

El encuentro entre ambas naciones fue considerado uno de los más esperados del certamen. La tensión política entre EE. UU. y la URSS elevaba la importancia del combate más allá del resultado deportivo. Meses antes, en mayo, ambos países firmaron el Tratado sobre Misiles Antibalísticos, en la Cumbre de Moscú, buscando reducir la amenaza de un conflicto nuclear.

Los soviéticos estaban determinados a obtener la medalla de oro en Múnich. La selección de baloncesto de la URSS recibió un trato privilegiado, siendo la estrella del equipo. Ambos países llegaron invictos a la final; Estados Unidos buscaba su octava medalla de oro, mientras que la URSS aspiraba a la primera en esta disciplina olímpica.

El partido fue intenso y generó gran expectación. Estados Unidos, con un equipo más joven, adoptó una estrategia defensiva bajo las órdenes del entrenador Henry Iba, ganador de medallas en Tokio y México. La URSS, dirigida por Vladímir Kondrashin, optó por un esquema ofensivo constante. Desde el inicio, la confrontación prometió ser histórica, reflejando la rivalidad entre ambas superpotencias en el escenario olímpico.

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