Jessica Madueño y su incansable lucha por la identidad de su hijo Vasco

Durante más de veinte años, Jessica Madueño libró una batalla constante en los medios y en la justicia peruana para que fallecida el 22 de noviembre lograra que Guillermo Dávila reconociera a Vasco Madueño como su hijo biológico. Este caso, que fue seguido de cerca por la prensa nacional e internacional, expuso disputas legales, acusaciones cruzadas y profundas huellas emocionales tanto para la madre como para el joven.

Tras una rigurosa prueba de ADN, el reconocido cantante venezolano confirmó finalmente su paternidad, poniendo fin a uno de los capítulos más polémicos del espectáculo en América Latina.

Los inicios de una historia marcada por la incertidumbre

La historia comenzó en la década de 1990, cuando Jessica Madueño conoció a Guillermo Dávila durante una visita del artista a Perú. La relación entre ambos terminó abruptamente cuando Dávila regresó a Venezuela, según relató Jessica en el programa El Francotirador, conducido por Jaime Bayly. En esa oportunidad, la madre de Vasco afirmó que el cantante dejó de tener contacto con ella tras enterarse del embarazo.

“Cuando le comuniqué que estaba embarazada, sugirió que interrumpiera el embarazo. Desde entonces, cortó toda comunicación”, declaró Jessica en varias entrevistas. Estas revelaciones marcaron el inicio de una serie de acciones legales y mediáticas que perseguirían a la familia durante años.

El camino legal y la búsqueda de reconocimiento

La lucha por el reconocimiento de la paternidad no solo se dio en el plano personal, sino también en los tribunales. En 2005, Jessica Madueño inició dos procesos judiciales en Perú y Venezuela: uno para solicitar pensión alimenticia y otro para obtener la filiación legal. La madre de Vasco expresó en una entrevista que su principal objetivo no era económico, sino que su hijo tuviera derecho a su identidad y al apellido de su padre.

El proceso se vio retrasado por la burocracia y las dificultades legales, manteniendo el caso en pausa durante varios años. La controversia pública se intensificó debido a las declaraciones polémicas del cantante venezolano, quien en varias ocasiones negó rotundamente la paternidad.

Declaraciones públicas y tensión mediática

En una entrevista con Univisión, Dávila afirmó que la concepción de Vasco fue “un accidente” y se negó a reconocer la paternidad sin un análisis científico concluyente. Posteriormente, el artista admitió que la exposición mediática afectó su decisión, expresando que sintió temor e inseguridad ante la situación.

Las acusaciones de extorsión y las extensas demoras en aceptar la paternidad prolongaron el conflicto durante años, generando un intenso debate en la opinión pública y en los medios de comunicación especializados en espectáculos.

La prueba de ADN y el reconocimiento formal

Finalmente, la demanda para realizar una prueba de paternidad fue aceptada como la única vía para esclarecer los hechos. Con el paso del tiempo y la mayoría de edad de Vasco, la situación cambió: el joven pudo decidir por sí mismo si quería reconocer a su padre biológico.

El proceso se reactivó cuando Guillermo Dávila regresó a Perú en 2020, participando en el programa La Voz Perú. La presión mediática y la insistencia de Jessica Madueño y su hijo aumentaron el interés por realizar la prueba de ADN, aunque Vasco mostraba reticencia y desconfianza ante la posibilidad de un reconocimiento oficial.

El reconocimiento y la reconciliación

En medio de las tensiones públicas, Vasco Madueño aceptó someterse a la prueba genética. Semanas después, Guillermo Dávila anunció que el resultado fue positivo y que, en consecuencia, reconocía formalmente su paternidad sobre Vasco.

El cantante lo comunicó a través de un video en sus redes sociales, donde expresó su disposición a “recuperar el tiempo perdido” y a reconstruir la relación con su hijo. “Hoy puedo decir que soy el papá de Vasco, luego de realizar las pruebas de ADN por voluntad propia, el resultado es positivo”, declaró Dávila.

El legado de perseverancia de Jessica Madueño

Tras este reconocimiento, la lucha de Jessica Madueño fue valorada y reconocida por su perseverancia y por mantener vivo su reclamo, incluso frente a críticas y estigmatizaciones. A lo largo del proceso legal, reiteró que su único interés era garantizar la seguridad emocional y jurídica de Vasco, y no buscar beneficios económicos.

La confirmación de la paternidad no solo cerró un capítulo familiar polémico, sino que también resaltó la importancia de la lucha por los derechos de los hijos en contextos de incertidumbre y conflictos mediáticos.