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Revolución en Medicina Reproductiva: Bebé nacido tras 30 años de congelación rompe récord mundial y es considerado el “más viejo del mundo”

Escrito por radioondapopular
agosto 1, 2025
Revolución en Medicina Reproductiva: Bebé nacido tras 30 años de congelación rompe récord mundial y es considerado el “más viejo del mundo”





El nacimiento de Thaddeus: el récord de conservación embrionaria más prolongado de la historia

Un nacimiento histórico que desafía los límites de la medicina reproductiva

El 26 de julio de 2025, en un hospital de Ohio, Estados Unidos, nació Thaddeus Daniel Pierce, un bebé que ya había establecido un récord mundial antes de su primer aliento. Su llegada representa un hito sin precedentes en la medicina reproductiva: proviene de un embrión que permaneció congelado durante más de 30 años. Este caso se ha convertido en el ejemplo más largo de conservación embrionaria registrado en la historia, y los medios estadounidenses no tardaron en apodarlo como “el bebé más viejo del mundo”.

La historia de Thaddeus ha conmocionado tanto a la comunidad científica como a la sociedad en general. Lindsey Pierce, de 35 años, contó al MIT Technology Review que durante el parto enfrentaron complicaciones, pero tanto ella como su hijo se encuentran en perfecto estado de salud. “Tuvimos un parto difícil, pero ahora estamos bien. No podemos dejar de estar agradecidos por tener a este hermoso bebé”, afirmó la madre. La noticia generó asombro en su comunidad religiosa, que la comparó con una historia de ciencia ficción hecha realidad.

## La historia de un milagro de la ciencia

El nacimiento de Thaddeus es el resultado de una tecnología que en los años noventa era todavía considerada innovadora y en desarrollo. La historia comenzó hace más de tres décadas, cuando Linda Archerd, entonces de 31 años, enfrentaba una batalla contra la infertilidad. Después de seis años de intentos fallidos, ella y su esposo optaron por la fertilización in vitro (FIV), una técnica que en aquel entonces despertaba muchas dudas y desconocimiento.

La pareja logró crear cuatro embriones en ese proceso. Uno fue transferido con éxito y dio lugar a una niña sana, hoy con 30 años. Los otros tres permanecieron en criopreservación, esperando futuras oportunidades para intentar concebir. Tras su divorcio, Linda asumió la custodia legal de los embriones y continuó pagando de manera constante por su almacenamiento, que en total le costó aproximadamente USD 1,000 al año. La decisión de conservar estos embriones durante tanto tiempo reflejaba sus esperanzas y la creencia de que algún día podrían ser útiles.

## Desafíos éticos y técnicos en la conservación embrionaria

Al llegar a la menopausia, Linda enfrentó una difícil decisión respecto al destino de los embriones. Consideró varias opciones: destruir los embriones, donarlos para investigación o ceder su adopción en forma anónima. Finalmente, optó por la adopción de embriones, un proceso en el que las familias donantes y receptoras participan activamente en la selección y aceptación del material genético.

Motivada por sus convicciones religiosas, Linda eligió participar en el programa Snowflakes, gestionado por Nightlight Christian Adoptions. Sin embargo, el proceso no estuvo exento de dificultades, especialmente debido al tiempo de almacenamiento y a las técnicas de congelación utilizadas en los años 90. La mayoría de las clínicas en Estados Unidos en aquel entonces no estaban preparadas para aceptar embriones criopreservados durante décadas, lo que añade un elemento de incertidumbre y desafío técnico a casos como el de Thaddeus.

Este caso plantea importantes preguntas sobre la vigencia del material genético humano tras largos períodos de congelamiento y desafía las nociones tradicionales sobre el tiempo máximo de conservación de embriones. Además, abre debates éticos en torno a la reproducción asistida, la propiedad de los embriones y las decisiones que enfrentan las personas en estas circunstancias.

Imagen ilustrativa de un embrión criopreservado

Imagen ilustrativa de un embrión criopreservado. La llegada de Thaddeus desafía los límites conocidos de la medicina reproductiva y plantea nuevas preguntas sobre la vigencia del material genético humano tras décadas de congelamiento (REUTERS)
## Repercusiones y perspectivas futuras

Para Tim Pierce, hermano del padre de Thaddeus, este nacimiento representa una paradoja temporal fascinante. Cuando el embrión fue creado en 1994, él apenas era un niño pequeño. Ahora, celebra la llegada de un bebé que simboliza la culminación de una lucha de años por formar una familia.

Este caso ha generado un gran interés en la comunidad científica, que analiza las implicaciones de la conservación a largo plazo y los límites de la tecnología reproductiva. Además, ha despertado la reflexión sobre las decisiones éticas y emocionales que enfrentan las familias en estos procesos.

En definitiva, el nacimiento de Thaddeus no solo representa un logro médico, sino también un hito que desafía las nociones tradicionales sobre la reproducción y el potencial de la ciencia para ofrecer nuevas esperanzas a quienes enfrentan dificultades para concebir.

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