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25 años sin Vittorio Gassman, “El matador”: una vocación nacida por un drama familiar, el arte de mentir y los amores de su vida

Escrito por
29 de junio de 2025
25 años sin Vittorio Gassman, “El matador”: una vocación nacida por un drama familiar, el arte de mentir y los amores de su vida
Vittorio Gassman en Il sorpasso, una de sus películas más memorables, coprotagonizada por Jean Louis Trintignant

“El actor finge, de manera preocupante en el plano ético, sentimientos que no tiene, es algo anormal, es un monstruo”, confesó alguna vez Vittorio Gassman, consciente de que detrás de cada máscara escénica emergía su propia humanidad. Veinte años después de su muerte, la figura de este actor emblemático vuelve a ocupar un lugar central en la memoria colectiva italiana, mientras el aniversario de su fallecimiento dispara homenajes desde la cultura, la política y del público que lo consagró.

El 29 de junio se recuerda el adiós de uno de los grandes íconos del cine y el teatro italiano. Según la crónica de EFE, la despedida a Gassman se sintió como una pérdida para toda una generación que lo vio brillar tanto en la pantalla grande como en los escenarios teatrales. Su nombre quedó ligado de manera indeleble a películas como “Il Sorpasso” (La escapada), la obra dirigida por Dino Risi en 1962 que no solo lo catapultó a la fama internacional, sino que caló hondo en el imaginario colectivo, encarnando el italiano extrovertido, seductor, que se pierde en los placeres y el laberinto de su propia vida.

Durante cinco décadas, Gassman encarnó personajes tan distintos que el público aprendió a reconocerlo en la versatilidad. “Yo nací mentiroso y elegí el oficio de la falsificación como programa”, escribió en sus memorias, bautizado para siempre como “Il mattatore” (El matador) por su enorme presencia escénica y su capacidad para dominar cualquier papel. Su carrera atravesó tanto la historia del teatro clásico –donde interpretó Hamlet, Otelo o el Stanley de “Un tranvía llamado deseo”– como los decorados inconfundibles de Cinecittà, el gran templo del cine italiano.

El reconocimiento llegó más allá de las fronteras del arte: el propio presidente de la República, Sergio Mattarella, valoró “la huella que ha dejado en el teatro y el cine italiano”, asegurando que permanece viva en la cultura del país. Para millones de italianos, Gassman personificó el carácter nacional, recorriendo el registro completo de la seducción, la tragedia y la comicidad.

Captura tomada de
Captura tomada de «Silvana Mangano & Vittorio Gassman – Riso amaro»

Un cómico popular, un villano seductor, un dramático de talla internacional: su cara se asoció a diferentes mundos con una naturalidad sorprendente. Trabajó bajo las órdenes de los cineastas más prestigiosos –Mario Monicelli, con quien rodó “Rufufú” y “La gran guerra”; Ettore Scola o el propio Dino Risi– y conquistó el público fuera de Italia, llevando su enorme talento a producciones de Hollywood. En ese periplo compartió cartel con figuras míticas como Audrey Hepburn y Henry Fonda en “Guerra y Paz”, de León Tolstói, dirigida por King Vidor y producida por Dino De Laurentiis y Carlo Ponti, en colaboración con Hollywood.

En cada aniversario de su partida, Italia revive la constelación de personajes que Gassman supo componer: desde el embustero profesional de la comedia hasta el hombre marcado por la introspección y la melancolía. Su muerte en el año 2000 no disipó el brillo que todavía ilumina el cine y el teatro italiano.

La historia de Vittorio Gassman comienza el 1 de septiembre de 1922 en Struppa, una localidad genovesa donde confluyeron culturas y legados: su padre, Heinrich, era ingeniero alemán; su madre, Luisa, toscana de raíces judías. Apenas iniciado en la vida, la familia se desplazó primero a Calabria y luego a Roma, en una Italia marcada por la inestabilidad y el cambio continuo.

Vittorio Gassman en 'Perfume de
Vittorio Gassman en ‘Perfume de mujer’, dirigida por Dino Risi

El drama llegó a los 14 años con la muerte de su padre, momento en que la experiencia funeraria le reveló, según narró en sus memorias, “la sensación de protagonismo del rito”. Todo lo que siguió parece una novela sobre el destino: aunque soñó con ser escritor, Gassman se inscribió en Derecho para después escuchar el consejo insistente de su madre y entrar en la Academia Nacional de Arte Dramático en Roma.

Dotado de físico atlético para la época -su cuerpo no estaba moldeado por pesas-, medía 1,87, lo suficientemente alto para alternar la actuación con el básquetbol. A los 20, cosechó aplausos en “Don Juan Tenorio” y en “La Nemica”. Aún bajo el régimen fascista y en plena guerra, su figura ocupó un lugar destacado en compañías teatrales, bajo la tutela de directores referentes de la escena como Luchino Visconti. El cine lo sedujo rápidamente: debutó en 1946 con “Preludio d’amore” y, tras conquistar papeles tanto de villano como de galán.

A comienzos de los años sesenta, “Il Mattatore”, programa satírico de la RAI luego adaptado por Dino Risi al cine, lo consagró como figura transversal. Así, la leyenda comenzaba a tomar forma pública. La revolución cultural de la posguerra encontró en Gassman a uno de sus artífices.

La trayectoria de Vittorio Gassman abarcó más de medio siglo, dejando un tendal de títulos que marcaron el imaginario de varias generaciones. Junto a Jean-Louis Trintignant en la icónica “Il Sorpasso” (1962), puso rostro y cuerpo a una Italia en movimiento, símbolo del boom económico y la transformación sociocultural. El salto internacional, sin embargo, había comenzado antes, en la fastuosa “Guerra y Paz” (1956).

Captura tomada de
Captura tomada de «Sleepers – «Snyder» – Vittorio Gassman y Dustin Hoffman

Gassman fue para la “comedia a la italiana” un motor imprescindible. Con Mario Monicelli filmó “I soliti ignoti” (1958) y “La gran guerra” (1959), ambas con Alberto Sordi, obras que, además de arrasar en la taquilla, redefinieron el humor europeo. En “Perfume de mujer”, dirigida por Dino Risi, desplegó un dramatismo que la crítica saludó con el premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes de 1975.

Su talento podía desplegarse en cualquier género: se movió del drama al humor, del Shakespeare recitado en el teatro a los comerciales televisivos. Trabajó de la mano de directores ilustres: Monicelli, Risi, Scola, Visconti. Compartió escena con contemporáneos de la talla de Mastroianni, Tognazzi, Manfredi y, en la comedia, generó junto a Monica Vitti una dupla irónica y magnética.

Además de actuar, dirigió varias películas y su voz profunda quedó inmortalizada como la del Mufasa de “El rey león” en la versión italiana de Disney. Como escritor, publicó memorias, poemas y textos que desnudaron sus pensamientos más íntimos: “Memorias debajo de la escalera”, “El mal de la palabra” o “Un gran futuro a mis espaldas”.

FOTO DE ARCHIVO: El Papa
FOTO DE ARCHIVO: El Papa Juan Pablo II saluda al actor italiano Vittorio Gassman y a la actriz Monica Vitti a su llegada a una reunión privada en el Vaticano, el 6 de noviembre de 1997. Reuters/Foto de archivo

A lo largo de sus años, recibió premios y reconocimientos que consagraron su obra. Era un referente indiscutido: para la crítica, para sus colegas, para el público y para la historia artística europea.

La vida fuera de los escenarios de Vittorio Gassman fue tan llamativa como su carrera. “Coleccionista de mujeres”, lo catalogaron los medios; él, mucho más irónico, ponía en la balanza su timidez y su avidez por el amor. Pasó por cuatro matrimonios y de cada unión nació un hijo: Paola (con Nora Ricci), Victoria (con Shelley Winters), Alessandro (con Juliette Maynel) y Jacopo (con Diletta D’Andrea).

Su primer matrimonio, con Ricci, tuvo lugar en tiempos de guerra y no funcionó por exceso de juventud y falta de reflexión. El segundo, con Winters, fue legal solo fuera de Italia y se realizó en México, una aventura que incluyó un divorcio transoceánico. Con Maynel, en los sesenta, compartió una historia intensa que rozó la tragedia por el desequilibrio emocional y deterioro del vínculo, mientras que el amor con Diletta –con quien vivió hasta sus últimos días– lo acompañó en la etapa de mayor introspección.

Las pasiones de Gassman se colaban en los titulares: historias de encuentros, rupturas y reconciliaciones. Sin embargo, sus hijos ofrecieron otra mirada. Alessandro Gassman evocó la generosidad y la energía del padre, presente aun en medio de maratónicas jornadas laborales: “Multiplicando energía y ganas de vivir conseguía amar, trabajar, escribir, divertirse, ser el patriarca que abrazaba a todos con idéntico afecto. Y esta generosidad suya hacia la vida y hacia los demás ha sido una gran enseñanza”.

La prensa habló de un seductor irresistible. Él mismo confesó que lidiaba con una “timidez repugnante”, una dualidad que deja ver la tensión entre lo superficial y lo auténticamente humano en su vida. Apasionado y vulnerable, Gassman se debatió siempre entre el deseo de disfrute y la persistente sensación de vacío.

El final de la historia encontró a Vittorio Gassman vulnerable, acosado por las crisis respiratorias y un deterioro físico implacable. Fumador empedernido, los años lo fueron confinando a hospitales, acallando poco a poco la voz firme y el cuerpo inquieto que lo definieron por décadas. La depresión tejió su telón de fondo y, desde la soledad, el actor dejó de luchar. Murió el 29 de junio de 2000, a los 78 años, en su casa romana. Diletta D’Andrea creyó que dormía.

Su hijo Alessandro Gassman, quien
Su hijo Alessandro Gassman, quien heredó sus rasgos (EFE/ETTORE FERRARI/Archivo)

El actor no le temía al ridículo, pero sí a la muerte y el olvido. Soñó con ser embalsamado, con seguir “disparando sus tonterías” después de morir y encargó un epitafio en tono irónico “Non fu mai impallato”, como decir, que no fue tapado, ensombrecido por nadie. Se despidió con un guiño, con humor.

El dolor por su ausencia caló profundo en los suyos. Alessandro Gassman guarda la memoria de su padre escribiendo y el testimonio de que, a pesar de la fama y el bullicio, nada pudo llenar el vacío íntimo que lo habitaba: “Tengo mucho dinero. Tengo muchos amigos. Tengo mujer y cuatro hijos. Dicen que soy uno de los tres más grandes actores del mundo. Entonces, ¿por qué todo esto se diluye en una sensación de vacío perpetuo?”, escribió.

Hoy, dos décadas después, Italia sigue evocando a Vittorio Gassman: al artista “monstruoso”, al hombre tímido, al seductor y al padre. Como ninguna otra, su vida fue un escenario perpetuo.

Fuente: Infobae.com

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