Logo

La leyenda de la tortura medieval: ¿Realidad o mito? Expertos revelan que fue menos frecuente de lo que se cree

Escrito por radioondapopular
agosto 5, 2025
La leyenda de la tortura medieval: ¿Realidad o mito? Expertos revelan que fue menos frecuente de lo que se cree

La realidad detrás de la tortura medieval: mitos y hechos históricos

Durante la Edad Media, la imagen de la tortura se ha arraigado en la cultura popular como una práctica frecuente y brutal en los calabozos de Europa. Sin embargo, estudios recientes y expertos en historia medieval revelan que la percepción de una época donde la tortura era omnipresente es en gran medida una exageración. La realidad fue mucho más compleja y, en muchos casos, menos violenta de lo que se suele imaginar.

Según History Extra, muchos de los dispositivos atribuidos a esa época fueron menos comunes de lo que se piensa, e incluso algunos nunca llegaron a existir en ese período. La fascinación por estos instrumentos, alimentada por el miedo y la imaginación popular, ha contribuido a crear mitos que distorsionan la historia real. No obstante, cuando la tortura sí se empleaba, sus efectos en las víctimas eran devastadores y dejaban cicatrices tanto físicas como psicológicas.

Funciones y percepciones de la tortura en la Edad Media

La tortura cumplía varias funciones en aquella época: castigar a los infractores, obtener confesiones y generar temor en la población. Los relatos históricos describen métodos que parecen propios de un mundo de horrores, pero la idea de que estas prácticas eran constantes y universales es inexacta. La existencia de registros legales que reconocen interrogatorios con tortura indica que estas técnicas se utilizaban, aunque no de manera rutinaria ni sin controversia.

Expertos como Hannah Skoda explican que, en realidad, la tortura era mucho menos frecuente de lo que solemos pensar. La académica señala que, incluso en los registros legales de la época, estos métodos generaron debates y en muchas ocasiones se evitaban. Además, muchos de los dispositivos más emblemáticos de la tortura, como los que hoy conocemos, nunca se usaron en realidad durante la Edad Media.

Instrumentos históricos y su impacto real

Entre los dispositivos más conocidos se encuentra el potro de tortura, introducido en Inglaterra en el siglo XV por el duque de Exeter. Este aparato consistía en un marco rectangular con cuerdas y manivelas que estiraban el cuerpo, causando dislocaciones, rupturas de ligamentos o incluso extremidades. La finalidad era obligar a la víctima a confesar, sin importar la veracidad de sus declaraciones. La presión ejercida era tan brutal que muchas veces no importaba si las confesiones eran ciertas.

Otro método temido era la llamada «cuna de Judas» o silla de Judas, un aparato piramidal que se usaba principalmente durante la Inquisición. La víctima era suspendida y lentamente descendida sobre una punta metálica que penetraba en su pelvis, causando un dolor extremo. La amenaza de ser sometido a esta tortura bastaba para obtener confesiones, en muchos casos sin necesidad de recurrir a la violencia física efectiva.

Asimismo, la famosa pera de la angustia, que supuestamente se insertaba en la boca o en otros orificios, y el toro de bronce, un dispositivo que supuestamente estiraba a las víctimas, son considerados en la historia como instrumentos utilizados en la tortura. Sin embargo, algunos expertos señalan que muchos de estos artefactos tienen un origen más moderno o que su uso en la Edad Media fue escaso o inexistente, alimentando así los mitos en torno a su historia.

En conclusión, la percepción de una Edad Media llena de instrumentos de tortura diseñados para infligir el máximo dolor es en gran parte un producto de la leyenda y la ficción. La realidad indica que, si bien existieron prácticas brutales, estas no fueron tan frecuentes ni generalizadas como la cultura popular ha querido hacer creer. La historia nos muestra una época donde, aunque la tortura fue utilizada en ciertos contextos, no fue la constante omnipresente que muchos imaginan.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *