Logo

Trece mujeres condenadas a muerte en la dictadura de Franco: la trágica historia de la represión rápida y brutal en 1939

Escrito por radioondapopular
agosto 5, 2025
Trece mujeres condenadas a muerte en la dictadura de Franco: la trágica historia de la represión rápida y brutal en 1939

Las Trece Rosas: memoria de una ejecución brutal y símbolo de resistencia en España

La noche del 4 de agosto de 1939, en plena dictadura franquista, trece mujeres jóvenes sabían que sus vidas estaban por terminar. Condenadas apenas 24 horas antes por un tribunal militar, enfrentaban un destino trágico y sin posibilidad de defensa. La mayoría de ellas eran menores de edad, con una edad que no superaba los 29 años, y provenían de diferentes ámbitos: modistas, pianistas, secretarias, ayudantes de sastre y amas de casa. En ese momento, la República Española había sido derrotada y sustituida por un régimen autoritario que gobernó durante 36 años.

El contexto de la represión y la justicia sumaria

El 1 de abril de 1939, Madrid cayó en manos de las fuerzas nacionalistas lideradas por Franco. Desde entonces, el dictador consolidó un control férreo sobre el país, en el que la violencia y la represión eran herramientas comunes para mantener el orden. Para el régimen, matar era una forma de disciplinar y eliminar cualquier resistencia. La justicia de la época funcionaba de manera sumaria, con juicios rápidos y sentencias de muerte dictadas en cuestión de minutos. La ejecución de estas mujeres fue un ejemplo de esa política implacable.

Las trece jóvenes y su legado

Las condenadas fueron identificadas como Ana López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso García, Virtudes González García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Elena Gil Olaya, Dionisia Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen Barrero Aguado, Pilar Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Julia Conesa y Adelina García Casillas. Posteriormente, su historia quedó unificada en la memoria colectiva como las Trece Rosas. A ellas se sumó posteriormente Antonia Torre Yela, conocida como la Rosa número 14, quien fue condenada en el mismo proceso pero no fusilada hasta febrero de 1940, debido a un error en el registro.

Las trece jóvenes en la Cárcel de Mujeres de las Ventas de Madrid

Mensajes de despedida y su importancia histórica

Las jóvenes escribieron últimas cartas en las que expresaban su amor y resignación. Julia Conesa, de 19 años, escribió desde la cárcel: “Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”.

Por su parte, Blanca Brisac dejó un mensaje cargado de esperanza y serenidad para su hijo: “Voy a morir con la cabeza alta. Sólo te pido que quieras a todos y que no guardes rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Enrique, que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la cimentaron a mí. Hijo, hijo, hasta la eternidad”.

El valor simbólico y la memoria colectiva

Durante la dictadura, las cartas de estas jóvenes se convirtieron en un símbolo de resistencia y denuncia. A diferencia de otras misivas que se perdieron o fueron ocultadas por las familias para evitar represalias, las de las Trece Rosas adquirieron una dimensión pública y se convirtieron en objetos de culto y memoria en la lucha antifranquista. Hoy, representan la resistencia de quienes enfrentaron la barbarie del régimen y son un recordatorio del valor de la memoria histórica en España.

Ana López Gallego, una de las Trece Rosas

Las historias de las Trece Rosas permanecen como un símbolo de lucha y dignidad, y su memoria sigue siendo un recordatorio de la brutalidad de la dictadura y de la importancia de defender la justicia y los derechos humanos en cualquier época.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *