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El misterio de Clever Hans: ¿Caballo genio o ilusión científica? La lección oculta sobre comportamiento animal y percepción humana

Escrito por radioondapopular
agosto 8, 2025
El misterio de Clever Hans: ¿Caballo genio o ilusión científica? La lección oculta sobre comportamiento animal y percepción humana

La historia de Clever Hans y el efecto que reveló en la ciencia

A principios del siglo XX, en una casa de campo en Berlín, un fenómeno llamó la atención tanto del público como de la comunidad científica. Se trataba de Clever Hans, un caballo que, según su propietario, podía resolver problemas matemáticos complejos como sumas y multiplicaciones con sorprendente precisión. La fama de Hans se extendió rápidamente, inspirando canciones, juguetes y bebidas con su nombre. Sin embargo, detrás de su supuesto talento se escondía una lección mucho más profunda sobre la percepción y el comportamiento animal y humano.

El origen del fenómeno y las primeras impresiones

El dueño de Hans, Wilhelm von Osten, era un profesor retirado apasionado por la educación y la inteligencia. Creía firmemente en que los animales podían aprender y ser entrenados igual que las personas. Aseguraba haber enseñado a Hans a realizar operaciones matemáticas mediante un pizarrón y un ábaco. Durante sus demostraciones, von Osten hacía preguntas como “¿cuánto es 3 + 5?” y el caballo respondía golpeando su pezuña contra el suelo ocho veces. La audiencia quedaba maravillada, creyendo que estaban ante un animal con habilidades cognitivas extraordinarias.

El fenómeno de Clever Hans

Investigación y descubrimiento del verdadero motivo

El caso generó tanta expectación que, en 1907, la Junta de Educación alemana decidió investigar a fondo. Un grupo de expertos asistió a una demostración y concluyó que no existía ningún engaño intencionado por parte de von Osten. Sin embargo, los científicos sabían que las primeras observaciones no siempre revelan toda la verdad. Por ello, el psicólogo Carl Stumpf encargó a su discípulo, Oskar Pfungst, estudiar con mayor detalle el comportamiento del caballo.

Lo que descubrió Pfungst fue revelador: Hans solo respondía correctamente cuando la persona que hacía la pregunta conocía la respuesta. Cuando el interrogador desconocía la solución, el porcentaje de aciertos caía notablemente. Esto llevó a entender que el caballo no hacía cálculos, sino que reaccionaba a señales involuntarias del entorno, principalmente a cambios sutiles en el lenguaje corporal del interrogador.

El efecto Clever Hans y su impacto en la ciencia

El hallazgo llevó a definir lo que hoy conocemos como el efecto Clever Hans, un sesgo que muestra cómo los animales y, en ocasiones, los humanos, pueden responder a pistas no intencionadas durante un experimento. La historia se convirtió en una advertencia para los científicos sobre la importancia de controlar cuidadosamente las condiciones de sus estudios para evitar influencias involuntarias que distorsionen los resultados.

Así, aunque Hans no era un genio matemático, sí demostraba una extraordinaria sensibilidad para interpretar las señales de quienes lo rodeaban. Cuando von Osten conocía la respuesta, el caballo acertaba en el 89% de los casos; sin embargo, si su dueño desconocía la respuesta, la tasa de aciertos caía a solo un 6%. La historia de Clever Hans nos recuerda que la inteligencia puede manifestarse de formas sorprendentes y que la verdadera genialidad está en la capacidad de observar, interpretar y adaptarse a los demás, incluso sin quererlo.

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