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El escalofriante secreto de “El apestoso”: el hombre que ocultó en su vivienda los cadáveres de ocho mujeres asesinadas

Escrito por radioondapopular
agosto 12, 2025
El escalofriante secreto de “El apestoso”: el hombre que ocultó en su vivienda los cadáveres de ocho mujeres asesinadas

Kendall Francois: el monstruo que ocultaba un horror en Poughkeepsie

En 1998, la tranquila ciudad de Poughkeepsie, en el estado de Nueva York, vivió una pesadilla que marcaría su historia criminal. Durante meses, un olor nauseabundo invadió una vivienda en el norte del estado, sin que nadie supiera qué lo provocaba. La casa, habitada por Kendall Francois, un exmilitar de 27 años, escondía un oscuro secreto que solo fue descubierto tras la valentía de una sobreviviente y una exhaustiva investigación policial.

Francois, apodado “El Apestoso” por su fuerte olor corporal, parecía llevar una vida normal. Nació en 1971 en una familia afroamericana de origen haitiano y, en su juventud, destacó por su imponente físico, practicando lucha libre y fútbol americano. Tras su paso por el ejército, donde fue dado de baja por motivos médicos, regresó a su ciudad y trabajó como asistente escolar. Sin embargo, su comportamiento extraño y conductas inapropiadas con estudiantes generaron denuncias internas, aunque nunca se concretaron en cargos formales. Su olor nauseabundo y su carácter reservado lo convirtieron en un personaje incómodo en la comunidad.

La verdadera naturaleza de Francois salió a la luz en septiembre de 1998, cuando fue arrestado tras la denuncia de una mujer que logró escapar de su agresor. Diane Franco, una joven prostituta, relató que había sido atacada por un cliente llamado “El Apestoso”, quien la había estrangulado en su vivienda. Gracias a su testimonio y a la investigación, la policía allanó la casa y descubrió un escenario macabro: ocho cuerpos en diferentes estados de descomposición enterrados en la propiedad. En el sótano y en el ático, los forenses hallaron restos humanos, algunos casi esqueletizados y otros en proceso de licuefacción.

El análisis forense confirmó que las víctimas, en su mayoría mujeres vulnerables, habían sido asesinadas entre 1996 y 1998. Entre ellas se encontraba Audrey Pugliese, una mujer cuya desaparición no fue denunciada, pero que fue identificada en las excavaciones. La violencia de Francois, aunque en ese momento no etiquetada como feminicidio, evidenciaba un patrón de odio hacia las mujeres, muchas de ellas de tez blanca y cabello oscuro.

El proceso judicial fue breve pero contundente. Francois se declaró inocente inicialmente, enfrentando cargos por ocho asesinatos en primer y segundo grado, además de otros delitos. Sin embargo, en 2000, aceptó su culpabilidad para evitar la pena capital y fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Falleció en 2014 en la prisión, a los 43 años, debido a una enfermedad relacionada con el VIH que ya había sido diagnosticada durante su juicio.

Este caso revela la complejidad de un asesino en serie que, bajo una fachada de normalidad, ocultaba un horror indescriptible. La comunidad de Poughkeepsie quedó marcada por la presencia de un monstruo que, durante años, convivió en silencio con un secreto macabro en su propia casa.

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