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Rakhine en crisis: La Arakan Army avanza hacia el control total mientras la humanitarian se agrava

Escrito por radioondapopular
agosto 23, 2025
Rakhine en crisis: La Arakan Army avanza hacia el control total mientras la humanitarian se agrava

Rakhine en la encrucijada: avances de la Arakan Army y su impacto humanitario

La región de Rakhine, en el oeste de Myanmar, atraviesa un momento crucial. La Arakan Army (AA) se acerca a tomar el control total de esta estratégica zona fronteriza, un cambio que podría redefinir tanto el conflicto civil en Myanmar como las dinámicas regionales.

Mientras las fuerzas militares del país han recuperado territorios en otras áreas, la AA domina actualmente 14 de las 17 divisiones administrativas en Rakhine, una región ubicada en la costa del Golfo de Bengal que comparte frontera con Bangladesh.

El avance rebelde y sus objetivos estratégicos

Tras varias victorias contra las fuerzas del gobierno, la guerrilla ha prometido conquistar todo Rakhine, incluyendo su capital, Sittwe, así como proyectos portuarios clave en la India y en Kyaukphyu, que alberga oleoductos, gasoductos y un puerto profundo de gran interés para la Iniciativa Belt and Road de China.

Expertos consideran que la oportunidad para una ofensiva decisiva por parte de la AA está abierta, lo que podría alterar la estabilidad de la región y afectar intereses internacionales vinculados a la seguridad marítima y energética.

No obstante, su lucha por la autodeterminación se desarrolla en medio de una crisis humanitaria cada vez más aguda, agravada por reportes de abusos graves por parte del grupo insurgente contra la minoría musulmana Rohingya en Rakhine.

La crisis humanitaria y la inseguridad en Rakhine

La bloqueara de suministros por parte del ejército Myanmar ha intensificado la crisis, con la ONU estimando que más de dos millones de personas enfrentan riesgos de inanición. La Oficina de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) advirtió que más del 57% de las familias en el centro de Rakhine no pueden cubrir sus necesidades básicas, un incremento significativo respecto a diciembre pasado.

La ciudad de Sittwe, rodeada y ahora accesible únicamente por mar y aire, vive una escalada en los precios y en la desesperación. Se reportan casos de personas que recurren al suicidio, familias que dependen de la mendicidad, un aumento en el trabajo sexual y robos durante el día, debido al colapso del orden público.

Desde un avión, un residente describió el aumento de la violencia y el saqueo, señalando cómo los delincuentes entran en las viviendas a plena luz del día y se llevan incluso los muebles. Dentro de la ciudad, informes indican que la Arakan Liberation Army, vinculada al ejército, vigila las conversaciones locales y realiza redadas que incluyen inspecciones de tatuajes en busca de apoyo a la AA.

Un representante de la Liga de Arakan (ULA), brazo político de la AA, calificó a Sittwe como “un ejemplo claro” del control militar, señalando que las autoridades han tratado a Rakhine como un territorio ocupado durante décadas.

El aumento de la violencia y la movilización militar

A medida que la AA avanza, el gobierno de Myanmar ha intensificado los bombardeos aéreos, una estrategia que se ha extendido por todo el país desde que los militares tomaron el poder en 2021. La ULA reporta que entre finales de 2023 y mediados de 2025, los bombardeos aéreos han causado la muerte de 402 civiles en Rakhine, incluyendo 96 niños. Además, en lo que va de 2024, 26 civiles más han sido asesinados por artillería, minas o ejecuciones extrajudiciales.

Estas tácticas, calificadas como “terrorismo” por la ULA, no parecen ofrecer beneficios militares claros y solo profundizan el sufrimiento de la población civil. Paralelamente, ambos bandos han implementado campañas de reclutamiento forzado: la AA ha llamado a hombres de 18 a 45 años y mujeres de 18 a 25, mientras que el ejército ha incorporado aproximadamente 70,000 nuevos combatientes en 16 meses.

La violencia étnica en Rakhine, que alcanzó su punto máximo en 2017 con una brutal operación militar que desplazó a más de 730,000 Rohingya hacia Bangladesh, continúa dejando huellas profundas. La comunidad internacional sigue investigando posibles crímenes de genocidio en los tribunales, mientras que más de un millón de refugiados permanecen en campamentos en Bangladesh, con nuevas llegadas en los últimos meses.

Las acusaciones de abusos por parte de la AA contra los Rohingya en Rakhine, incluyendo un presunto masacre de 600 personas en el último año, son rechazadas por el grupo insurgente, que afirma que esas imágenes corresponden en realidad a soldados muertos en combate. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa y compleja, con actores armados que incluso han incorporado a miembros de la comunidad Rohingya en sus filas, en un cambio radical respecto a décadas de persecución.

El informe de la Comisión de Crisis Internacional (ICG) advierte que los grupos armados Rohingya están usando lenguaje religioso para movilizar a los refugiados en Bangladesh contra la AA, complicando aún más el panorama en esta región en crisis.

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