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Alarma global: expertos advierten que la caída de natalidad podría colapsar la civilización en 2084

Escrito por radioondapopular
septiembre 12, 2025
Alarma global: expertos advierten que la caída de natalidad podría colapsar la civilización en 2084

El debate sobre el crecimiento y la disminución de la población mundial

En 1968, el biólogo Paul Ehrlich publicó su libro “La bomba demográfica”, donde advertía que el rápido ritmo de reproducción humana agotaría pronto los recursos alimentarios, provocando la muerte de cientos de millones de personas por hambre. Ehrlich incluso consideró la posibilidad de utilizar transporte interestelar para gestionar el excedente poblacional y abogó por un control de natalidad estrictamente obligatorio si los métodos voluntarios fallaban.

A pesar de que la preocupación por la sobrepoblación sigue vigente en algunos sectores, en los países desarrollados cada vez más personas temen lo opuesto: una implosión demográfica. Empresarios como Elon Musk advierten que las bajas tasas de natalidad podrían acabar con la civilización tal como la conocemos. Aunque la población mundial continúa creciendo, la tasa de fertilidad —el promedio de hijos por mujer— ha caído drásticamente en varias regiones.

El descenso en las tasas de natalidad y sus proyecciones

Hoy en día, alrededor de dos tercios de la población mundial vive en países donde la tasa de fertilidad está por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer). Ciudades como Bogotá (0,91) y Tokio (0,99) ejemplifican esta tendencia. La ONU estima que la población global alcanzará un máximo de 10.300 millones en 2084, pero sus proyecciones enfrentan cuestionamientos. La suposición de que las tasas de fertilidad se estabilizarán o aumentarán en países con tasas bajas, y que disminuirán en aquellos con tasas altas, puede ser demasiado optimista.

Si estas tendencias continúan, la población mundial podría empezar a disminuir desde mediados del siglo XXI. Algunos pronósticos sugieren que, si las tasas de fertilidad en países con baja natalidad dejan de disminuir o se recuperan, la población podría alcanzar su pico en 2065 con aproximadamente 9.600 millones, y posteriormente descender a 8.900 millones en 2100. Sin embargo, si las tasas continúan bajando sin cambios significativos, la reducción será mucho más rápida y notable.

Consecuencias sociales y económicas de la disminución poblacional

Una menor población traerá consigo importantes desafíos económicos y sociales. La reducción en el número de personas significa menos cerebros y menos fuerza laboral, lo que podría ralentizar la innovación y la productividad. La división del trabajo y la especialización se verían afectadas, dificultando, por ejemplo, la disponibilidad de bienes y servicios especializados en comunidades pequeñas.

Además, una rápida contracción poblacional podría generar problemas en las finanzas públicas, ya que las deudas y los gastos sociales recaerían en menos contribuyentes, en su mayoría envejecidos. Aunque las grandes ciudades podrían mantenerse, los pueblos pequeños podrían vaciarse, cerrando escuelas y servicios básicos, lo que agravaría la desigualdad territorial.

Factores culturales, políticos y el futuro

Otra preocupación importante está vinculada a las diferencias culturales y nacionales. Las tasas de natalidad varían mucho entre países y grupos sociales, lo que alimenta temores de un futuro en el que algunas comunidades se reduzcan peligrosamente, mientras que otras crezcan en exceso. Este escenario ha llevado a algunos líderes populistas a promover políticas para incentivar la natalidad, prometiendo beneficios o incluso presentándose como defensores de la “fertilidad” nacional.

Las predicciones demográficas combinan certezas —como la llegada a cierta edad de las generaciones actuales— con incertidumbres, como las decisiones reproductivas de los jóvenes. Aunque el descenso de la población puede parecer acelerado, en sus etapas iniciales será posible gestionar el cambio. Además, avances tecnológicos como la inteligencia artificial y la extensión de la esperanza de vida saludable ofrecen motivos para mantener un cierto optimismo respecto al impacto de estas tendencias.

En conclusión, si bien el panorama presenta desafíos significativos, también existen oportunidades para adaptarse y aprovechar las innovaciones que puedan aliviar los efectos de una población en declive.

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