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Alerta naranja y amarilla en la península: el regreso de temperaturas extremas y su impacto en la salud

Escrito por radioondapopular
agosto 5, 2025
Alerta naranja y amarilla en la península: el regreso de temperaturas extremas y su impacto en la salud

Las temperaturas extremas y su impacto en la salud en Europa

Las olas de calor ya no son solo una molestia estacional; se han convertido en una amenaza sanitaria que, año tras año, causa un número creciente de víctimas en Europa. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado alertas de nivel naranja y amarillo en la península, ante la llegada de temperaturas extremadamente altas. Un ejemplo reciente es la muerte de un hombre de 85 años en Badajoz, víctima de la ola de calor que azota la región. Este fenómeno tiene un impacto tangible en la salud pública y plantea desafíos para los sistemas sanitarios.

Según un estudio publicado en la revista *Nature*, en el verano de 2022 se registraron aproximadamente 61,672 muertes relacionadas con el calor en Europa. Aunque la mortalidad varía entre países, la tendencia indica un incremento en los episodios de altas temperaturas, exacerbados por el cambio climático. La elevación en las temperaturas máximas diarias en España, por ejemplo, promedia 0,41 °C por década, lo que genera un aumento en el número de olas de calor y, por consiguiente, en las muertes asociadas, que se estiman en cuatro olas adicionales por década.

## La mortalidad vinculada al calor

Aunque la imagen más común de las muertes por calor es la de golpes de calor, en realidad, solo el 2 % de los fallecimientos directos se deben a esta causa. La mayoría de las muertes están relacionadas con el agravamiento de patologías preexistentes, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales o neurológicas. El calor también complica el embarazo y puede provocar ingresos hospitalarios o decesos en personas vulnerables.

Para monitorear esta situación, el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III utiliza el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo). Entre el 16 de mayo y el 13 de julio de 2025, se activaron 76 alertas de nivel rojo por calor extremo en España, frente a ninguna en el mismo período del año anterior. Durante ese período, se registraron 1.180 muertes relacionadas con olas de calor, en comparación con las 114 del año anterior, evidenciando un aumento alarmante en la mortalidad vinculada a estos eventos.

## Factores de vulnerabilidad y adaptación

La vulnerabilidad ante el calor no es igual para todos. Las personas con enfermedades previas, especialmente los mayores que viven solos, están en mayor riesgo. Otros factores de riesgo incluyen trabajos al aire libre en condiciones calurosas, mujeres embarazadas, personas con dependencia de alcohol o drogas, y personas con discapacidad. La geografía también influye: quienes habitan en zonas acostumbradas a temperaturas altas suelen estar mejor adaptados y disponen de viviendas con mejores condiciones para soportar el calor.

Expertos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) coinciden en que la adaptación de las viviendas y los hábitos de vida en regiones calurosas ayuda a reducir la vulnerabilidad. Sin embargo, en áreas donde las altas temperaturas son inusuales, la población es mucho más vulnerable a los efectos del calor extremo.

Una mujer se abanica por el calor

El desafío del cambio climático

El aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor está directamente vinculado al cambio climático. La tendencia indica que, sin medidas efectivas de mitigación y adaptación, esta situación solo empeorará. La sociedad debe actuar para proteger a los grupos más vulnerables y reforzar los sistemas sanitarios, que enfrentan el desafío de atender a un mayor número de pacientes afectados por el calor extremo.

Este escenario plantea la necesidad de implementar políticas públicas que promuevan viviendas más eficientes, campañas de concienciación y protocolos de emergencia que puedan responder rápidamente ante picos de temperaturas. Solo así será posible reducir el impacto de las olas de calor en la salud pública y evitar que esta tendencia siga en aumento en los próximos años.

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