COP30 en Brasil termina sin plan para eliminar combustibles fósiles en medio de divisiones globales

La COP30 finaliza sin compromisos firmes para abandonar los combustibles fósiles

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), celebrada en Belém, Brasil, concluyó con un acuerdo que, pese a ser aprobado por consenso, no incluye una hoja de ruta clara para dejar atrás los combustibles fósiles. La decisión se tomó tras intensas negociaciones y presiones de más de 80 países, en medio de profundas divisiones entre las naciones productoras de petróleo y aquellas que abogan por mayores ambiciones en la lucha contra el cambio climático.

El documento final, presentado por la presidencia brasileña, evita establecer un calendario específico para reducir el uso de gas, petróleo y carbón. En cambio, llama a acelerar la acción climática de manera voluntaria y mantiene los compromisos de financiamiento acordados en la COP29 de Bakú. Se establece la meta de que los países desarrollados aporten 300 mil millones de dólares anualmente a las naciones en desarrollo, con la intención de incrementar esa cifra a 1,3 billones de dólares para 2035, combinando fondos públicos y privados.

Propuestas y controversias en la cumbre

El acuerdo también menciona la propuesta de la hoja de ruta Bakú-Belém, que sugiere nuevas formas de financiamiento, como gravámenes sobre el lujo, la tecnología y el material bélico. Sin embargo, estas ideas no implican obligaciones concretas para los países. Además, reafirma el compromiso con el Acuerdo de París y su objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, aunque reconoce que este objetivo se vuelve cada vez más difícil de alcanzar. Entre las recomendaciones destaca la conservación y restauración de ecosistemas, así como la detención y reversión de la deforestación para 2030.

La resistencia de países productores de petróleo, como Rusia, India y Arabia Saudita, fue crucial para bloquear referencias explícitas a una salida progresiva de los combustibles fósiles. La ministra francesa de Transición Ecológica, Monique Barbut, resumió la situación afirmando: “¿Quiénes bloquean? Todos los conocemos. Son los países productores de petróleo, por supuesto, además de otros países emergentes”.

Reacciones internacionales y el papel del liderazgo brasileño

Por otro lado, más de 80 países, incluyendo Colombia, Francia, España, Holanda y Kenia, defendieron la necesidad de un plan claro para abandonar los fósiles. El comisario europeo para el Clima, Wopke Hoekstra, expresó su decepción, diciendo que esperaba mayor ambición. Mientras tanto, Francia calificó el acuerdo de “planito”, y otros países lamentaron que no se hayan logrado avances sustanciales respecto a la COP28 en Dubái, donde se acordó por primera vez una salida progresiva del gas, petróleo y carbón.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió el resultado de la cumbre, destacando el valor del multilateralismo y la ciencia. Desde la cumbre del G20 en Johannesburgo, afirmó que “la ciencia prevaleció y el multilateralismo ganó”. Lula había generado altas expectativas al inicio de la COP30 al proponer una hoja de ruta para la salida de los combustibles fósiles, lo que reactivó el debate entre los países más comprometidos con metas climáticas ambiciosas.

Visión de China y los aspectos financieros

El jefe negociador chino, Li Gao, consideró que el acuerdo fue “un éxito en una situación difícil” y resaltó que “demuestra la voluntad de la comunidad internacional de mostrar solidaridad y realizar esfuerzos conjuntos”. En cuanto a financiamiento, el acuerdo mantiene los compromisos previos y solicita triplicar los fondos públicos destinados a la lucha climática, una de las principales demandas de los países en desarrollo.

Asimismo, el texto subraya la importancia de evitar que las medidas climáticas se conviertan en barreras comerciales injustificadas y reconoce la necesidad de cooperación internacional para alcanzar los objetivos globales. Aunque el consenso fue alcanzado, la falta de compromisos más ambiciosos refleja las dificultades para avanzar en una agenda común en medio de intereses económicos contrapuestos.