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Crisis económica en Cuba impulsa aumento de pobreza en La Habana

Escrito por radioondapopular
julio 24, 2025
Crisis económica en Cuba impulsa aumento de pobreza en La Habana

La crisis económica en Cuba agrava la pobreza y la indigencia en La Habana

Yamil Lage/AFP

La situación de pobreza en Cuba se ha intensificado en los últimos años, evidenciada por el incremento en el número de personas que sobreviven en condiciones precarias en las calles de La Habana. William Abel, un hombre de 62 años que duerme en la calle desde que su vivienda fue destruida en las afueras de la capital, muestra con resignación una bolsa de plástico que contiene su escasa comida: arroz con verduras y un hueso de pollo, rodeado de moscas que disputan su escaso alimento. Sin dientes y con dificultades para hablar, cuenta que lleva dos años buscando qué comer en la basura. Sufre de artritis, hipertensión y problemas hepáticos y admite que solía consumir alcohol en exceso.

Este tipo de testimonios reflejan la creciente incertidumbre alimentaria y la falta de apoyo del Estado en medio de una crisis que no muestra signos de remitir. Aunque la mendicidad siempre existió en Cuba, las cifras recientes indican un aumento alarmante. En julio pasado, la renuncia de la ministra del Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, generó controversia al afirmar que en el país no hay mendigos, sino personas “disfrazadas” de mendigos, y criticar a los limpiaparabrisas callejeros por buscar “la vida fácil”. Sus declaraciones provocaron indignación y evidencian la desconexión entre el discurso oficial y la realidad en las calles.

El deterioro económico, que tiene raíces en un sistema centralizado fracasado, una reforma monetaria fallida y el endurecimiento de las sanciones estadounidenses, ha afectado severamente los programas sociales que históricamente ayudaron a reducir la pobreza en la isla. La escasez de divisas y el aumento en los costos de alimentos, que han subido un 470% entre 2018 y 2023, han empujado a muchos cubanos a la indigencia, una realidad que antes era invisible en la narrativa oficial.

Personas como Juan de La Cruz, de 63 años, ejemplifican esta crisis. Hace dos semanas, comenzó a mendigar en las calles de La Habana, tras perder su pierna por complicaciones de diabetes. Con una pensión mensual de menos de tres dólares, no puede permitirse comprar alimentos básicos y rechaza las comidas ofrecidas en los comedores comunitarios, calificándolas de “malas”. Sin familia y viviendo en un pequeño apartamento vacío, su situación refleja cómo muchos cubanos ahora enfrentan la pobreza con recursos mínimos.

En La Habana, el gobierno evita usar términos como “pobreza” y prefiere llamar a estas personas “vulnerables” o “deambulantes”. Sin embargo, las calles muestran otra realidad: adultos mayores, enfermos y desolados que buscan sobrevivir de cualquier forma. Se estima que cerca de 189,000 familias y 350,000 personas solas en la isla reciben asistencia social, pero no existen datos oficiales que detallen la magnitud del problema. La falta de estadísticas confiables dificulta entender el alcance real de la pobreza en Cuba.

El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció la existencia del problema y calificó a los mendigos como “expresiones de las desigualdades sociales” que enfrenta el país. El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, admitió la existencia de un “problema real”. La imagen de ancianos durmiendo en portales y buscando restos de comida en la basura se ha convertido en una postal cotidiana en La Habana, donde la desigualdad se hace evidente incluso en medio de la opulencia visible, como los hoteles de lujo que contrastan con las calles en pobreza.

Expertos independientes estiman que cerca del 45% de la población cubana vive en pobreza de ingresos y que aproximadamente el 9% de los niños sufren de pobreza alimentaria, según datos de UNICEF. Personas como Arnaldo Victores, un ex fisioterapeuta ciego de 65 años que duerme en un garaje de motos sobre bolsas de plástico, ilustran cómo la crisis ha destruido las expectativas y el bienestar de muchas familias.

La paradoja de un país que proclamaba no tener mendigos y que hoy exhibe en sus calles una realidad dura y cruda evidencia el impacto profundo de una crisis que, si bien tiene raíces económicas y políticas, también refleja un deterioro en la cohesión social y en la protección de los más vulnerables. Sin cifras oficiales y con un panorama cada vez más complicado, Cuba enfrenta un desafío urgente para atender las necesidades de quienes han sido dejados en el olvido.

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