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Descubre la Isla de Flores: el faro centenario y sus secretos olvidados en el corazón del Río de la Plata

Escrito por radioondapopular
agosto 2, 2025
Descubre la Isla de Flores: el faro centenario y sus secretos olvidados en el corazón del Río de la Plata

La Isla de Flores: un tesoro histórico y natural en el Río de la Plata

A 21 kilómetros al sudeste de Punta Carretas, en el corazón del Río de la Plata, se ubica la Isla de Flores, un pequeño archipiélago uruguayo que abarca 31 hectáreas. Compuesta por tres islotes que se separan en pleamar, esta isla ha sido testigo de numerosos episodios históricos y culturales en Uruguay. Desde su descubrimiento en el siglo XVI, ha cumplido funciones como lazareto, cárcel, refugio y punto estratégico para navegantes.

Un pasado cargado de historias y vestigios

El faro de 1828, aún en pie, y las ruinas de un hotel-hospital que albergó a miles de inmigrantes europeos en los siglos XIX y XX, son testimonios de su pasado. La isla, hoy casi desconocida, permanece oculta en la memoria colectiva y no ha sido explotada turísticamente. ¿Por qué esta joya permanece en las sombras? Su geografía, historia y el interés de expertos en desentrañar sus secretos ofrecen una mirada fascinante a este rincón olvidado.

La isla es austera y
La isla, austera pero encantadora, alberga más de 30 especies de aves.

Características geográficas y biodiversidad

Ubicada en el estuario del Río de la Plata, entre la rambla de Montevideo y el Banco Inglés, la Isla de Flores se extiende por unos 2 kilómetros de largo y hasta 500 metros en su sección más rocosa. La influencia de las mareas crea un paisaje cambiante: en pleamar, los islotes se dividen, mientras que en bajamar, dos de ellos se unen formando un escenario que cautiva a quienes la visitan.

Su posición estratégica, en medio de rutas marítimas y cerca de Montevideo, la convirtió en un punto clave para la navegación y el control sanitario. La vegetación predominante está compuesta por juncos, tunas, tamarices y ricinos, en contraste con las ruinas de piedra y las estructuras oxidadas del antiguo lazareto. Desde el faro, en el extremo oriental, se observa un camino rocoso que conduce a los restos del hospital y al cementerio en ruinas.

Un refugio de biodiversidad y protección ambiental

El archipiélago es hogar de más de 30 especies de aves, incluyendo gaviotas, garzas y zorzales, además de conejos, ratas de agua, reptiles e invertebrados. Destaca una población silvestre de zapallos, considerada una reserva genética única. La declaración como Parque Nacional en 2018 ha protegido esta biodiversidad, pero también ha restringido el acceso, haciendo que la isla sea uno de los destinos menos visitados del país.

Este ecosistema insular cuenta con características únicas que la diferencian de otras áreas protegidas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Su valor geológico y su historia la convierten en candidata a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconocimiento que resaltaría su valor universal excepcional.

Sus orígenes y disputas coloniales

Se atribuye tradicionalmente a Juan Díaz de Solís el avistamiento y nombramiento de la isla en 1516, en honor a la Pascua Florida. Sin embargo, investigaciones sugieren que navegantes portugueses, como Esteban Froes en 1512, pudieron haberla visitado antes. La disputa por la posesión del estuario entre España y Portugal en esa época se refleja en estas controversias históricas.

En 1527, Sebastián Gaboto confirma su descubrimiento durante la Pascua Florida y le da su nombre actual. La isla también fue conocida como Isla de los Pájaros o Isla de las Piedras, por su abundancia de fauna aviar y su relieve rocoso. A lo largo de los siglos, sirvió como refugio ocasional para marineros y pescadores, y en 1811 fue descrita por el estadounidense George Pegler como “Seal Island” por la presencia de lobos marinos.

En definitiva, la Isla de Flores es un enclave con un pasado multifacético, que combina historia, biodiversidad y geología. Aunque aún no recibe la atención que merece, su potencial como patrimonio natural y cultural la posiciona como un destino con un valor excepcional para Uruguay y el mundo.

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