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Descubren que el hongo mortal de las momias podría convertirse en un innovador tratamiento contra la leucemia

Escrito por radioondapopular
julio 31, 2025
Descubren que el hongo mortal de las momias podría convertirse en un innovador tratamiento contra la leucemia





El hongo Aspergillus flavus, de la maldición a la esperanza terapéutica contra la leucemia

De la leyenda de la maldición a la medicina moderna

El hongo Aspergillus flavus, conocido por su papel en muertes misteriosas y por haber alimentado la leyenda de la «maldición de las momias», podría tener un impacto revolucionario en la lucha contra la leucemia. Un reciente estudio publicado en la revista Nature Chemical Biology revela que compuestos específicos extraídos de este microorganismo tóxico muestran propiedades prometedoras contra células cancerosas, abriendo la puerta a posibles nuevas terapias. Este hallazgo representa un giro interesante, ya que un microorganismo que históricamente se vinculó con tragedias podría convertirse en un aliado en la medicina.

Historia y peligros del Aspergillus flavus

Las sospechas sobre el potencial letal de Aspergillus flavus surgieron en la década de 1920, durante las excavaciones de la tumba del faraón Tutankamón. Varios miembros del equipo arqueológico murieron en circunstancias inexplicables, lo que alimentó los rumores de una maldición. La evidencia científica posterior identificó a este hongo como la causa de esas muertes, debido a sus esporas tóxicas que pueden producir infecciones pulmonares graves. La tragedia no fue exclusiva del Egipto antiguo; en la década de 1970, un patrón similar ocurrió en Polonia, donde diez científicos fallecieron tras ingresar a la tumba del rey Casimir IV.

La cadena de fallecimientos en el equipo polaco
La serie de muertes en un equipo arqueológico polaco reavivó el debate sobre los riesgos biológicos en monumentos históricos (Wikipedia/Biblioteka Narodowa)

De microorganismo letal a potencial medicina

La idea de que un microorganismo que en su momento fue considerado peligroso pudiera convertirse en un recurso terapéutico no es nueva. La historia de la farmacología está marcada por ejemplos como la penicilina, derivada del hongo Penicillium, que revolucionó el tratamiento de infecciones bacterianas. En este contexto, los investigadores actuales han descubierto que dentro de Aspergillus flavus existen compuestos llamados péptidos sintetizados ribosomalmente y modificados post-traduccionalmente (RiPPs), capaces de atacar células de leucemia.

Avances en la investigación y posibles aplicaciones

Tras aislar y purificar cuatro de estos RiPPs, los científicos observaron que formaban una estructura de anillos entrelazados, a las que denominaron asperigimycins. Según explica José Larios, hematólogo del Barbara Ann Karmanos Cancer Institute en Detroit, estos péptidos son «mini proteínas» compuestas por aminoácidos unidos por enlaces químicos que interfieren en procesos celulares específicos. Cuando se añadieron lípidos a una variante de estos compuestos, demostraron tener una eficacia comparable a medicamentos aprobados por la FDA, como la citarabina y la daunorrubicina, utilizados en tratamientos de leucemia.

Estructura molecular de las asperigimycins
Las asperigimycins presentan una arquitectura de anillos enlazados única en compuestos de hongos patógenos (Bella Ciervo)

Impacto en la lucha contra el cáncer

El mecanismo de acción de estas moléculas se basa en bloquear la formación de microtúbulos, estructuras esenciales para la división celular. Como explicó Sherry Gao, autora principal del estudio, estos compuestos interrumpen un paso crucial en la reproducción de las células cancerosas: la segregación de cromosomas durante la mitosis. Este proceso defectuoso conduce a la muerte celular, un efecto deseado en el tratamiento de cánceres como la leucemia.

Este descubrimiento no solo representa un avance en la búsqueda de nuevos fármacos, sino que también demuestra cómo los microorganismos considerados peligrosos pueden albergar potenciales soluciones médicas. La investigación continúa, pero los resultados iniciales abren una vía prometedora para desarrollar tratamientos más efectivos y específicos contra diferentes tipos de cáncer hematológico.


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