RCR, 05 de junio de 2020.– El padre Adrián Ochoa Mendoza, fundador de la casa reposo “Martín Fulgencio Elorza Legaristi” de la provincia de Rioja, en la zona del Alto Mayo, región San Martín, manifestó que desde hace 18 años el asilo acoge a ancianos en abandono total, indigentes y personas con cáncer en fase terminal de la región. Precisó que la obra de bien social subsiste gracias a Dios y a las donaciones voluntarias que llegan a la parroquia San Felipe de Soritor y a través de una cuenta de Facebook que está a su nombre.
“Las donaciones llegan por medio de nuestros amigos. Los gastos son principalmente en pañales. En estos tiempos de pandemia los apoyos han bajado. También estamos con el día a día como cualquier familia, pero tenemos que mantener 65 personas todos los días. Tenemos una página de la parroquia San Felipe de Soritor y ahí podrían comunicarse conmigo. También tenemos una cuenta de Facebook que está a nombre mío Adrián Ochoa Mendoza y del asilo”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
El padre Adrián contó que el asilo nació un 12 de mayo de 2002 para acoger a mucha gente que necesitaba de apoyo. “Mis compañeros y amigos me decían que era una cosa loca, porque no había fondos y no teníamos el lugar. Gracias a Dios, una fiel amiga cristiana me cedió una chacra y ahí nacimos con los primeros cuatro pacientes. Los que trabajaban eran voluntarios y al mes teníamos 10 y a los dos meses teníamos 15 e íbamos creciendo”, dijo.
“Lo admirable es que cuando iniciamos teníamos una olla, cinco platos, una ollita y una tetera y las cinco camas para los pacientes. Tenemos 18 años trabajando en el asilo ayudando, solo trabajamos con personas en abandono total, con indigentes y con personas con cáncer en fase terminal. Los pacientes no tienen DNI, no gozan de Pensión 65 y tampoco les ha salido ningún. Es un trabajo de fe, de confiar en el Señor y especialmente en la Providencia”, indicó.
Señaló que Moyobamba (ciudad cercana a Rioja) no hay grandes empresas que podrían apoyar al asilo. “Nosotros no contamos con eso, nosotros no somos una ONG ni una fundación, para tener a los ancianos, pero nosotros igual estamos sirviendo. Ahora con este tiempo que estamos viviendo en esta pandemia, la gente nos llama y nos busca, que acá hay a un viejito abandonado, si el fiscal de Familia nos da autorización, nosotros lo traemos a vivir acá. Así vivimos y trabajamos solamente experimentando la misericordia de Dios, la ayuda de Dios que no nos abandona”, comentó.
“El padre Adrián no es un español blanco ni alto, soy una persona natural de Moyobamba, con padres que vivían en Moyobamba, y trabajo y vivo en la selva. Estamos trabajando y lo hacemos con gusto porque podemos experimentar el amor y la misericordia de Dios, y también hay gente misericordiosa que comparten sus bienes, nos hacen llegar dinero y víveres. Nosotros vivimos con el producto de la chacra”, manifestó.
Expresó que su preocupación aflora cada fin de mes cuando tiene que pagar sueldos a personal que trabaja en el asilo. “El 25 de cada mes tengo que tener S/. 6,000 en el bolsillo, porque tengo que pagar al personal, pero igual lo tomo con gracia porque el Señor sabe en qué momento me tiene que proveer y así vamos viviendo”, indicó.
“Tenemos otra casa que es de salud mental y aquí tenemos 20 pacientes, de los cuales 12 son los que hemos recogido de la calle y no sabemos cómo se llaman ni qué edad tienen, porque no te dan razón. Los otros 8 son de familias que los han internado en nuestra casa. Tenemos un médico y una psicoterapeuta que trabajan voluntariamente y vienen cada 15 días de Chiclayo. Tenemos 8 años en la casa de salud mental y 18 años con la casa de asilo y reposo”, subrayó.
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