¿LOS ZOOLÓGICOS DEBEN DESAPARECER?

Escribe: Adriana Bells – España

Lo cierto es que el debate está encendido. Se pueden decir muchas cosas a favor de la existencia de los zoológicos y son muchos los que inciden en estos detalles para defender estas instituciones.

Sin embargo, puede que los argumentos en contra superen con mucho a los positivos y esto se convierte en una razón muy potente para encender un debate que se sostiene sobre el beneficio económico de algunos frente a la necesidad de respeto y bienestar de los animales.

Razones a favor

Los zoológicos se definen como instituciones de conservación y protección animal cuyo fin es el estudio de las especies y la lucha contra su extinción. Se trata, por tanto, de una razón de ser que los hace casi imprescindibles.

Al mismo tiempo, el contacto directo con especies salvajes por parte de la población le ofrece un conocimiento real de estos animales y le permite acceder a una formación completa en este sentido. El conocimiento es, sin duda alguna, el primer paso para el interés y el respeto, por tanto, la labor pedagógica de un zoológico se alza en favor de la conservación animal desde el punto de vista educativo. Solo las personas que conocen y admiran las distintas especies contenidas en un zoológico serán capaces de tener cierta empatía hacia sus problemas y decidirán respetar su vida.

Razones en contra

Lo cierto es que legislar para lograr que los zoológicos sean centros de estudio y conservación es mucho más sencillo que controlar la verdadera actividad o el interés de las instituciones. En realidad, la gran mayoría de estos centros son entidades de carácter privado cuyo fin último es lucrarse. Por esta razón, cuando la gestión tiene fallos, los animales lo pagan con creces. Si existen pérdidas, serán los animales los que sufran recortes de asistencia o bienestar.

De igual modo, en muchos casos, el ánimo de lucro pasa muy por encima del respeto a las especies que se guardan en el zoo y estos animales son explotados, domesticados o maltratados de diversas formas con el fin de lograr un mayor interés del público.

También el argumento de la labor pedagógica se pone en cuestión de manera evidente al convertirse el zoológico en un circo de explotación animal. Las personas que acuden a estos espectáculos se maravillan de las capacidades animales en muchos casos pero están conociendo una realidad que no se asemeja a la vida que deberían llevar las distintas especies en su hábitat natural. La enseñanza se levanta sobre falsos pilares que no aportan conocimiento real.

Buscando una mayor afluencia de público, los zoológicos caen en la tentación de buscar cada vez más especies, compiten entre ellos para tener mayor diversidad o conseguir el animal más exótico. Esto contrasta de forma determinante con el presunto interés por conservar, rehabilitar y reintroducir animales en peligro. El zoológico quiere exponer animales sanos durante el mayor tiempo posible, de lo contrario, un animal con necesidad de atención constante y tranquilidad para su recuperación no generará los beneficios esperados.

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