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El asesino de bolsas de basura: El oscuro pasado violento y social que reveló su espeluznante historia en California

Escrito por radioondapopular
septiembre 17, 2025
El asesino de bolsas de basura: El oscuro pasado violento y social que reveló su espeluznante historia en California

El oscuro pasado de Patrick Kearney: un asesino en serie que ocultó su doble vida durante años

Durante más de 15 años, Patrick Kearney pasó desapercibido para la comunidad. Era el vecino ideal: un ingeniero mecánico respetable, cortés y con apariencia frágil. Sin embargo, en su interior ocultaba una historia criminal que lo convertiría en uno de los asesinos en serie más peligrosos de Estados Unidos.

Los crímenes y la firma del asesino

Entre 1962 y 1977, más de 40 jóvenes desaparecieron en el sur de California. Sus cuerpos, encontrados en bolsas de basura junto a la autopista, revelaban una metodología fría y meticulosa. La policía los hallaba en lugares aislados y con un patrón inconfundible, lo que llevó a acuñar el apodo de “el asesino de las bolsas de basura”, según informó Los Angeles Times. La precisión con la que actuaba Kearney evidenciaba su formación como ingeniero, pero también su lado más oscuro y violento.

Orígenes marcados por la violencia y el aislamiento

El nacimiento de Kearney en Texas en 1939 estuvo marcado por experiencias traumáticas. Creció en una granja con un padre severo que le enseñó desde pequeño a sacrificar animales de manera rápida y “humana”. La crueldad no se limitaba al entorno rural; en la escuela, fue víctima de humillaciones y agresiones por ser introvertido y físicamente pequeño, lo que generó un resentimiento profundo en él. La violencia familiar también fue una constante, creando un ambiente donde la emocionalidad quedó severamente dañada, como relataron fuentes del New York Times.

Una vida doble en California y su método de asesinato

Al trasladarse a California, Kearney logró integrarse en el mundo laboral como ingeniero mecánico, respetado en su entorno profesional. Pero, en secreto, recorría bares y rutas en busca de víctimas vulnerables en ciudades como Los Ángeles, Orange y San Diego. Seleccionaba a sus víctimas con precisión, muchas veces basándose en quienes le recordaban a sus antiguos abusadores escolares, según detallan informes de Los Angeles Times.

Su método para acabar con ellos era eficiente y sin emociones aparentes. Abordaba a sus víctimas en la calle y, en el interior del coche, les disparaba con una pistola calibre 22 detrás de la oreja, técnica aprendida en su infancia. Tras el crimen, trasladaba el cuerpo a un lugar aislado, donde lo desnudaba, violaba y desmembraba con herramientas que adquiría en ferreterías. Los restos, cuidadosamente colocados en bolsas de basura, eran arrojados en las carreteras cercanas, una evidencia que complicó la identificación de las víctimas y que mantuvo en vilo a las autoridades durante años.

El desafío policial y la identidad del asesino

La aparición frecuente de bolsas negras con restos humanos generó una alarma sin precedentes en la Costa Oeste. La policía de Los Ángeles y otras jurisdicciones intentaron encontrar un patrón más allá de las bolsas, pero durante mucho tiempo, la identidad del criminal permaneció en las sombras. La firma del asesino, sin embargo, fue la constante presencia de las bolsas, lo que llevó a los medios a llamarlo “el asesino de las bolsas de basura”, según publicó The Guardian.

Kearney demostró gran astucia para evitar ser capturado. Tras uno de sus primeros crímenes, cuando casi fue descubierto por regresar al mismo barrio, diversificó sus rutas y amplió su alcance geográfico. Su doble vida, oculta bajo una fachada de profesional respetable, le permitió continuar con sus crímenes durante años, dejando una estela de terror en California y desafiando a las autoridades que nunca lograron capturarlo en ese momento.

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