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¡Escándalo! Francia condena con furia a Ucrania, pero oculta su complicidad en el genocidio de Gaza: ¿Racismo y colonialismo en el corazón de Europa?

Escrito por radioondapopular
septiembre 3, 2025
¡Escándalo! Francia condena con furia a Ucrania, pero oculta su complicidad en el genocidio de Gaza: ¿Racismo y colonialismo en el corazón de Europa?





Reflexiones desde París sobre la solidaridad y el silencio internacional

Desde París: una mirada personal sobre el doble estándar en la solidaridad internacional

Escribo estas líneas desde París, una ciudad teñida de azul y amarillo, donde las banderas ucranianas ondean en las fachadas francesas como símbolos de apoyo. Hace pocas semanas llegué a esta ciudad como sobreviviente del genocidio en Gaza, dejando atrás un país en llamas. Fui evacuado por el gobierno francés, en calidad de estudiante admitido en una universidad local.

Lo que más me impactó al llegar a París, conocida como la ciudad de la libertad, fue su gestión del duelo: un luto cuidadosamente preparado, una empatía sancionada y un silencio decorado. Francia expresa su dolor por Ucrania con intensidad, pero en el caso de Gaza, el llanto parece ser susurrado, casi oculto. La bandera palestina no se exhibe públicamente, se mantiene en secreto, temerosa y criminalizada. Solo en graffitis esquivos aparece una declaración de solidaridad, como un secreto a voces.

El legado colonial y la doble moral de las potencias occidentales

¿Debería sorprendernos? Francia fue un imperio colonial que nunca se deshizo por completo, solo cambió de rostro. Desde Argelia hasta Vietnam y Siria, las manos francesas están marcadas con la sangre de quienes resistieron su dominio. Cuando en el siglo XX apoyó el movimiento sionista, entrenó a oficiales israelíes y ayudó a militarizar un estado colonial en tierras ajenas, no fue por ignorancia, sino por afinidad con otro proyecto colonial, una solidaridad blanca que aún permea su política exterior.

El respaldo de Francia a Ucrania en su invasión rusa fue casi instantáneo: abrió fronteras, lloró en televisión, canceló eventos y sancionó a Rusia. La razón, insisten, es que Ucrania es blanca. Sin embargo, cuando Israel destruye barrios enteros en Gaza, bombardea hospitales, priva de agua y comida a la población civil, y utiliza armas prohibidas, la respuesta de París es de vacilación y justificación. Se culpa a Hamas, se busca un “contexto” y se suministran armas a Israel sin cuestionamiento.

La realidad en Gaza: un genocidio silenciado

Lo que sucede en Gaza no es un simple conflicto, sino un genocidio en marcha. Las cifras oficiales indican que más de 63,000 palestinos han sido asesinados desde octubre de 2023, pero las estimaciones científicas elevan esa cifra a cientos de miles. La mayoría son mujeres y niños. La población apenas sobrevive, con un solo alimento al día, en condiciones extremas, mientras decenas de civiles mueren intentando acceder a ayuda humanitaria. En pocos meses, cerca de 340 niños y adultos han fallecido por inanición.

Los hospitales en el norte han sido destruidos, y en ellos niños son amputados sin anestesia. Personas con enfermedades crónicas mueren en masa por falta de medicinas y atención. Los camiones de ayuda están bloqueados, plantas de desalinización bombardeadas y más de dos millones de personas desplazadas. A pesar de ello, el silencio internacional persiste, y las voces que denuncian delitos de guerra son silenciadas o ignoradas.

Una hipocresía que se repite y la lucha por la justicia

Expertos de Naciones Unidas, organizaciones internacionales de derechos humanos y académicos han afirmado que esta guerra viola todas las líneas rojas del derecho internacional. Sin embargo, en Francia, se nos pide que bajemos la voz, que no gritemos “Liberen a Palestina”, bajo el riesgo de ser acusados de antisemitismo. Mientras tanto, la solidaridad con Ucrania se expresa con orgullo, y la justificación del colonialismo israelí se presenta como una postura neutral.

Gaza no tiene ejército ni armas nucleares; su resistencia es fruto de décadas de ocupación, bloqueo y abandono. Hamas no es un estado militar, sino una respuesta a la opresión. Mientras Europa condena a Hamas, evita criticar la ocupación que la engendró, borrando nuestro derecho a resistir y celebrando la resistencia ucraniana, con armas y elogios.

El rostro de un conflicto desigual y la lucha por la verdad

Lo que ocurre en Gaza no es una guerra entre dos ejércitos, sino la destrucción sistemática de un pueblo ocupado por uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Es un genocidio impulsado por armas occidentales, protegido por el silencio y justificado con mentiras humanitarias. Francia pretende justificar su complicidad como un legado histórico, pero las armas, la inmunidad diplomática y las políticas represivas muestran otra realidad.

Yo mismo fui evacuado de Gaza en una operación organizada por el consulado francés en Jerusalén, sin poder llevar nada más que la ropa en mi espalda y mi teléfono. Pasé horas en puntos de control israelíes donde los soldados me miraron como si no fuera humano. Ahora, camino por París, una ciudad que clama por libertad, mientras mi pueblo muere por exigirla.

Un llamado a la responsabilidad y la solidaridad verdadera

No quiero que me ofrezcan lástima; exijo justicia y responsabilidad. Quiero ver banderas palestinas colgadas junto a las ucranianas, no como una competencia, sino como una verdad. La solidaridad no puede basarse en el color de piel, las fronteras o los intereses geopolíticos. Si es así, no es solidaridad, sino supremacía. La historia y la moral están de nuestro lado, y el silencio cómplice solo perpetúa la injusticia.

Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.


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