Explosión en San Juan de Lurigancho causa daños y alarma por posible extorsión

Explosión en San Juan de Lurigancho causa daños en varias viviendas y genera alarma en la comunidad

Una potente explosión destruyó la fachada de tres viviendas en San Juan de Lurigancho durante la madrugada del viernes 21 de noviembre, en medio del estado de emergencia declarado en Lima y Callao. El incidente causó gran preocupación entre los residentes del sector A, grupo cinco, ubicado en el paradero cuatro de Huáscar. Según testimonios recogidos en la zona, los autores del atentado habrían cometido un error al seleccionar el objetivo, lo que podría indicar una acción no planificada o improvisada.

Detalles del incidente y daños materiales

Según el informe preliminar de las autoridades presentes en el lugar, la explosión ocurrió en la puerta de una vivienda de color verde. La detonación causó daños visibles en las ventanas, la puerta metálica y la columna principal del inmueble. Los vidrios rotos permanecieron dispersos en la vía pública durante varias horas, mientras que la estructura de metal sufrió daños severos. La onda expansiva llegó a afectar al menos dos inmuebles aledaños, uno de los cuales también sufrió rotura de ventanas, y otro presentó daños similares en su infraestructura.

Impacto en vehículos y ambiente de inseguridad

Además de las viviendas, varios vehículos estacionados en las cercanías resultaron afectados, con vidrios reventados y abolladuras en sus carrocerías. La comunidad se mostró alarmada por la situación, especialmente ante la creciente percepción de inseguridad en la zona, que ha sido escenario de recientes episodios violentos relacionados con extorsiones y ataques con explosivos.

Hipótesis y situación del inmueble atacado

Fuentes policiales y personas encargadas del resguardo de la vivienda afectada indicaron que esta permanece en su mayoría deshabitada en los últimos días. El propietario principal reside fuera de Lima y solo un familiar ocasionalmente ocupa el inmueble, lo que refuerza la hipótesis de que el ataque pudo haber sido un error por parte de los responsables. Hasta el momento, no se han reportado llamadas ni mensajes extorsivos dirigidos a los residentes del inmueble, diferencia que podría indicar un incidente aislado o un acto no relacionado con extorsiones en curso.

Investigaciones y antecedentes recientes

Las imágenes captadas por cámaras de seguridad fueron clave para reconstruir los momentos previos y posteriores a la explosión. En ellas se observa el instante exacto de la detonación y el sonido que se escuchó a varios metros de distancia, elementos que están en poder de las autoridades para avanzar en las pesquisas.

La policía mantiene la vigilancia en el área y trabaja para identificar a los responsables, evaluando si se trató de un intento fallido de extorsión o si los atacantes han modificado sus patrones de acción. Hasta ahora, se ha confirmado que en las últimas semanas al menos cinco viviendas del sector A han sido blanco de explosiones o ataques vinculados a amenazas y extorsiones.

Contexto de la emergencia y respuesta oficial

San Juan de Lurigancho y otros distritos de Lima continúan en estado de emergencia desde septiembre pasado, una medida que fue extendida recientemente hasta el 21 de diciembre. La finalidad de esta disposición es frenar la escalada de violencia organizada y los constantes ataques con explosivos en la ciudad, que han afectado tanto a viviendas como a negocios, especialmente en el sector textil, actividad económica predominante en la zona.

Reacciones y medidas en curso

Habitantes del sector reportaron que, en las inmediaciones de la losa deportiva ubicada frente al grupo cinco, se han registrado al menos cinco explosiones en las últimas semanas. Algunos incidentes han sido seguidos por intentos de extorsión, en los que supuestos extorsionadores exigieron pagos a cambio de protección. Sin embargo, en el caso del reciente ataque, los residentes aseguran que no han recibido ninguna comunicación de este tipo.

La policía continúa con las investigaciones y mantiene la custodia del área para identificar a los responsables y determinar si se trató de una extorsión fallida o si los atacantes han cambiado sus patrones de acción. La comunidad exige mayor presencia policial y medidas efectivas para garantizar la seguridad en la zona.