Gato provoca grave infección en dedo y le deben extirpar la uña

## Un rasguño que se convirtió en una emergencia

El 25 de agosto de 2025, a las 10:21 horas, se reportó un incidente que evidenció cómo una simple lesión puede escalar a una situación de gravedad. Kara Marie, una mujer de 35 años en Estados Unidos, experimentó una infección severa en su dedo tras un rasguño aparentemente menor causado por su gato. Lo que inicialmente parecía ser un incidente trivial terminó en una visita de urgencia y complicaciones médicas significativas.

## La mordedura del gato y las primeras sospechas

La noche del viernes, Kara Marie no pudo dormir y decidió descansar en el sofá de su sala. Alrededor de las 5 de la mañana, su gato, llamado Sponge, comenzó a rascar su caja de arena, despertándola. Al levantarse, el felino saltó y, en ese momento, su garra se clavó justo en medio, entre la uña y el pliegue de su piel, según relató a la revista People.

Con un presentimiento negativo, la mujer se lavó las manos inmediatamente después del incidente, notando que su uña no sangraba. Sin embargo, aplicó una crema antibiótica y colocó un parche curita por precaución. Durante el fin de semana, no presentó síntomas, pero a partir del lunes comenzó a experimentar dolores. Para el martes, ya tenía pus en el dedo, y el miércoles, la herida había empeorado considerablemente, con la punta morada y caliente al tacto, síntomas que la llevaron a consultar a su médico.

## La intervención médica y la recuperación

Debido a la progresión de la infección, Kara Marie acudió a urgencias. Allí, le administraron antibióticos intravenosos y contactaron al departamento de cirugía de mano. El cirujano informó que sería necesario abrir y drenar el dedo, e incluso, que podría ser necesario quitarle la uña afectada. Afortunadamente, la operación se realizó con éxito en primera instancia, sin la necesidad de extraer la uña.

Tras la intervención, la paciente permaneció hospitalizada durante la noche, dado que las infecciones en la mano izquierda pueden ser peligrosas por su cercanía con el corazón y su potencial de propagación. Al día siguiente, continuó con fuertes dolores, por lo que le recetaron más antibióticos y se le extirpó la uña infectada. A pesar del tratamiento, los síntomas persistieron y tuvo que volver a urgencias, donde confirmaron que no existían complicaciones cardíacas.

Los médicos le indicaron que debía remojar su dedo tres veces al día y que la recuperación completa de la uña podría tardar entre seis meses y un año. La historia de Kara Marie pone de manifiesto cómo un incidente aparentemente menor puede derivar en complicaciones graves si no se atiende a tiempo.