Homicidios en Lima y Callao suman 54 víctimas en estado de emergencia

Violencia en Lima y Callao persiste a pesar del estado de emergencia

Menos de un mes después de la declaración del estado de emergencia en Lima y Callao, las cifras oficiales revelan que esta medida no ha logrado frenar la escalada de violencia. Según datos publicados por el Gobierno a través del sistema SINADEF, entre el 22 de octubre y el 18 de noviembre se registraron 54 homicidios en estas dos jurisdicciones durante la vigencia de la medida.

Este número refleja los registros oficiales más recientes, pero la realidad cotidiana muestra que casi a diario se reportan asesinatos relacionados con extorsión y sicariato. El 20 de noviembre, dos hombres fueron asesinados en ataques distintos en Pachacámac, mientras que el 19 de noviembre un conductor fue interceptado y ultimado en plena avenida Grau. Estas escenas de violencia se repiten incluso con la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles.

Tendencia nacional de homicidios y efectos del gobierno

La tendencia no es aislada. Desde el inicio del mandato de José Jerí, en el período comprendido entre el 10 de octubre y el 18 de noviembre, SINADEF reporta un total de 213 homicidios a nivel nacional, lo que equivale a un promedio de 5,33 asesinatos diarios. Esta cifra representa la tasa más alta desde 2017. De estos crímenes, el 71% fueron cometidos con armas de fuego, porcentaje que en Lima asciende al 88%. Es importante señalar que estos datos podrían ser mayores, ya que aún hay registros pendientes de actualización.

Entre el 10 de octubre y el 14 de noviembre, se acumulaban 187 homicidios, con un promedio diario de 5,19, cifra similar a la registrada durante el gobierno de Dina Boluarte, según el análisis del experto Juan Carbajal. Este panorama evidencia que, a pesar de las medidas adoptadas, la violencia sigue en aumento y no muestra signos de reducción significativa.

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Distritos más afectados y zonas críticas

En los primeros 26 días del estado de emergencia, los distritos más afectados en Lima son San Martín de Porres, Ate, Puente Piedra, Villa El Salvador, Los Olivos y Carabayllo, donde se reportaron 31 homicidios, 28 de los cuales fueron perpetrados con armas de fuego. La zona norte de Lima destaca como la más violenta, concentrando la mitad de los asesinatos ocurridos hasta el 16 de noviembre. Antes de la implementación de la emergencia, entre el 26 de septiembre y el 21 de octubre, la cifra de homicidios en estos distritos era menor, con solo 18 casos.

Persisten extorsión y sicariato en Lima y Callao

A pesar del despliegue militar y los operativos policiales, no se observa una disminución significativa en los delitos de extorsión y sicariato. El Gobierno ha anunciado que la medida de emergencia será prorrogada, aunque sin establecer metas verificables para evaluar su efectividad. El experto en seguridad Nicolás Zevallos señala que es necesario definir objetivos claros y medibles, como la reducción de homicidios, para poder evaluar si las acciones están dando resultados concretos.

Por su parte, el exministro del Interior Wilfredo Pedraza coincide en que la estrategia actual se centra en las etapas finales del delito, sin atacar las estructuras criminales subyacentes. “Con la policía en los vehículos se puede evitar las acciones finales del proceso de extorsión, pero esa es solo la fase final”, explica. Para él, la clave está en fortalecer la inteligencia policial: “Si seguimos solo preocupándonos por quienes disparan, el fenómeno delictivo persistirá irremediablemente”.

El exministro Ricardo Valdés añade que no basta con medidas como el despliegue de militares o policías en las calles, sino que es fundamental contar con un análisis profundo de la realidad y un plan operativo claro. “Todo estado de emergencia debe partir de información confiable y actualizada sobre la criminalidad que se quiere combatir. Sin eso, no se puede desarticular efectivamente a las organizaciones criminales”, afirma.

Críticas a las medidas y la visión política

Valdés también señala que las acciones militares y policiales implementadas hasta ahora no representan cambios sustanciales, sino que responden a una narrativa política más activa y visible, pero sin transformaciones estructurales. “Si las cosas siguen igual, esa apariencia de novedad se vuelve tóxica y deja de ser efectiva”.

En el plano político, el analista Luis Benavente enfatiza que el estado de emergencia también tiene un componente simbólico: “Todo gobierno busca ganar apoyo con cada decisión. Además, la ciudadanía exige resultados rápidos, y un fracaso en seguridad puede fortalecer a la oposición”.

Homicidios a nivel nacional y perspectivas futuras

Mientras tanto, las cifras nacionales continúan en ascenso. Entre el 1 de enero y el 18 de noviembre, SINADEF ha registrado 1.980 homicidios en todo el país. La tendencia indica que el 2025 podría superar los niveles de violencia del año anterior.

En Lima y Callao, la violencia persiste sin mostrar signos de disminuir, pese a la presencia militar, los operativos en cárceles y las nuevas medidas anunciadas. La falta de metas claras, la escasa información pública sobre los resultados y la repetición de estrategias ya aplicadas en anteriores gestiones alimentan la percepción de que no se están abordando los problemas de fondo.