El tan esperado reencuentro entre Jefferson Farfán y Mario Irivarren tuvo lugar en un programa del canal de YouTube de ‘La Foquita’, generando gran expectativa entre sus seguidores. El espacio, conducido por el modelo junto a Laura Spoya y Gerardo Pe’, sirvió como escenario para abordar con naturalidad uno de los episodios mediáticos que durante años alimentó rumores sobre supuestas rivalidades y tensiones entre ambos.

Lo que ocurrió frente a las cámaras dejó en claro que aquella historia no fue más que un malentendido sin mayores repercusiones. Farfán, con actitud relajada y humor, rompió el hielo dirigiéndose a Irivarren, confirmando desde el inicio que no existían conflictos pendientes entre ellos.

Durante la conversación, ambos recordaron la famosa llamada telefónica que desató especulaciones, relacionada con temas sentimentales del pasado, especialmente por la relación que Farfán mantuvo con Ivana Yturbe, expareja de Irivarren. Sin embargo, la dinámica entre ellos fue completamente distinta a la narrativa que se difundió en redes sociales en años anteriores.

Fue Mario quien inició la discusión explicando cómo se produjo aquella comunicación que generó la confusión. Con un tono relajado, relató que recibió una llamada del exfutbolista debido a un comentario que, supuestamente, habría llegado a oídos de Farfán por parte de una tercera persona. Creo que la segunda persona, que no puedo mencionar, no sé con qué mala intención lo llamó a él a quejarse, según él que lo habíamos insultado, le habíamos faltado el respeto, detalló Irivarren. Su versión indicaba que todo se originó por la intervención de alguien más, cuya intención —según consideró— pudo haber distorsionado los hechos.

Jefferson Farfán intervino para aclarar su versión, mostrando tranquilidad y sin rencores. Explicó que su intención fue simplemente hacer una llamada directa para aclarar la situación.

Con la resolución de la polémica llamada, quedó en evidencia el lado más humano y conciliador de Jefferson Farfán y Mario Irivarren. Ambos demostraron madurez al reconocer que la controversia de años atrás no fue más que el resultado de un comentario mal transmitido y la intervención de una tercera persona que distorsionó los hechos.

El programa transmitió una sensación de camaradería entre los protagonistas y abrió la puerta a futuras conversaciones similares, en las que la sinceridad y la buena disposición prevalecieron sobre las versiones malintencionadas del pasado.