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Las redes chinas de minería ilegal de oro devastan Indonesia y el mundo, impulsadas por la estrategia de Xi Jinping para reducir su dependencia del dólar

Escrito por radioondapopular
agosto 12, 2025
Las redes chinas de minería ilegal de oro devastan Indonesia y el mundo, impulsadas por la estrategia de Xi Jinping para reducir su dependencia del dólar

La minería ilegal de oro impulsada por redes chinas en el sudeste asiático y África

En las colinas de Sekotong, en la isla de Lombok, un hombre llamado Lalu Adimiyat grababa con su teléfono la actividad constante de camiones cargados con mineral aurífero. La escena revela que, a pesar del cierre oficial de una de las mayores minas ilegales en Indonesia, la operación continúa. Los lazos entre las redes criminales y la extracción ilegal de oro en la región son evidentes, con escenas que muestran una persistencia preocupante.

Hace meses, las autoridades habían colocado cintas policiales para cerrar la mina, que en su momento ocupaba una extensión equivalente a 184 campos de fútbol americano y generaba unos 5,5 millones de dólares mensuales. Sin embargo, estas medidas no lograron detener la actividad. La mina sigue operando clandestinamente, ejemplo de la magnitud de la minería ilegal en Indonesia. Esta situación, reportada por The Washington Post, pone de manifiesto cómo las redes chinas están impulsando esta actividad en el sudeste asiático y otros continentes.

Redes chinas y expansión global del saqueo aurífero

La investigación de la periodista Rebecca Tan revela que sindicatos mineros chinos, con respaldo de capital, maquinaria y conexiones, han expandido sus operaciones ilícitas desde Indonesia hasta Ghana y Guayana Francesa. Todo esto responde a la creciente demanda de oro en China, que impulsa un comercio ilegal a gran escala. Estas redes no solo extraen oro, sino que también generan un impacto devastador en el medio ambiente y las comunidades locales, alimentando la corrupción y la impunidad en varias regiones.

El modus operandi de estas organizaciones difiere radicalmente del trabajo artesanal local. Mientras los mineros tradicionales emplean herramientas manuales en explotaciones pequeñas, los operadores chinos utilizan excavadoras, trituradoras y sistemas de lixiviación con cianuro, lo que aumenta la eficiencia y los riesgos ambientales. Expertos consultados por The Washington Post advierten que la transición del uso de mercurio al cianuro, impulsada por estas redes, ha incrementado la peligrosidad de los procesos, especialmente en ausencia de regulaciones estrictas.

Impacto y respuesta internacional

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) alertó en mayo sobre cómo el crimen organizado ha infiltrado las cadenas de suministro globales de oro, constituyendo una “grave amenaza mundial”. La creciente demanda en China, que ha elevado el precio del oro por encima de 3.000 dólares la onza, ha atraído a cárteles de drogas, grupos terroristas y mercenarios, muchos de los cuales colaboran con intereses mineros chinos en todas las etapas del proceso.

Según el analista David Soud, “las redes chinas están profundamente involucradas en el comercio ilícito de oro”, con gran parte del metal que adquieren terminando en China a través de cadenas de suministro opacas y sin pagar impuestos o regalías en los países productores. La respuesta oficial de China ha sido evasiva. El embajador en Ghana, Tong Defa, calificó estas acusaciones de “injustas”, y tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores chino como organizaciones empresariales optaron por no comentar.

En Ghana, uno de los principales exportadores de oro en África, las autoridades denuncian que las mafias chinas han destruido vastas zonas del oeste y sur del país y avanzan hacia el norte. Legisladores como Tiah Abdul-Kabiru Mahama acusan al Partido Comunista Chino de ser “cómplice” en esta destrucción. Además, los esfuerzos por coordinar acciones conjuntas con China han sido infructuosos, y muchos mineros ilegales chinos continúan operando libremente, incluso tras ser deportados.

En Indonesia, el segundo mayor productor de oro en Asia después de China, las autoridades reportan casi diariamente actividades ilegales, muchas vinculadas a ciudadanos chinos. En casos emblemáticos, las embajadas chinas han sido llamadas a colaborar, pero en general, no han brindado apoyo, y los sospechosos logran escapar. La falta de cooperación dificulta la lucha contra estas redes que devastan ecosistemas y perpetúan la ilegalidad a nivel internacional.

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