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Los últimos Navajos que guardaron el secreto militar de la Segunda Guerra Mundial

Escrito por radioondapopular
septiembre 2, 2025
Los últimos Navajos que guardaron el secreto militar de la Segunda Guerra Mundial

## Los últimos code talkers navajos: un legado vivo en la historia militar

En el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, Thomas Begay y Peter MacDonald permanecen como los últimos sobrevivientes de un grupo que transformó la historia militar: los code talkers navajos. Estos veteranos, ya ancianos y exmarines, jugaron un papel crucial durante las batallas más intensas del Pacífico, transmitiendo mensajes secretos en su lengua materna, el Diné Bizaad, para garantizar la confidencialidad de las operaciones aliadas. Su labor fue fundamental para la victoria y su historia, retomada por *National Geographic*, refleja tanto la importancia estratégica de su trabajo como el impacto cultural y humano de su servicio.

## Un papel estratégico desde la Primera Guerra Mundial

La participación de los navajos en la guerra no fue un hecho aislado. Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército estadounidense recurrió a hablantes de lenguas indígenas como el choctaw, cherokee, ho-chunk, comanche y osage, para confundir a las fuerzas alemanas. Estas lenguas, en su mayoría no escritas y con escasas referencias, resultaban imposibles de descifrar para el enemigo.

Tras ese éxito, las fuerzas militares comenzaron a explorar otros idiomas originarios, descubriendo que el Diné Bizaad, con su complejidad tonal y su profunda carga cultural, era especialmente impenetrable para los forasteros. Esta característica convirtió a la lengua navaja en una herramienta ideal para la comunicación segura durante la Segunda Guerra Mundial.

## Jóvenes en la línea de combate

Muchos de los code talkers eran adolescentes cuando se alistaron en los Marines. Peter MacDonald tenía apenas 15 años, mientras que Thomas Begay contaba con 17. Begay, que creció hablando únicamente en Diné Bizaad, fue enviado a un internado en Fort Defiance a los 13 años, donde aprendió inglés. La invasión a Pearl Harbor en 1941 fue un momento que marcó profundamente a Begay, quien recuerda: “Estábamos en el campo de fútbol cuando un compañero nos avisó que los japoneses habían atacado Estados Unidos y que venían a matarnos”. Movido por el deber de proteger a Nihimá, o “Nuestra Madre” (la forma Navajo de referirse a América), decidió enlistarse en las Fuerzas Armadas.

Tras superar los exámenes de ingreso, Begay fue trasladado a San Diego y posteriormente a Camp Pendleton, donde aprendió código Morse, semáforos y técnicas de comunicación. Aunque inicialmente esperaba ser artillero aéreo, fue asignado a una clase especial junto a otros jóvenes navajos. Allí, un sargento les reveló la verdadera misión: serían los code talkers.

## La creación y entrenamiento del código

Begay y MacDonald recibieron instrucción de dos de los 29 navajos que, en 1942, diseñaron el código en su lengua. “Cuando nos dijeron que nuestra tarea era proporcionar comunicaciones secretas, me sentí más seguro al estar con otros navajos, hablando nuestro idioma durante la guerra”, comenta MacDonald a *National Geographic*. La magnitud de la responsabilidad solo se comprendió con el tiempo.

El entrenamiento fue riguroso y riguroso: los códigos se mantenían en secreto absoluto, sin notas ni discusiones fuera del aula. Los reclutas, ya fluidos en Diné Bizaad, aprendieron cerca de 400 términos especializados. Cada letra del alfabeto tenía asignada una palabra navaja que comenzaba con el mismo sonido, como en el ejemplo de “Iwo Jima”:

– I: A-chi (intestino)
– W: Gloe-ih (comadreja)
– O: Ne-ahs-jah (búho)
– J: Tkele-cho-g (burro)
– M: Na-as-tso-si (ratón)
– A: Wol-la-chee (hormiga)

El secreto radicaba en la singularidad del idioma, que imposibilitaba cualquier transcripción o interpretación por parte del enemigo. Según el historiador David Hatch, ni la tecnología más avanzada de la época habría logrado descifrar el código, ya que requería un profundo conocimiento cultural.

## El legado y la importancia cultural

La historia de los code talkers navajos refleja no solo una estrategia militar innovadora, sino también un profundo vínculo cultural y humano. La labor de estos jóvenes, muchos de los cuales eran adolescentes al enlistarse, fue vital para la comunicación segura en momentos críticos de la guerra. La historia de Begay y MacDonald no solo honra su valentía, sino que también destaca la riqueza y resistencia de la cultura navaja en un contexto global.

Hoy, Thomas Begay y Peter MacDonald representan un legado vivo que desafió la historia militar y la memoria estadounidense, recordándonos la importancia de preservar y valorar las lenguas y culturas indígenas en momentos de máxima adversidad.

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