
Daniel Amen, psiquiatra y fundador de las Clínicas Amen, ha escaneado más de medio millón de cerebros durante su carrera, identificando con precisión los factores que deterioran la salud cerebral.
En una entrevista para el pódcast Modern Wisdom, advirtió sobre once factores de riesgo que están “destruyendo el cerebro” y serían responsables de la mayoría de los trastornos de salud mental actuales. “La mayoría de los problemas psiquiátricos no son problemas de salud mental, sino de salud cerebral”, afirmó.
Amen destacó que diferenciar entre salud mental y salud cerebral es esencial para comprender el origen de diversos trastornos.
“Si el hardware no funciona bien, el software nunca funcionará correctamente”, señaló, comparando el cerebro con el hardware de un ordenador y la mente con el software.
Este enfoque se basa en lo que Amen describió como la mayor base de datos de escáneres cerebrales en psiquiatría, con casi cuatro millones de estudios SPECT realizados en sus clínicas.
Contó que, tras observar su propio cerebro y el de su madre, entendió la necesidad de cuidar este órgano: “Cuando vi las imágenes de mi cerebro, comprendí que debía hacer cambios. No podía aceptar que mi madre, con 60 años, tuviera un cerebro en mejor estado que el mío”.
A partir de su experiencia clínica y los estudios de neuroimagen, identificó once factores de riesgo que afectan negativamente la salud cerebral.
Estos se agrupan en el acrónimo BRIGHT MINDS, base de su programa de prevención del Alzheimer y de su propuesta para reducir los trastornos mentales. Amen le afirmó al conductor del podcast, Chris Williamson, que “el 70% de los problemas de salud mental se reducirían si mejoramos la salud cerebral”.
El flujo sanguíneo insuficiente es, según el psiquiatra, el principal predictor de Alzheimer. Sustancias como la cafeína, la nicotina, la marihuana, el alcohol, la falta de sueño, el sobrepeso y el sedentarismo lo reducen.
La inflamación crónica, asociada a enfermedades periodontales, dietas desequilibradas y deficiencia de omega 3, daña el cerebro. También indicó que la mayoría de sus pacientes presentan niveles bajos de este nutriente.
Alcohol, marihuana, anestesia general, productos químicos, moho y metales pesados como plomo y mercurio afectan negativamente al cerebro. “El alcohol y la marihuana hacen que tu cerebro luzca más viejo de lo que eres”, advirtió.
El consumo elevado de productos ultraprocesados, colorantes artificiales y edulcorantes como el aspartamo está vinculado al deterioro cognitivo. Amen citó investigaciones que relacionan el aspartamo con alteraciones conductuales transgeneracionales.
Eventos traumáticos y estrés persistente alteran el funcionamiento cerebral y aumentan el riesgo de enfermedades. El especialista señaló que quienes vivieron más experiencias adversas tienden a interpretar el mundo con mayor negatividad.
Dormir menos de seis horas inhibe cientos de genes promotores de la salud. El sueño insuficiente impacta negativamente en la memoria, el estado de ánimo y la regeneración cerebral.
Aunque la genética influye, Amen considera que conocer los antecedentes familiares debe motivar acciones preventivas. “Los genes no son un destino, son una advertencia”, aseguró.
Golpes en la cabeza, incluso sin pérdida de conciencia, pueden generar daños duraderos. Muchos pacientes, según Amen, no recuerdan estos episodios hasta que se les pregunta directamente.
Desequilibrios hormonales, diabetes y obesidad repercuten negativamente en la función cerebral. El exceso de azúcar, por ejemplo, reduce los niveles de testosterona.
La enfermedad de Lyme, el COVID-19 o el herpes pueden provocar o agravar trastornos psiquiátricos. Amen relató el caso de una paciente mal diagnosticada con esquizofrenia, cuyo problema real era una infección tratable.
Los pensamientos recurrentes negativos afectan la salud cerebral. Amen enseñó a identificar y controlar estas ideas como parte del tratamiento.
Durante la entrevista con Modern Wisdom, el Dr. Amen compartió ejemplos concretos. Mencionó a Kendall Jenner, a quien escaneó tras haber tenido COVID-19. Detectó inflamación en áreas del cerebro relacionadas con la ansiedad, lo que explicaría sus síntomas.
También relató el caso de un paciente que mejoró notablemente tras dejar el alcohol. “El alcohol y la marihuana hacen que tu cerebro luzca más viejo de lo que eres”, reiteró, añadiendo que los escáneres muestran daños visibles en cerebros con historial de adicciones.
Incluso consumos moderados de alcohol y marihuana reducen el flujo sanguíneo y la actividad cerebral, acelerando el envejecimiento del órgano.
Citó un estudio con mil usuarios de marihuana que evidenció disminución generalizada de la actividad cerebral, especialmente en zonas vinculadas con la memoria y el aprendizaje. “No es amor a tu cerebro”, concluyó.
En cuanto a la alimentación, advirtió que el 70% de las calorías que consumen los jóvenes provienen de alimentos ultraprocesados, lo que, a su juicio, contribuye a la crisis de salud mental. También aludió a estudios que vinculan el aspartamo y otros aditivos con problemas conductuales y de salud.
A partir de su experiencia clínica y los estudios mencionados en Modern Wisdom, el psiquiatra recomendó:
Ejercicio físico: Caminar a paso rápido o practicar deportes que requieran coordinación, como el tenis de mesa, favorece el flujo sanguíneo y la neuroplasticidad.
Dieta equilibrada: Priorizar alimentos frescos y ricos en omega 3, y evitar ultraprocesados, colorantes y edulcorantes artificiales.
Suplementos: El omega 3, el azafrán, el zinc, la curcumina y las vitaminas del grupo B ayudan a mantener la salud cerebral.
Gestión del estrés: Técnicas como la respiración diafragmática, la terapia EMDR y el entrenamiento en pensamientos positivos contribuyen a reducir el impacto del estrés.
Sueño adecuado: Dormir al menos siete horas y media mejora la memoria y regula el estado de ánimo.
Evitar toxinas: Reducir la exposición a químicos, moho, metales pesados y anestesia general.
Chequeos médicos: Evaluar niveles hormonales, vitamina D y otros marcadores de salud relevantes.
Aconsejó a sus pacientes hacerse diariamente una pregunta guía: “¿Esto es bueno o malo para mi cerebro?”. Este hábito puede fomentar decisiones más saludables.
El Dr. Amen abordó también las diferencias entre los cerebros masculino y femenino. Indicó que las mujeres suelen tener mayor actividad en la corteza prefrontal, lo que se asocia a menor impulsividad. Sin embargo, presentan mayor activación en zonas emocionales, lo que podría predisponerlas a la depresión.
En cuanto a las relaciones de pareja, subrayó la importancia de que ambos miembros cuiden su salud cerebral para fomentar vínculos estables.
Fuente: Infobae.com