¿Qué pasó?
La batalla legal para liberar a los hermanos Lyle y Erik Menéndez, en prisión perpetua por asesinar a sus padres en 1989, fue pospuesta para enero, falló un juez en California este lunes en una nueva audiencia del caso que cautiva a la sociedad estadounidense.
Lyle y Erik, recluidos en una prisión al sur de Los Ángeles, debían comparecer este lunes virtualmente, pero la videollamada no funcionó. Su defensa confirmó que escucharon la audiencia que duró unos 40 minutos vía audio.
¿Cuál es la nueva fecha de la audiencia?
El juez Michael Jesic pospuso para el 30 de enero una nueva audiencia sobre el pedido de la defensa de sentenciar nuevamente a los hermanos, originalmente prevista para el 11 de diciembre.
Jesic falló para garantizar que la corte y el nuevo fiscal distrital de Los Ángeles tengan tiempo de revisar la extensa información sobre el caso.
«Esperamos que al final de este proceso conseguiremos la liberación de los hermanos», dijo su abogado Mark Geragos a la salida de la audiencia ante un enjambre de periodistas y cámaras.
La corte escuchó este lunes a dos tías de los hermanos abogar por su liberación, a pesar de la estrecha relación con José y Kitty. «Ningún niño debería pasar por lo que Erik y Lyle pasaron», dijo Joan Vander Molen, hermana de Kitty.
«Ningún niño debería vivir cada día sabiendo que ese día, esa noche, su padre podría venir y violarlos». «Yo quiero que regresen a casa«, dijo entre sollozos Terry Baralt, hermana mayor de José.
«35 años es mucho tiempo», agregó refiriéndose al tiempo en prisión.
El caso de los hermanos Menéndez
Los Menéndez fueron condenados en 1996, luego de dos juicios extensamente cubiertos por los medios que les dieron amplia notoriedad.
En la época, la Fiscalía los acusó de haber matado a sangre fría a su padre José, un inmigrante cubano convertido en importante ejecutivo de la música, y a Mary Louise «Kitty», una exreina de belleza, para hacerse con una herencia de 14 millones de dólares.
Pero la defensa presentó a los jóvenes, que tenían 21 y 18 años cuando ocurrió el crimen, como víctimas de abuso sexual y psicológico a manos de un padre extremadamente controlador y de una madre negligente.
El caso recobró fuerza en parte gracias a la miniserie de Netflix «Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez» y de un documental.