Un reciente informe de la organización sin fines de lucro Clean Label Project reveló que casi la mitad de los polvos de proteína analizados superan los límites de contaminantes como el plomo y el cadmio, establecidos por la Proposición 65 de California. La investigación, citada por CNN, analizó 160 productos de 70 marcas populares, sacando a la luz un problema global de seguridad alimentaria en productos promocionados como opciones saludables.
El estudio encontró que los polvos de proteína de origen vegetal y orgánico presentan los niveles más altos de estos metales pesados. Según los datos, las concentraciones de plomo en estos productos son hasta tres veces mayores, mientras que las de cadmio son el doble en comparación con los productos no orgánicos.
Asimismo, los polvos saborizados con chocolate mostraron niveles de contaminación particularmente altos, con hasta 110 veces más cadmio y cuatro veces más plomo que los productos saborizados con vainilla.
El plomo y el cadmio son reconocidos como sustancias altamente tóxicas. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), no existe un nivel seguro de exposición al plomo. Este metal puede causar problemas neurológicos, afectar el desarrollo infantil y dañar órganos vitales. Por otro lado, el cadmio, clasificado como carcinógeno por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos, puede causar daños al corazón, los riñones y el sistema respiratorio, así como comprometer la salud reproductiva.
La contaminación de los polvos de proteína por metales pesados se atribuye principalmente a las materias primas de origen vegetal como la soya, el arroz y los guisantes, que absorben estos elementos del suelo. Las concentraciones de plomo y cadmio pueden ser aún mayores si los cultivos se producen en terrenos contaminados por actividades industriales, minería o el uso de pesticidas y fertilizantes.
El informe subrayó que los polvos de proteína con sabor a chocolate tienen niveles particularmente elevados de contaminación debido a la naturaleza del cacao, un ingrediente conocido por absorber metales pesados del suelo. Esto coincide con un estudio de julio de 2024, el cual encontró que el 43% de los productos de chocolate oscuro analizados excedían los límites permitidos de plomo según la Proposición 65.
En cuanto a los productos orgánicos, el informe destacó un panorama preocupante: estos contienen, en promedio, tres veces más plomo que los productos no orgánicos. Según Clean Label Project, los estándares de producción orgánica no regulan estrictamente la contaminación del suelo, lo que permite que los cultivos estén expuestos a fuentes de plomo y cadmio, ya sean naturales o industriales.
Para realizar esta investigación, Clean Label Project analizó 160 productos adquiridos directamente de las marcas más vendidas, sometiéndolos a cerca de 36 mil pruebas individuales en un laboratorio independiente. Los análisis se enfocaron en detectar contaminantes como metales pesados, bisfenoles y químicos PFAS, aunque el informe de 2024 se centró principalmente en plomo, cadmio y bisfenoles A y S (BPA y BPS).
El 47% de los polvos analizados excedió los límites de la Proposición 65 para plomo, y el 21% duplicó estos niveles. Los productos más afectados fueron los de origen vegetal y orgánico, con casi el 80% de las muestras superando los límites establecidos. En contraste, los polvos de proteína a base de colágeno y suero de leche mostraron menores niveles de contaminación, con solo el 26% y el 28% de las muestras, respectivamente, sobrepasando los límites.
A pesar de las preocupantes cifras relacionadas con los metales pesados, el informe también presentó un aspecto positivo. Según Clean Label Project, la presencia de bisfenoles, compuestos químicos asociados con riesgos como enfermedades cardíacas y cáncer, ha disminuido notablemente. En 2018, un 55% de los productos analizados contenían bisfenoles, mientras que en 2024, esta cifra se redujo a solo tres de los 160 productos evaluados.
Los bisfenoles, conocidos por ser disruptores hormonales, fueron comúnmente utilizados en envases de alimentos y biberones. Sin embargo, la presión de los consumidores ha llevado a las empresas a minimizar su uso, lo que representa un avance significativo en la seguridad de los productos alimenticios.
El informe de Clean Label Project ha provocado reacciones encontradas dentro de la industria. La Council for Responsible Nutrition, una organización que representa a los fabricantes de suplementos, cuestionó la transparencia de los criterios utilizados para determinar los niveles de contaminación. Según Andrea Wong, vicepresidenta de la asociación, los métodos analíticos modernos pueden detectar cantidades mínimas de metales, que podrían estar por debajo de los límites de seguridad establecidos por reguladores como la FDA y la EPA.
Por su parte, Jaclyn Bowen, directora ejecutiva de Clean Label Project, defendió los resultados y destacó la importancia de los estándares de la Proposición 65. Bowen instó a los consumidores a ser más críticos con las marcas que consumen. “Es posible consumir polvos de proteína con menos riesgo de contaminación. Por ejemplo, los polvos a base de guisantes, vainilla o suero de leche suelen ser opciones más seguras”, señaló Bowen.
El informe deja en evidencia un problema global: la contaminación de productos alimenticios que, en principio, deberían ser opciones saludables. Según Bowen, los metales pesados “están presentes en muchos productos, incluso aquellos que se comercializan como saludables”, lo que pone de manifiesto la necesidad de una mayor regulación y supervisión en la industria.
Mientras las autoridades y las empresas avanzan hacia una mayor transparencia, los consumidores pueden protegerse investigando las prácticas de las marcas que compran y eligiendo productos de menor riesgo. Este informe, aunque alarmante, resalta la importancia de tomar decisiones informadas en un mercado cada vez más complejo.
Fuente: Infobae.com