A sus 28 años de edad, el culturista Jose Mateus Correia Silva falleció tras sufrir un infarto en pleno entrenamiento en un gimnasio de Brasilia, la capital de Brasil, sumándose a una triste lista de fisiculturistas brasileños que han perdido la vida este año.
Un amigo con el que estaba intentó socorrerlo, llevándolo a una estación de bomberos que quedaba cerca del recinto deportivo, pero los esfuerzos no fueron suficientes para evitar su muerte.
La noticia golpeó fuerte en los organismos brasileños vinculados con el fisicoculturismo, los que posicionaban a «Zé» como uno de los mejores exponentes de la actividad en su país.
«Sin palabras» y «un inmenso vacío»
Una de las entidades que reaccionó a la repentina muerte del deportista fue Moov Sport Nutrition, tienda de suplementos alimenticios para atletas con la que trabajaba Jose.
«Tu inesperada partida nos ha dejado sin palabras y con un inmenso vacío. Dedicó su vida a inspirar y transformar el viaje de muchos como entrenador. Su amor por los deportes era evidente en cada gesto, cada palabra de aliento y cada sacrificio que hizo por aquellos que confiaban en él», expresó la entidad en su cuenta de Instagram.
«Era conocido por su generosidad, empatía y una forma única de hacer que todos a su alrededor se sintieran apoyados y valorados. Que Dios consuele los corazones de su familia, amigos y de todos los que tuvieron el privilegio de cruzarse en su camino. Tu memoria y tu legado vivirán en cada persona que impactaste«, se lee en la publicación, la que suma más de 600 likes.
Los culturistas que han fallecido en el último tiempo
La disciplina del culturismo ha perdido a varias figuras durante este año. El más impactante fue la muerte del fisiculturista «más monstruoso del mundo», Illia Golem, en septiembre: su causa de muerte permanece reservada, pero todo apuntaba que estaría relacionada con su «salvaje» estilo de alimentación o culpa de una peligrosa sustancia.
Días antes había sido el turno de Matheus Pavlak, de 19 años. Pese a llamar a los equipos de emergencia, poco pudieron hacer para socorrerlo del paro cardiorrespiratorio que estaba sufriendo y que, finalmente, terminó con su vida.
En agosto, otro brasileño murió por un paro cardiaco: Antônio Leso Brás de Souza, quien tenía 26 años. Tras obtener el tercer lugar en una competición de culturismo, su corazón se detuvo y él se desplomó, haciendo insuficientes los intentos de los médicos por salvarlos.
Por último, en junio, nuevamente fue Brasil el escenario de un repentino fallecimiento. Cintia Goldani, de 36 años, tenía complicaciones asociadas a una neumonía, las que resultaron ser mortales, justo cuando la atleta se preparaba para una competencia.