![Autoridades intensifican esfuerzos para esclarecer](https://www.infobae.com/resizer/v2/AMSYLGV5EVGA7ONZ5WJWLSQCJ4.jpg?auth=ef6809186b9a5a30496270dfbc0d4c24d7e740eb1fc5919603a69c753cd6eea0&smart=true&width=350&height=214&quality=85)
El avión Cessna 208B Grand Caravan EX, operado por la aerolínea regional Bering Air, fue encontrado estrellado sobre el hielo marino del Norton Sound, en el oeste de Alaska, confirmándose la muerte de las diez personas a bordo, incluidos nueve pasajeros adultos y el piloto. La aeronave había desaparecido el jueves por la tarde mientras cubría la ruta entre Unalakleet y Nome, dos localidades remotas que dependen del transporte aéreo para su conectividad. Según USA TODAY, este siniestro se perfila como uno de los accidentes aéreos más mortales en el estado en los últimos 25 años.
El avión despegó de Unalakleet a las 14:37 hora local en medio de condiciones climáticas adversas, que incluían nieve ligera, niebla y una temperatura de -8,3 °C (17 °F), según informó el Servicio Meteorológico Nacional. Menos de una hora después, se perdió el contacto con los radares. La última señal del avión, registrada por FlightRadar24, lo situaba a unos 48 kilómetros (30 millas) al sureste de Nome, sobre las gélidas aguas del Norton Sound.
El viernes por la tarde, tras intensas operaciones de búsqueda, el avión fue hallado estrellado sobre el hielo marino. Según la Guardia Costera de Estados Unidos, tres cuerpos fueron recuperados del interior del aparato, mientras que los otros siete permanecían atrapados en la estructura debido a la gravedad del impacto.
Las labores de búsqueda estuvieron lideradas por la Guardia Costera de EEUU y la Guardia Nacional Aérea de Alaska, que desplegaron helicópteros y aviones de patrulla para rastrear la última ubicación conocida del avión. Según el portavoz de la Guardia Costera, Mike Salerno, los restos fueron avistados el viernes sobre el hielo marino del Norton Sound. Dos rescatistas descendieron al lugar en trajes especiales de emergencia para inspeccionar los escombros, confirmando la presencia del fuselaje destrozado y fragmentos esparcidos sobre el hielo.
Una fotografía proporcionada por la Guardia Costera muestra el impacto devastador: el avión reducido a escombros, con restos dispersos en un área rodeada de hielo agrietado. “Por los reportes que hemos recibido, el accidente no era sobrevivible”, afirmó el equipo de Búsqueda y Rescate de Nome en una publicación en redes sociales. La recuperación de los cuerpos está siendo coordinada con la Guardia Nacional Aérea de Alaska y equipos de rescate locales, quienes enfrentan dificultades debido a las bajas temperaturas y el riesgo de desplazamiento del hielo marino.
El Departamento de Seguridad Pública de Alaska confirmó que las condiciones del lugar complican la extracción de los cuerpos y la recuperación de evidencias clave para la investigación del accidente. Las autoridades han desplegado equipos especializados para estabilizar la zona y garantizar la seguridad de los rescatistas.
Uno de los aspectos más desconcertantes del incidente es la falta de una señal de emergencia por parte del avión siniestrado. Según explicó McIntyre-Coble, todas las aeronaves de este tipo están equipadas con un transmisor localizador de emergencia (ELT, por sus siglas en inglés), un dispositivo diseñado para emitir señales automáticas en caso de accidente o contacto con agua salada. Sin embargo, en esta ocasión no se recibió ninguna notificación de este tipo. “No está claro por qué el ELT no se activó”, indicó el oficial durante la rueda de prensa.
Ante la ausencia de una señal de socorro, las autoridades recurrieron a otros métodos para intentar localizar la aeronave. El FBI, que colabora en la investigación, utilizó recursos tecnológicos para intentar geolocalizar los teléfonos móviles de los pasajeros. Un portavoz de la agencia informó que se emplearon equipos especializados en análisis de datos de torres celulares para determinar la última ubicación registrada de los dispositivos móviles. Esta estrategia permitió acotar el área de búsqueda, aunque no resultó decisiva en la localización final del avión.
El vuelo formaba parte de las operaciones regulares de Bering Air, que presta servicios a más de 30 comunidades en Alaska. A bordo viajaban nueve pasajeros adultos y un piloto. Según el Departamento de Seguridad Pública de Alaska, el piloto había informado a la torre de control en Anchorage que planeaba entrar en un patrón de espera mientras se despejaba la pista en Nome. Poco después, se perdió el contacto con la aeronave.
Aunque las causas del accidente aún no han sido confirmadas, expertos en aviación han señalado que las condiciones climáticas podrían haber desempeñado un papel determinante. Según el analista de aviación Miles O’Brien, la acumulación de hielo en las alas podría haber afectado el rendimiento del avión, provocando una pérdida de sustentación. “Si el hielo cubrió las alas, el avión podría haber entrado en pérdida y estrellarse”, explicó O’Brien en declaraciones recogidas por medios locales.
El Servicio Meteorológico Nacional reportó que, al momento del vuelo, la región del Norton Sound presentaba visibilidad reducida, fuertes ráfagas de viento y temperaturas que descendían hasta -10 °C (14 °F), condiciones que dificultan la operación segura de aeronaves de pequeño tamaño como el Cessna 208B. Además, los cambios bruscos de presión y las corrientes de aire inestables en la región costera podrían haber afectado la estabilidad del avión.
El Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) ha iniciado una investigación para determinar las causas del accidente. Los investigadores analizarán las condiciones meteorológicas, la trayectoria de vuelo, la comunicación del piloto con los controladores aéreos y cualquier posible fallo mecánico. Además, se examinarán los registros de mantenimiento del avión y la experiencia del piloto al mando.
La tragedia ha dejado una profunda huella en las comunidades de Nome y Unalakleet. Las autoridades locales han organizado vigilias de oración para rendir homenaje a las víctimas y brindar apoyo a sus familias. “Esta pérdida afecta a todos en la región, donde el transporte aéreo no solo es una necesidad, sino una parte integral de la vida diaria”, declaró un portavoz del Ayuntamiento de Nome.
El gobernador de Alaska, Mike Dunleavy, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas a través de un mensaje en la red social X (anteriormente Twitter): “Nuestros pensamientos y oraciones están con los afectados por este trágico incidente”. Por su parte, el Hospital Regional de Norton Sound habilitó un centro de apoyo para los familiares de los pasajeros, mientras su personal médico se mantiene en alerta para responder ante una posible emergencia comunitaria.
Este accidente ocurre en un contexto de creciente preocupación por la seguridad aérea en Estados Unidos, tras varios incidentes recientes. Aunque las investigaciones están en sus primeras etapas, las autoridades han reiterado su compromiso de esclarecer los hechos y brindar apoyo a las familias afectadas por esta tragedia en el corazón de Alaska.
El análisis de datos de radar proporcionado por la Patrulla Aérea Civil de Estados Unidos reveló que el avión experimentó una rápida pérdida de altitud y velocidad alrededor de las 15:18 horas, pocos minutos después de que el piloto informara a la torre de control su intención de mantener un patrón de espera cerca de Nome. Este descenso abrupto ocurrió sin que se emitiera ninguna señal de emergencia, un hecho que ha generado interrogantes entre los investigadores.
Según el teniente comandante Benjamin McIntyre-Coble, de la Guardia Costera, la aeronave estaba equipada con un transmisor localizador de emergencia (ELT, por sus siglas en inglés), un dispositivo diseñado para activarse automáticamente tras un impacto o al entrar en contacto con agua salada. Sin embargo, en este caso, no se recibió ninguna señal. “No está claro por qué el ELT no se activó”, indicó McIntyre-Coble durante una conferencia de prensa.
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar si el dispositivo falló debido a un daño estructural severo o si nunca llegó a activarse por causas desconocidas. Además, se están analizando las comunicaciones del piloto con el control de tráfico aéreo, así como los registros de mantenimiento del avión y la experiencia del piloto al mando.
Bering Air, la aerolínea involucrada en el accidente, opera desde 1979 y presta servicios a 32 comunidades en el oeste de Alaska. La compañía tiene bases en Nome, Kotzebue y Unalakleet, y utiliza una flota de aviones diseñados para operar en pistas cortas y en condiciones extremas. Según FlightRadar24, la aerolínea cuenta con una flota de 39 aeronaves, entre aviones y helicópteros, que realizan vuelos regulares de pasajeros y carga, así como servicios de evacuación médica.
Fuente: Infobae.com