Una verdadera historia de terror es la que sufrió Kirsty Griffiths, una mujer británica que se hizo un tatuaje de flores en su tobillo derecho mientras estaba de vacaciones en Turquía el mes pasado, sin embargo, todo terminó mal y casi le amputan el pie.
Infección habría sido ocasionada por la tinta
Según comentó Griffiths a Daily Mail, la infección se produjo a causa de que el tatuador introdujo la aguja demasiado profundo en su tobillo. «Cuando estaba a punto de terminar esa parte, comencé a sentirme mareada y como si me fuera a desmayar. Le dije que no me sentía bien y me levanté», comentó.
«No podía ver nada y vomité. Él dijo que era por mis niveles de azúcar en sangre y en ese momento pensé que podría ser así», aseguró, por lo que finalmente el proceso terminó.
Pese a que sentía mucho dolor, no le dio importancia hasta que a las 48 horas vio que su tobillo «estaba enrojecido y en carne viva, como si tuviera ampollas en el tatuaje. Había líquido detrás, que era la infección», explicó.
Pese a ello, voló en avión de regreso a su país: «Fueron las peores cuatro horas de mi vida», afirmó. Poco después de aterrizar en el Reino Unido, fue trasladada de urgencia al hospital, en donde le dijeron que desarrolló una celulitis que se había extendido al estómago y a la vesícula biliar, y que eventualmente le podía provocar una sepsis mortal.
Casi le amputan el pie
Rápidamente, los médicos trataron a la mujer de 34 años, quien corría el riesgo de que le sacaran su extremidad. «Vinieron a visitarme dos cirujanos diferentes y uno dijo que si esto no mejoraba, tal vez tendrían que amputarme el pie«, recordó.
«Todas las noches lloraba y gritaba de dolor. Me inyectaban morfina una y otra vez, y aún sentía el dolor a pesar de los analgésicos», agregó. Tras cuatro días, la infección finalmente desapareció. «Por suerte, los antibióticos empezaron a hacer efecto. Ahora, mi tatuaje parece todo costra, negro. Me pica mucho y sigue siendo muy doloroso».
La mujer confesó que aún camina cojeando y que debe tomar medicamentos cada cuatro horas para calmar el dolor. «No puedo dormir toda la noche porque tengo mucho dolor y no puedo apoyar ningún peso sobre el pie», dijo.
La madre de cinco hijos confesó que pagó cerca de 160.000 pesos chilenos por el diseño, y tras su grave experiencia recomendó: «Les diría a otras personas que estén pensando en hacerse un tatuaje en el extranjero, que investiguen y consideren bien a la persona que han elegido para realizar el trabajo».