“Nunca olvidaré el sonido de los disparos”: un testigo describió la ejecución de Brad Sigmon en Carolina del Sur

El pasado viernes por la tarde, Brad Sigmon, condenado por el asesinato de los padres de su exnovia en 2001, fue ejecutado mediante un pelotón de fusilamiento en la prisión de Broad River, en Carolina del Sur. Este hecho marcó un hito en la historia del sistema penitenciario del estado, ya que se trata de la primera ejecución de este tipo desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976. Según informó CBS News, la ejecución se llevó a cabo a las 18:08 p.m., y Sigmon fue declarado muerto tras recibir disparos en el pecho por parte de tres tiradores voluntarios.

El uso del pelotón de fusilamiento como método de ejecución responde a una serie de modificaciones en la legislación estatal sobre la pena de muerte. En 2021, Carolina del Sur aprobó una ley que restablecía este método debido a la escasez de fármacos para la inyección letal, lo que había paralizado las ejecuciones en el estado. La legislación también establece que si los medicamentos no están disponibles, la silla eléctrica es el método predeterminado, pero los reclusos pueden optar por el pelotón de fusilamiento si así lo desean.

El método utilizado ha generado un intenso debate sobre la ética y la efectividad de las ejecuciones en Estados Unidos. Entre los testigos del evento se encontraba un periodista que ha presenciado 11 ejecuciones en Carolina del Sur, quien describió el momento como “más rápido y violento” en comparación con otros métodos, como la inyección letal o la silla eléctrica. “Mi corazón comenzó a latir con fuerza”, relató, según CBS News, al recordar el instante en que los disparos resonaron en la sala.

El pelotón de fusilamiento ha sido históricamente uno de los métodos de ejecución menos utilizados en Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años, algunos estados han comenzado a reconsiderarlo debido a la escasez de los medicamentos necesarios para la inyección letal. En el caso de Sigmon, la elección del método estuvo determinada por la legislación de Carolina del Sur, que permite a los condenados escoger entre la inyección letal, la silla eléctrica o el pelotón de fusilamiento.

Según CBS News, la escena en la sala de ejecución fue impactante. Sigmon vestía un uniforme negro y tenía un objetivo blanco con un círculo rojo en el pecho, que desapareció al instante con los disparos. Un médico confirmó su muerte en menos de un minuto. Sin embargo, el impacto emocional del evento quedó marcado en los testigos. “El sonido de los rifles y la imagen del objetivo desapareciendo son cosas que no olvidaré”, expresó un testigo.

El periodista que presenció la ejecución describió la reacción del cuerpo de Sigmon al recibir los disparos. Según su testimonio, el impacto de las balas provocó un movimiento brusco, similar a la sacudida de un prisionero electrocutado. Este tipo de detalles han avivado el debate sobre si el pelotón de fusilamiento es realmente un método más “humano” en comparación con la inyección letal o la electrocución.

Brad Sigmon, de 63 años, fue condenado por asesinar brutalmente a los padres de su exnovia en 2001. De acuerdo con documentos judiciales citados por CBS News, Sigmon utilizó un bate de béisbol para golpear a las víctimas repetidamente, moviéndose entre distintas habitaciones de la casa hasta asegurarse de que ambos estuvieran muertos. El ataque, que duró menos de dos minutos, fue calificado por los fiscales como un acto de extrema violencia.

Tras su arresto, Sigmon pasó más de dos décadas en el corredor de la muerte, apelando su sentencia sin éxito. Con la reinstauración de las ejecuciones en Carolina del Sur, se le dio la opción de elegir entre los métodos disponibles, optando por el pelotón de fusilamiento.

Carolina del Sur había suspendido las ejecuciones durante 13 años debido a la falta de acceso a los fármacos utilizados en la inyección letal. Sin embargo, en 2023, el estado reanudó la aplicación de la pena capital, permitiendo que los condenados eligieran entre los tres métodos aprobados. Desde entonces, ha habido un incremento en el número de ejecuciones realizadas.

Según CBS News, la ejecución de Sigmon fue la cuarta en menos de un año, y hay al menos dos más programadas en las próximas semanas. El periodista que presenció el evento también estuvo presente en las ejecuciones de Freddie Owens, Richard Moore y Marion Bowman Jr., llevadas a cabo en septiembre, noviembre y enero, respectivamente. Cada una de estas ejecuciones dejó una impresión distinta en los testigos, desde la mirada fija de Owens hasta la expresión serena de Moore mientras su abogado lloraba.

El caso de Sigmon ha reavivado el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos, un país donde los métodos de ejecución varían según el estado. Mientras algunos defensores de la pena capital argumentan que el pelotón de fusilamiento es un método más rápido y menos doloroso que otros, los opositores lo consideran una práctica arcaica que perpetúa la violencia.

El periodista que presenció la ejecución describió el contraste entre la atmósfera de la sala de ejecución y el mundo exterior. “El cielo estaba teñido de rosa y púrpura al atardecer, un contraste marcado con las luces fluorescentes y las paredes grises de la cámara de ejecución”, relató, según CBS News. Esta imagen refuerza la desconexión entre la rutina diaria y la realidad de la pena capital, una práctica que sigue generando división entre los ciudadanos y legisladores.

En la actualidad, Carolina del Sur cuenta con 27 reclusos en el corredor de la muerte, y las autoridades estatales han indicado que planean continuar con las ejecuciones a intervalos regulares. Esto podría convertir al estado en uno de los más activos en la aplicación de la pena capital en el país.

El periodista que ha sido testigo de varias ejecuciones en Carolina del Sur prevé estar presente en las próximas programadas para abril. “Cuando todo termine, habré sido testigo de más de una cuarta parte de las ejecuciones realizadas en Carolina del Sur desde que se reinstauró la pena de muerte”, comentó.

La ejecución de Brad Sigmon, con su método inusual y su impacto en los testigos, es un recordatorio de las complejidades éticas, legales y humanas que rodean la pena de muerte en Estados Unidos. Mientras el debate continúa, las historias de quienes han estado presentes en estos eventos ofrecen una visión única sobre una práctica que sigue siendo objeto de controversia.