La histórica ciudad de Florencia, en Italia, famosa por su rica arquitectura renacentista y obras maestras de Botticelli, Miguel Ángel y Brunelleschi, se encuentra actualmente en una encrucijada: el éxito de su atractivo turístico ha comenzado a impactar la vida cotidiana de sus residentes.
Con una afluencia masiva de visitantes –7,8 millones en los primeros nueve meses de 2024-, el centro de la ciudad experimentó un cambio drástico que pone en riesgo tanto el patrimonio cultural como la habitabilidad.
Las calles estrechas y los palacios antiguos se transformaron en epicentros de alquileres turísticos a corto plazo, situación que impulsa a las autoridades a imponer restricciones para frenar el creciente descontento de los vecinos.
Florencia lanzó un plan de 10 puntos para enfrentar el exceso de turismo. Las medidas, aprobadas por el Consejo de Ministros bajo la gestión de la alcaldesa Sara Funaro, incluyen la prohibición de las cajas de llaves en edificios del centro histórico, medidas que informaron CNN y la agencia de noticias AP.
Estas pequeñas cajas con combinación, usadas por los propietarios para facilitar el acceso a apartamentos de alquiler, fueron objeto de vandalismo y protestas, con vecinos marcándolas con equis rojas en señal de su rechazo a la creciente transformación del centro en un espacio de alquileres efímeros que despoja a la comunidad de sus negocios y servicios tradicionales.
Además, el plan restringe el uso de amplificadores y altavoces por parte de los guías turísticos, así como de vehículos atípicos, como los carritos de golf, que se popularizaron para transportar visitantes en zonas con tráfico restringido.
Las medidas contra el exceso de turismo en Florencia reflejan la creciente preocupación por el impacto de esta actividad en el patrimonio y en la calidad de vida de los residentes permanentes.
La Municipalidad señaló que el centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra en una situación límite: su reducido espacio de solo cinco kilómetros cuadrados (alrededor de 2 millas cuadradas) debe absorber una enorme presión turística que compromete tanto la conservación de sus monumentos como la convivencia diaria.
“La ciudad ya no está en condiciones de soportar, sin debilitar su valor patrimonial y ver comprometida su habitabilidad global, una presencia tan masiva de actividades y medios de uso turístico exclusivo concentrados en apenas cinco kilómetros cuadrados”, afirmó el Ayuntamiento en un comunicado que levantó CNN.
Para los habitantes, el volumen de turistas también significó una elevación del costo de vida que los empuja a abandonar el centro de la ciudad.
Este caso es, además, un reflejo de una situación generalizada en Italia. Según datos del instituto nacional de estadísticas ISTAT, levantados por AP, en 2023 el país alcanzó un récord histórico con 134 millones de llegadas y 451 millones de personas hospedadas en alojamientos registrados.
La demanda de opciones fuera de los hoteles, como los apartamentos de alquiler turístico, también mostró un crecimiento del 17% en comparación con el año anterior, contribuyó a un fenómeno que transforma y encarece las zonas más visitadas.
Italia, que ocupa el cuarto lugar en el Barómetro del Turismo Mundial de la ONU como destino turístico internacional -solo detrás de Francia, España y Estados Unidos-, observa cómo esta actividad aporta aproximadamente un 10,5 % del producto interno bruto nacional.
Este peso económico del turismo plantea el reto de encontrar un equilibrio entre los beneficios económicos y la sostenibilidad del entorno urbano y social, una tarea que Florencia abordó con la implementación de sus nuevas políticas restrictivas.
La implementación de medidas restrictivas en Florencia generó debate en Italia sobre cómo gestionar el aumento del turismo sin comprometer su valioso aporte económico.
La ministra de Turismo de Italia, Daniela Santanchè, expresó su desacuerdo con la idea de que el país enfrente un problema de “sobreturismo”. Según CNN, sostuvo: “No puedo estar de acuerdo con esa palabra, sobreturismo, pero entiendo que tenemos territorios donde hay demasiada gente”.
En sus declaraciones recientes, Santanchè subrayó que Italia aún no aprovechó todo su potencial como destino y que, en vez de frenar la llegada de visitantes, el objetivo debería ser incrementar las cifras hasta sumar 50 millones de turistas adicionales al año.
“Si en lugar de abrir tiendas de conveniencia hubiéramos mantenido nuestras tiendas y fomentado nuestras excelencias, tal vez tendríamos menos turismo de ‘comer y correr’, que es el que nos da poco. Es una ley económica: para ayudar a los de abajo hay que hacer crecer a los de arriba”, cerró la ministra, según CNN.
Fuente: Infobae.com