|Créditos: Instagram/ The Eras Tour
Taylor Swift volvió a los escenarios de manera inesperada y en un formato sorprendentemente íntimo.
Luego de seis meses sin presentaciones en vivo, la superestrella del pop reapareció en un recinto para solo 1.200 personas, como invitada sorpresa del concierto benéfico Tight Ends and Friends, parte del evento deportivo Tight End University.
Aunque el cantante country Kane Brown estaba anunciado como el acto principal del evento en el Brooklyn Bowl de Nashville, los rumores sobre una posible aparición de Swift comenzaron a circular tras su presencia en una recepción privada el día anterior, el 23 de junio.
La expectativa se confirmó cuando, en medio del concierto, Brown hizo una pausa para anunciar a “una invitada muy, muy, muy, muy especial”.

Al momento en que la cantante salió desde los bastidores, la multitud estalló en vítores ensordecedores.
La artista, vestida con un elegante vestido negro de EB Denim y botas de cuero Versace, tomó una guitarra prestada del cantante Chase Rice —quien había tocado minutos antes— y se dirigió al público con una sonrisa.
“Lo único que tienen en común los tight ends y los músicos de Nashville es que todos somos amigos, ¿verdad?”, dijo, señalando el área VIP en el segundo piso donde se encontraba su novio, Travis Kelce, estrella de los Kansas City Chiefs, junto a su mejor amiga de la infancia, Abigail Anderson Berard.
Taylor Swift bromeó con el público: “Estábamos tomando unas copas y pensamos: ‘¿Qué tan loco podría ponerse este lugar?’”. La audiencia respondió con un estruendoso grito justo antes de que comenzara a tocar “Shake It Off”, el éxito de su álbum 1989.
Entre teléfonos móviles en alto y euforia desbordada, la cantante entregó una interpretación energética, dedicada “a nuestros jugadores favoritos: los tight ends”.
Durante la canción, compartió micrófono con Kane Brown, quien previamente había interpretado sus éxitos “Miles on It” y “Like I Love Country Music”.
Después del primer coro, la artista bromeó sobre el talento de Brown con la pandereta: “Sinceramente, ¿alguna vez han visto tocar una pandereta así? Esto es fantástico, señor Kane Brown”, dijo.
El evento marcó su primer concierto en vivo desde que concluyó el Eras Tour y compró los derechos de los masters de sus primeros seis álbumes en mayo, un paso clave en su lucha por la propiedad de su música.
Las entradas generales para este evento costaron alrededor de 35 dólares, sin revelar que la cantante se presentaría. Todos los fondos recaudados durante la velada se destinaron a tres organizaciones benéficas:
- 87 and Running, la fundación de Travis Kelce para apoyar a jóvenes en situación vulnerable.
- The Heartest Yard, que brinda asistencia a niños con enfermedades cardíacas congénitas.
- Una organización adicional seleccionada por George Kittle.
En 2023, se recaudaron 900.000 dólares. Este año, la meta es superar el millón, una cifra que parece cada vez más alcanzable tras la electrizante participación de Taylor Swift.
La aparición de Swift en un evento deportivo no solo sorprendió por su naturaleza espontánea, sino también por lo que representa: una vuelta a la música desde un lugar de comunidad y afecto personal, lejos de los estadios multitudinarios.
Aunque no se anunció oficialmente un nuevo álbum, la participación alimentó rumores sobre su próximo proyecto discográfico, tentativamente conocido por fans como TS12, gracias a una serie de pistas escondidas en sus redes sociales.
Fuente: Infobae.com