Un grupo de amigos reservó una mesa para disfrutar de la noche, pero todo se convirtió en una extraña situación. Resulta que cuando pidieron la cuenta, el garzón les exigió consumir más, ya que no alcanzaban el monto mínimo exigido por el restaurante para las reservas.
El insólito hecho ocurrió en el hotel Yalo, en Gante, Bélgica. Allí, el camarero se acercó para explicarles que la exigencia respondía a una norma interna del recinto, que toda reserva implica un gasto mínimo de 65 euros por persona (casi 70 mil pesos chilenos).
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Una medida en alza
Si bien la situación es anecdótica, la realidad es que esta medida está comenzando a instalarse cada vez en más locales en Europa, que ven en ella una solución a la baja de ingresos y al fenómeno de los «no show«: clientes que hacen una reserva, pero no se presentan a ella.
Hay quienes creen que la norma puede asustar a los consumidores y, por ende, bajar las ventas; pero los dueños de locales gastronómicos defienden que no tienen ganancias si es que no establecen un consumo mínimo.
Se baraja otra polémica opción
Por otro lado, hay restaurantes que han optado por otra medida: pedir la tarjeta del cliente en el momento de hacer la reserva. Así, si no se presenta sin dar aviso, se le cobra igual. Esto se está viendo cada vez más en los restaurantes más exclusivos, según Huffington Post.
Finalmente, desde la Federación Horeca Bruxelles —organismo oficial del rubro de la hostelería en Bruselas—, informaron que este tipo de políticas puede llegar a convertirse en la nueva norma para aliviar a la industria, complicada por el aumento de los precios y los sueldos de los trabajadores.