
Durante casi 35 años, todo chileno de bien tuvo la íntima sospecha de que a Gervasio, el querido cantautor uruguayo ganador del Festival de Viña del Mar, lo habían matado. A pesar de que su cuerpo fue encontrado colgando de una viga en una casa abandonada, algo no le cuadraba ni a la familia, ni a los peritos, ni menos a la opinión pública.
Su deceso fue catalogado rápidamente como un suicidio, pero gracias al tesón de su hermana Blanca Viera, el 1er Juzgado de Letras de Talagante modificó el lunes pasado su causa de muerte de suicidio a homicidio, y varios antecedentes sobre la investigación salieron a la luz.
El primero, que en 2013 la hermana y el hijo mayor de Gervasio contrataron al criminalista Jaime Brieba, quien tras cuatro meses de investigación aseguró que Gervasio había sido asesinado, e incluso, que sabía la identidad de los asesinos.
Y el segundo, que tras contratar la familia nuevos abogados, en 2015 el cuerpo del malogrado autor de “Alma, corazón y pan” fue exhumado y que ese mismo año, el perito Luis Ravanal acusó errores en la autopsia original.
“Hubo una incongruencia en la primera autopsia, cuando se dijo que el hueso de la faringe de Gervasio estaba fracturado en dos partes, lo cual era decisivo para establecer un suicidio. El perito nuestro constató que el hueso estaba fracturado en una sola parte, lo que cambió inmediatamente la forma de su muerte a homicidio”, explicó el abogado que logró dicha exhumación, Carlos Durán, a LUN.
Y a renglón seguido, lanzó la teoría de la familia: “Fue un crimen por encargo. Los autores intelectuales no son los mismos que los materiales».
Ello, puesto que el análisis forense arrojó varias heridas y señales de estrangulamiento. Además, el cuerpo colgando desde la viga estaba demasiado bien vestido, casi pulcro, con la camisa metida dentro del pantalón.
“Claramente lo vistieron después de muerto y lo dejaron ahí”, aseveró Durán.
Nacido en la localidad uruguaya de Cerro Largo un 27 de febrero de 1948, la infancia de José Gervasio Viera Rodríguez no fue fácil. Sus padres se separaron poco después de su nacimiento, y junto a su madre y hermanos emigró a Montevideo, donde tuvo que ser internado en un hogar de menores pues en casa la comida escaseaba.
Y aunque luego sus progenitores se reunieron, Gervasio abandonó el colegio a los nueve años y salió a la calle a hacer “chambas” para ayudar a la economía familiar.
Comenzó a tocar guitarra a los 16 años, mientras le esquivaba el cuerpo al trabajo de junior en una oficina, y en 1967 emigró a Chile y se presentó en el programa “Sábados Gigantes” del conocido animador Mario Kreutzberger, donde interpretó «La mujer esdrújula», canción que se convertiría en un verdadero éxito radial al igual que «La azafata me mira».
A fines de esa década se mudó a Argentina, donde reemplazó al vocalista de “Los Náufragos” y tuvo un gran éxito con ellos llamado «Linda Chiquilina». Allí se casó en 1976, tuvo una hija y dejó la música por un tiempo, pero luego se separó y se emparejó con otra mujer, con la que tuvo otro hijo.
En 1982 volvió a Chile, decidido a hacer que su carrera despegara. Rápidamente se enamoró de la hermosa modelo Mónica Aguirre -con quien tuvo cuatro hijos- y al año siguiente ganó el Festival de Viña del Mar con la canción “Alma, corazón y pan”, conquistando además el corazón de los chilenos gracias a su carisma y cercanía con la gente.
En 1986 se presentó en el popular programa “Martes 13″ con la que es probablemente su canción más icónica, «Con una pala y un sombrero», dedicada a su fallecido padre, un hombre que solía golpearlo. Pese a ello, Gervasio declaró en más de una oportunidad no guardarle rencor. “Eso era normal en esa época”, diría ya de adulto.
Sin embargo, sabido es que el camino al éxito está plagado de escollos, y estos llegarían a la vida de Gervasio en forma de acusaciones de índole sexual. La primera fue en 1984, de parte de una joven de 20 años quien lo denunció por violación, causa que sería sobreseída 10 meses más tarde.
En 1986 fue acusado nuevamente del mismo delito y dos años después sumó una tercera denuncia, siendo absuelto de ambas investigaciones por falta de pruebas y de las cuales Gervasio se defendió acusando una persecución política.
El 5 de marzo de 1990 Gervasio fue enviado al centro penitenciario de Santiago, acusado de otro delito de violación y abuso sexual infantil, pero logró salir bajo fianza. Sin trabajo como cantante debido a la serie de acusaciones, tuvo que laborar por unos meses en un restaurante de la comuna santiaguina de Maipú.
Y aunque el 30 de octubre de 1990 debía apersonarse ante la Corte de Apelaciones por esa última denuncia, su cuerpo apareció dos días antes, colgando de una viga aunque pulcramente vestido, en una casa abandonada de la comuna rural de Talagante (40 kms al suroeste de Santiago), dando origen a un misterio que recién ahora comienza a aclararse.
Tras su muerte -que conmocionó al país-, y debido a la suma de acusaciones, la tesis del suicidio era perfectamente plausible, aunque siempre rondó la sospecha de que la Central Nacional de Inteligencia (CNI) lo había asesinado por su activa participación en la campaña del “NO”, que sacó definitivamente a Augusto Pinochet del poder.
“Nosotros descartamos un móvil político. Eso es ridículo, cuántos actores y músicos participaron de esa campaña ”, sostuvo Durán a LUN.
Según el abogado, la familia cree que alguien lo mandó a matar por razones “personales, laborales o sentimentales”, aunque evitó apuntar a la tercera hipótesis que muchos también aventuraron, la del marido celoso.
“Hubo muchas cosas raras. Cuando Patricio Aylwin asumió como presidente, se hizo un acto en el Estadio Nacional para celebrar la llegada de la democracia. Gervasio iba a cantar en ese evento y eso iba a disparar su carrera. Pero dos días antes apareció una denuncia de abuso sexual en su contra y fue detenido. Y cuando ganó el Festival de Viña, a las dos semanas apareció la primera denuncia de abuso sexual. A Gervasio siempre lo sacaron del medio”, lanzó el letrado.
El martes, el perito forense Luis Ravanal explicó en el matinal Mucho Gusto que tras revisar la primera autopsia pudo comprobar “numerosas inconsistencias” que le permitieron a la familia pedir una segunda necropsia, la que llevó a cabo en 2015 junto a profesionales del Servicio Médico Legal (SML), y en la que pudo verificar dos tipos distintos de lesiones en el cuello que avalan la tesis de un homicidio.
Además, Ravanal mencionó que el cuerpo no presentaba la típica lesión en el hueso hioides de aquellos que mueren por ahorcamiento.
Blanca Viera, por su parte, contó al medio citado que habló con su hermano por más de dos horas la noche anterior a su -ahora- presunto homicidio.
“Me dijo que estaba cansado de estas acusaciones, que iría al careo (el día 30) y que después se quería regresar a Uruguay. Yo le dije que se cuidara mucho, que iba a aparecer muerto en una zanja y que iban a decir que se había suicidado. Estuvo buscando un arma para comprar porque se sentía intranquilo. Decía que lo estaban siguiendo”, indicó.
Quedaron de reunirse a la noche siguiente, pero Gervasio nunca llegó a la cita. Y aunque el crimen ya está prescrito y nadie será condenado, “quiero saber por qué alguien puede llegar a a matar a una persona de una manera tan cruel”, reflexionó su hermana.
El abogado Durán, finalmente, adelantó que revisará todas las declaraciones en la carpeta y que las diligencias ahora tienen como foco probar el homicidio. “No hay un imputado en particular, pero vamos a citar a algunas personas a declarar”, remató.
Todo indica que, tras 35 años años, el misterio sobre la muerte de Gervasio comienza a dilucidarse.
Fuente: Infobae.com