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Tras la guerra de los 12 días, la dictadura de Nicaragua desafía a Occidente con un contundente apoyo al programa nuclear iraní

El dictador Ortega es uno
El dictador Ortega es uno de los principales aliados del régimen iraní en América Latina (Iranian Presidency/Dpa)

Tras la reciente guerra de 12 días entre Israel e Irán, que puso al mundo al borde de un conflicto global, la dictadura nicaragüense de Daniel Ortega y Rosario Murillo reafirmó su alianza política, ideológica y estratégica con el régimen de los ayatolás.

El respaldo explícito a la República Islámica convierte a Nicaragua en una ficha clave en el tablero geopolítico global, justo cuando Estados Unidos advierte que “los países de América Latina deben elegir de qué lado van a estar”.

El pasado lunes 23 de junio, en un acto oficial transmitido por la televisión estatal, Ortega reiteró su respaldo al régimen de Irán, justificó su programa nuclear y atacó a Israel y Estados Unidos. “Para que ningún país sea agredido, sancionado, invadido, bombardeado, todos los países deberían tener sus armitas atómicas”, afirmó el dictador nicaragüense, en una apología apenas disimulada de la proliferación nuclear.

Aunque luego pidió el desarme de las grandes potencias, dejó entrever un guiño a la carrera armamentista: “Si a nosotros se nos ocurriera buscar unos cuantos cohetes para que no nos toquen… pero no se nos ocurre”.

No es la primera vez que Ortega reclama el derecho a tener armas atómicas. “Que solo unos (países) tengan derecho a tener bombas atómicas eso no es democracia, eso es tiranía, es dictadura”, apuntó Ortega en un discurso, en junio de 2021.

Lo hizo de nuevo en febrero de 2023 cuando recibió al entonces canciller iraní, Hossein Amir Abdollahian. “En este mundo lo que cabría es que todos buscáramos cómo tener nuestra armita atómica para que nos respeten, porque ahí sí respetan cuando saben que a ese que quieren aplastar tiene el arma atómica”, expresó.

La retórica de Ortega se alinea abiertamente con regímenes autoritarias como Irán, Rusia, China y Corea del Norte. “La esperanza está en estas potencias como China… lo mismo pasa con la Federación Rusa”, reafirmó, y en otro tramo del discurso, defendió a Corea del Norte: “Se han reventado de furia cuando el presidente de Corea del Norte anuncia que no se van a quedar de brazos cruzados ante una agresión”.

Pero el respaldo más explícito fue para Irán. Ortega tildó de “verdugo” al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y sostuvo que los ataques israelíes y estadounidenses contra Irán son “una guerra de desgaste”.

Aseguró que el programa nuclear iraní es “para fines pacíficos” y acusó a Occidente de manipular la información.

Tres hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo y el entonces canciller nicaragüense Denis Moncada, se reunieron en febrero de 2023 con el ex canciller iraní, Hossein Amir‑Abdollahian, también fallecido en un accidente aéreo , en mayo 2024 (Foto 19 Digital)

El estrecho vínculo entre Nicaragua e Irán no es nuevo. Comenzó formalmente en 1979, con el triunfo casi simultáneo de las revoluciones sandinista e islámica, cuando Irán empezó a ver hacia Latinoamérica, sobre todo estrechando lazos ideológicos con Cuba y Nicaragua.

“La ambición de Irán es tener influencia y presencia militar como la tiene en el Medio Oriente”, indicó Joseph Humire, experto en seguridad global y antiterrorismo, director del Centro para una Sociedad Libre y Segura con sede en Washington, en el informe de Diálogo Américas publicado en febrero de 2024. “Obviamente, estamos hablando de otra parte del mundo, donde llegar a ese nivel tomará tiempo, pero todo indica que va hacia esa dirección”.

La relación de Irán con Nicaragua se profundizó a partir de 2007, con el retorno de Ortega al poder. Desde entonces, Managua ha sido escenario de visitas de altos funcionarios iraníes, como el ex canciller Hossein Amir‑Abdollahian y, tres meses después, el propio fallecido presidente Ebrahim Raisi, en junio de 2023.

Ortega recibió al fallecido presidente iraní Ebrahim Raisi, en junio de 2023, en Managua (Foto 19 Digital)

Durante esas visitas se firmaron múltiples convenios: cooperación en salud, tecnología, exportaciones, ciencia, industria y agricultura. “Con la firma de este memorando ambos países hermanos adoptamos un mecanismo de coordinación y consultas regulares”, dijo el canciller nicaragüense Denis Moncada en febrero de 2023. En junio, se ratificó la creación de una Comisión Binacional Intergubernamental.

Sin embargo, más allá de las declaraciones y documentos, Estados Unidos ve con preocupación el uso potencial de Nicaragua como plataforma para operaciones iraníes.

Durante la visita del canciller iraní, Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ofreció a Nicaragua como una plataforma para el régimen de Irán en Centroamérica. “Irán tiene un gran desarrollo tecnológico, industrial, comercial, del cual Nicaragua puede verse altamente beneficiado y Nicaragua tiene y juega un papel fundamental en la región centroamericana como una plataforma para la exportación de productos, para hacer una vitrina de productos iraníes en toda la región centroamericana, también un papel muy importante en la diplomacia y la geopolítica”, dijo Ortega Murillo.

Analistas señalan que Irán podría estar replicando el modelo utilizado en otros países, como Argentina, donde utilizó sedes diplomáticas para establecer redes de inteligencia y apoyo logístico al grupo terrorista libanés Hezbollah.

A esa preocupación se suma un informe de inteligencia filtrado por el Pentágono y citado por The New York Times en abril de 2023, que revela que altos funcionarios de Nicaragua e Irán discutieron en privado la posibilidad de una cooperación militar directa. El reporte alertó sobre un creciente acercamiento estratégico que podría incluir desde asistencia militar hasta el uso de Nicaragua como canal logístico o base de operaciones encubiertas.

En noviembre del año pasado, la dictadura nicaragüense aprobó la Ley de Telecomunicaciones Convergentes, que amplía la capacidad del régimen para intervenir llamadas, rastrear comunicaciones y operar un sistema de vigilancia masiva. Aunque no se ha confirmado cooperación directa de Irán en este campo, los expertos advierten que la red de control digital instalada podría estar recibiendo asesoría o apoyo técnico de Teherán.

Enero de 2012, el entonces presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad asistió a la segunda toma de posesión consecutiva de Daniel Ortega. (Foto archivo)

El Departamento de Estado norteamericano, en voz de una alta funcionaria, advirtió recientemente que “Nicaragua, Cuba y Venezuela son enemigos de la humanidad”, no solo por su represión interna, sino por su cercanía con “un régimen que es un patrocinador estatal del terrorismo”. La diplomática agregó en la víspera de la Asamblea General de la OEA celebrada esta semana: “Es momento de que los países de América Latina decidan de qué lado están”.

La alianza entre Ortega y el régimen iraní ha tenido momentos simbólicos de alto valor propagandístico. En 2007, durante su visita a Teherán, Ortega calificó a ambas revoluciones como “hermanas gemelas”. Desde entonces, ha repetido el discurso antiimperialista de Teherán, y en más de una ocasión ha defendido su derecho a desarrollar potencial nuclear.

El ex canciller nicaragüense, ex reo político y actualmente en el exilio, Francisco Aguirre Sacasa, advirtió en 100% Noticias que “esa relación es tóxica para el país. Nos arriesgamos a sanciones, aislamiento y a convertirnos en un blanco geopolítico”. El ex embajador Mauricio Díaz coincidió: “Estamos jugando con fuego. Convertirse en el peón de Irán no es soberanía, es suicidio”.

En 2012, informes de inteligencia israelíes alertaron sobre la presencia de Hezbollah en Nicaragua, aunque Managua negó los señalamientos.

Opositores en el exilio han condenado la ruta que siguen los Ortega Murillo. “Ortega está entregando el país a una alianza de dictaduras”, dijo desde Costa Rica el dirigente opositor Félix Maradiaga. “Hoy somos plataforma para Irán; mañana podríamos ser blanco de represalias”.

De la mano del régimen iraní, creció la influencia de los terroristas de Hezbollah en América Latina (Majid Asgaripour/WANA via REUTERS)

Los acuerdos económicos firmados con Irán, como el proyecto de un puerto en el Caribe, una conexión ferroviaria y una planta cementera, han quedado en promesas. Pero el objetivo principal del vínculo parece ser político e ideológico: consolidar un bloque de países alineados contra Estados Unidos.

En la región, la reacción ha sido mixta. Mientras Venezuela y Cuba respaldan a Irán, países como Brasil y Colombia han marcado distancia. México guarda silencio. Pero el alineamiento de Ortega con Teherán tiene implicaciones que trascienden lo local: Nicaragua podría convertirse en un punto de tránsito, inteligencia o incluso entrenamiento para redes iraníes o sus aliados.

“El peligro no es que Irán instale una base militar en Nicaragua, sino que ya lo esté usando como una base de operaciones encubiertas”, alertó Humire.

Fuente: Infobae.com

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