
La premonición de un cómic japonés sobre un desastre natural inminente en el país ha asustado a algunos turistas, que están evitando visitar la zona este verano, lo que ha llevado a los funcionarios del Gobierno a intentar disipar los rumores que circulan sobre la profecía.
La reciente caída en las ventas de vuelos desde algunos de los principales mercados turísticos asiáticos hacia Japón se ha atribuido a un manga de Ryo Tatsuki, titulada “El futuro que vi”.
En la versión original de 1999, el libro afirmaba que “en marzo de 2011 se producirá una gran catástrofe” y ese mes fue precisamente cuando una triple tragedia mortal azotó la región japonesa de Tohoku: un devastador terremoto, un tsunami y una fusión nuclear que provocó uno de los mayores desastres atómicos de la historia.
Luego, en 2021, una versión actualizada del libro afirmaba que “la verdadera catástrofe” llegaría en julio de 2025, lo que provocó un gran revuelo entre los fans y los entusiastas de las leyendas urbanas de toda Asia Oriental.
La teoría de Tatsuki se ha popularizado en Internet en los últimos meses, con publicaciones y vídeos en las redes sociales que advierten sobre un posible terremoto de gran magnitud, y que han obtenido millones de visitas de espectadores de Hong Kong, China, Taiwán y Corea del Sur, todos ellos entre los cinco principales mercados turísticos de Japón el año pasado.
Ahora, las autoridades japonesas se apresuran a acallar estos rumores y detener el pánico.
“Es científicamente imposible predecir los terremotos especificando la fecha, la ubicación o la magnitud”, afirmó Ryoichi Nomura, director de la Agencia Meteorológica de Japón, en una rueda de prensa el mes pasado. “Por lo tanto, cualquier afirmación que sugiera predicciones tan específicas es completamente falsa y debe considerarse desinformación”, sumó.
Las recientes advertencias del Gobierno japonés sobre un posible “megaterremoto” que podría provocar un potente tsunami en los próximos 30 años, sin embargo, no han ayudado a acallar los rumores.
En agosto de 2024, tras un terremoto de magnitud 7,1 que sacudió la costa de la prefectura de Miyazaki, en el sur del país, la Agencia Meteorológica nacional emitió su primera advertencia de un “megaterremoto” cerca de la fosa submarina de Nankai, un sitio con tensión geológica significativa.
Esa alerta se levantó más tarde ese mismo mes. Pero el pasado mes de enero, un grupo de trabajo del Gobierno evaluó que había un 80% de probabilidades de que se produjera un terremoto de magnitud 8 o 9 en la misma zona en los próximos 30 años.
A pesar de ese plazo de décadas, la alerta se ha interpretado ampliamente en las redes sociales chinas y surcoreanas como una confirmación de la predicción de Tatsuki.
Solo en Hong Kong, dos aerolíneas redujeron sus vuelos a las provincias del sur de Japón en las últimas semanas.
Hong Kong Airlines suspendió todos los vuelos entre Kagoshima y Kumamoto en la temporada alta de verano, en julio y agosto, alegando un rápido descenso del interés de los pasajeros. En tanto, las autoridades de Tokushima, también en la zona, anunciaron que Greater Bay Airlines había reducido sus vuelos entre mediados de mayo y octubre.
“Nos sorprende que esos rumores hayan provocado cancelaciones”, declaró la División de Promoción Turística del lugar.
La ocupación de los vuelos a Tottori, en el oeste de Japón, cayó del 85% durante las vacaciones de Semana Santa en abril al 43,3% en mayo, según las cifras del gobernador, Shinji Hirai, y la oficina de turismo.
“El impacto es bastante significativo y, lamentablemente, la situación sigue siendo difícil. Creemos que es importante afrontar los hechos con calma y objetividad”, declaró Hirai en una rueda de prensa a finales de mayo.
Yuen Chun Ning, director ejecutivo de la agencia de viajes WWPKG de Hong Kong, especializada en rutas desde Hong Kong y China continental a Japón, calificó de “profundamente arraigada” la paranoia entre los viajeros sobre un posible desastre en julio y, de hecho, otras compañías del sector turístico aseguran que los viajeros pueden estar especialmente asustados porque proceden de una zona en la que rara vez se producen terremotos.
WWPKG señaló que ofrece paquetes promocionales que incluyen el reembolso íntegro en caso de que se produzca un terremoto de magnitud 5 o superior en Japón y se declare oficialmente el desastre en el destino, pero incluso esa oferta no está surtiendo mucho efecto, lamentaron.
Los turistas “no se arriesgan” y evitan Japón en la temporada alta de junio, julio y agosto, optando por destinos como Australia, Dubai y Europa, según declaró Yuen al medio local Oriental Daily News a principios de este mes.
El influyente viajero taiwanés Brian In también señaló una inusual caída de los precios de los billetes de avión en julio desde Taiwán a Tokio, Osaka y Okinawa, tradicionalmente los tres destinos japoneses más populares entre los visitantes taiwaneses.
“Esto es muy poco habitual”, escribió en Facebook, atribuyendo la caída de los precios al “poder de la profecía, que es demasiado fuerte, o al hecho de que las aerolíneas de bajo coste han arruinado el mercado”.
A pesar de estas recientes caídas, la industria turística de Japón está experimentando un enorme auge tras la pandemia. Según los datos oficiales sobre turismo publicados en abril, las llegadas de turistas en 2025 están en camino de superar el récord de 36,8 millones alcanzado en 2024.
El número de visitantes extranjeros a Japón el mes pasado alcanzó los 3,7 millones, lo que supone un aumento del 21,5% con respecto a mayo de 2024, según las nuevas cifras de viajes publicadas el miércoles. Hong Kong fue el único lugar que registró un descenso interanual en el número de visitantes a Japón en comparación con mayo del año pasado, expusieron las cifras.
La afluencia de turistas, que aprovechan la debilidad del yen japonés, ha supuesto un impulso para la economía japonesa, aunque también ha puesto a prueba la paciencia de los lugareños, muchos de los cuales se han quejado del exceso de gente y la basura.
Japón no es ajeno a los terremotos. Es uno de los países más activos sísmicamente del mundo y la cuna de la sismología, o el estudio de los terremotos. Cada año, el territorio sufre alrededor de 1.500 de estos temblores, que pueden ser percibidos por la población.
Nomura, de la Agencia Meteorológica de Japón, hizo hincapié en que, a pesar de que el país es propenso a estos fenómenos, lo más importante es estar siempre preparado y buscar información fiable, e instó al público a “no dejarse influir por la información sobre desastres que especifica una fecha. Recomendamos encarecidamente no actuar de forma irracional”.
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Fuente: Infobae.com