Las autoridades de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) están monitoreando de cerca la actividad en el Atlántico, donde se han detectado cinco zonas de baja presión con diferentes probabilidades de convertirse en ciclones.
La primera de estas zonas se ha formado en el noroeste del golfo de México, a unos 370 kilómetros al norte-noreste de Barra El Mezquital, Tamaulipas.
Aunque su potencial de desarrollo ciclónico es bajo, con solo un 10% en los próximos dos días y la misma probabilidad a lo largo de la semana, sigue siendo vigilada.
Por otro lado, al este de Carolina del Norte, Estados Unidos, otra zona de baja presión ha incrementado su posibilidad de convertirse en ciclón, alcanzando un 20% en 48 horas y el mismo porcentaje en siete días.
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Esta área se encuentra a unos 2,210 kilómetros al noreste de las costas de Quintana Roo, moviéndose hacia el nor-noreste.
En el suroeste de las islas de Cabo Verde, otra zona de baja presión está asociada con una onda tropical.
A pesar de que su probabilidad de desarrollo ciclónico es baja en el corto plazo (10% en 48 horas), aumenta al 20% en una semana.
Se ubica a más de 5,700 kilómetros al este de las costas mexicanas y se desplaza al noroeste.
Zonas de baja presión en el Atlántico se acercan a Quintana Roo
Cerca de las costas de Quintana Roo, a unos 725 kilómetros al este, se encuentra una cuarta zona de baja presión asociada con una onda tropical sobre el oeste del mar Caribe.
Aunque por ahora no presenta riesgo inmediato con un 0% de desarrollo en las próximas 48 horas, su potencial sube al 30% en los próximos siete días.
Finalmente, la quinta zona de baja presión asociada con una onda tropical, está en el Atlántico Central, a unos 3,535 kilómetros al este de Quintana Roo.
Aunque por ahora su potencial ciclónico es mínimo, con un 0% en dos días y solo un 10% en una semana, se continúa su seguimiento.
Hasta el momento, ninguna de estas zonas representa una amenaza directa para las costas mexicanas, pero las autoridades mantienen la vigilancia constante para anticipar cualquier cambio en su comportamiento.
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