
A raíz del hallazgo del cuerpo de Ashley Vargas, se ha dado a conocer la relación que tenía la familia con la Fuerza Aérea del Perú (FAP) y la información a la que tuvieron acceso, sobre todo en un punto crucial, ¿por qué no se eyectó para escapar de una situación de peligro?
De acuerdo con Hildebrandt en sus trece, ante el silencio que presenciaban de la institución, sus parientes decidieron iniciar un operativo por cuenta propia para encontrarla.
“La familia percibe una situación de desinterés por parte de la FAP para que se esclarezcan las causas del accidente”, dijo el abogado al medio.
La alférez se encontraba realizando su último vuelo para graduarse de piloto, cuando dejó de transmitir su ubicación. Según fuentes de la Fuerza Aérea del semanario, ella volaba a baja altura, en dirección del norte al sur.
Pescadores sostuvieron que habían visto, desde una playa de la Reserva Nacional de Paracas, una aeronave lanzando humo en el aire, y que luego se escuchó un impacto.
Hildebrandt en sus trece precisa que las aeronaves están equipadas con asientos eyectables, para que los pilotos puedan escapar ante una emergencia. Sin embargo, no es automática la expulsión, sino manual, según portavoces de la FAP.
El proceso dura aproximadamente cuatro segundos. Se inicia tirando de una manija, que está a lado de su asiento. Esto genera que se activen pequeños cartuchos explosivos que libera una enorme cantidad de energía, lo que provoca la eyección. Finalmente, un grupo de cohetes empujan el asiento hacia el exterior.
Expertos consultados por el semanario, explican que debido a la baja altura de vuelo y a la velocidad de la expulsión, que puede llegar a 400 kilómetros por hora, es probable que Ashley haya intentado activar el protocolo, pero esto no funcionó.
El medio afirma que los parientes de la alférez han recibido información extraoficial de fuentes cercanas a la FAP. Ellos piensan que el fallo estaría en los pirocartuchos o propatrones, parte esencial del sistema, y que si están vencidos o deteriorados, no habrá una respuesta.
Estos elementos tienen una vida de tres años instalados, y seis almacenados. Por lo mismo, se deben realizar inspecciones cada ter años. Así lo establecen los manuales técnicos del fabricante Martin-Baker Aircraft
El medio aclara que la estructura física de los asientos de los aviones K1-1P tienen una duración de máximo 20 años, pero hay otros componentes que puede que no estén en buena condición.
El comandante general de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), Carlos Chávez, rechazó categóricamente las versiones que señalaban un posible fallo en el sistema de eyección del avión siniestrado. En declaraciones a Canal N, calificó como “absolutamente falsas” estas afirmaciones y explicó que los pirocartuchos —elementos clave en el mecanismo de expulsión de emergencia— tenían validez hasta diciembre de 2025. “Es completamente falso que los cartuchos estuvieran vencidos. Los cartuchos tenían un tiempo de vencimiento hasta fin de año, seis meses más”, aseguró.
Chávez detalló que la inspección técnica del sistema de eyección estaba programada para 2027 y el mantenimiento mayor para 2034, lo que a su juicio descarta cualquier falla en los componentes del asiento eyectable. No obstante, reconoció que aún no se conoce la razón por la cual la aviadora Ashley Vargas no fue expulsada del avión: “Es una pregunta que no le puedo contestar porque no lo sabe”.
El comandante también subrayó la alta preparación de la joven piloto. A sus 24 años, Ashley Vargas acumulaba 178 horas de vuelo y era considerada una de las promesas más destacadas de la FAP.
El avión a cargo de Ashley Vargas era, de matrícula FAP 446, despegó del Grupo Aéreo N.º 51 de Pisco, en Ica, cerca de las 16:00 horas del martes 20. La FAP detalló que la torre de control perdió contacto con la aeronave a las 16:08, apenas minutos después del despegue. El vuelo tenía un significado especial para Ashley Vargas Mendoza, de 24 años, ya que representaba la última etapa de su formación antes de recibir su graduación con honores.
El sistema de localización PLB (Personal Locator Beacon), instalado en el avión de instrucción KT-1P, tenía como función principal facilitar la ubicación de la aeronave y su piloto en caso de accidente.
El semanario consignó que la flota de aviones KT-1P fue adquirida por la Fuerza Aérea del Perú en noviembre de 2012 a la empresa surcoreana Korean Aerospace Industries (KAI), por un monto aproximado de 208 millones de dólares. De los 20 aviones comprados, al menos 16 fueron ensamblados en una planta de coproducción de KAI ubicada en el Servicio de Mantenimiento (SENAN) de la FAP, en la Base Aérea de Las Palmas.
El cuerpo de la alférez FAP Ashley Vargas Mendoza llegó a Lima en la madrugada del 7 de junio, luego de ser recuperado en el lecho marino de Paracas tras más de dos semanas de búsqueda. Su féretro fue trasladado en un avión Spartan y recibido con honores militares en la Base Aérea Las Palmas, donde se instaló una capilla ardiente para su velorio privado. Los restos de Ashley fueron enterrados en el cementerio Jardines de la Paz de La Molina.
Durante la ceremonia religiosa, el capellán de la Escuela de Oficiales de la FAP, padre Miguel del Río Sifuentes, resaltó el compromiso, la valentía y la vida espiritual de la joven alférez. Ashley, nacida el 28 de febrero de 2001, era considerada una de las figuras más prometedoras de la nueva generación de aviadores militares. A través de la página de Facebook “Unidos por FAP Ashley Vargas”, su familia agradeció el apoyo recibido durante los días de intensa búsqueda y en los momentos de despedida.
Fuente: Infobae