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Nicaragua cierra sus fronteras a influencers y periodistas: expulsiones, vigilancia y censura intolerable

Escrito por radioondapopular
septiembre 13, 2025
Nicaragua cierra sus fronteras a influencers y periodistas: expulsiones, vigilancia y censura intolerable

Rechazo y vigilancia constante en las fronteras y aeropuertos nicaragüenses

En Nicaragua, las autoridades migratorias han intensificado su control sobre los extranjeros que intentan ingresar al país, especialmente aquellos que producen contenido digital. Es frecuente que agentes de migración consulten si los visitantes son “influencers” o periodistas, revisen sus perfiles en redes sociales y, en función de ello, decidan si se les permite la entrada o no. Quienes logran ingresar, también suelen ser sometidos a vigilancia constante.

Numerosos testimonios relatan retenciones de horas, en las que se les confiscan pasaporte y teléfono, y en algunos casos, la deportación inmediata. La práctica se ha vuelto común en los últimos años, evidenciando un patrón de control que busca limitar la presencia de voces disidentes o que puedan exponer una narrativa distinta a la oficial.

Represión a la prensa y a creadores de contenido en Nicaragua

Desde 2018, la represión contra periodistas y medios independientes en Nicaragua ha llevado a la expulsión de cerca de 300 profesionales. Además, el gobierno ha restringido severamente la labor de creadores locales, con el objetivo de evitar que se difunda información que contradiga la versión oficial de un país “en paz, armonía y desarrollo”.

Las voces disidentes o críticas son consideradas, en términos oficiales, como “traición a la patria” si son nicaragüenses, o “intromisión” si provienen de otros países. Esta narrativa busca justificar las acciones de control y censura, que incluyen sanciones y expulsiones, en un intento por mantener una imagen de estabilidad.

Casos recientes de expulsiones de creadores extranjeros

En lo que va de 2025, al menos ocho creadores de contenido extranjeros han reportado haber sido rechazados, expulsados o hostigados en Nicaragua. La tendencia se ha intensificado en los últimos cuatro años, reflejando una política de control que limita la presencia de voces externas.

El caso de Federico Skrbec

El 1 de septiembre, el argentino Federico Skrbec llegó a Managua con la intención de grabar contenido turístico, pero fue deportado en cuestión de horas. «Me deportaron y me dijeron que mi visita no era bienvenida», relató. Pasó horas incomunicado en el aeropuerto, sin pasaporte ni teléfono, hasta que fue llevado a la puerta del avión. Asegura que fue identificado antes de llegar a ventanilla y que no le explicaron los motivos de la expulsión. Además, su pasaporte fue retenido hasta su regreso a Argentina.

El caso de Sergio Rivera

El español Sergio Rivera, creador del canal “Viajes de Ida”, intentó cruzar desde Honduras a Nicaragua a principios de mes. Después de más de dos horas, le negaron la entrada. Relató que le preguntaron si era influencer y qué tipo de contenido producía, y que la negativa se basó en que tenía un canal de YouTube. Aunque había cumplido con los requisitos y no llevaba equipamiento profesional, los funcionarios insistieron en que en Nicaragua se rechazan entradas de extranjeros en ocasiones, incluso con pasajes comprados.

El caso del periodista Adrián Quirós

El 5 de septiembre, el periodista costarricense Adrián Quirós fue expulsado en la frontera de Peñas Blancas, cuando intentaba cubrir un partido de eliminatorias entre Nicaragua y Costa Rica. Le mostraron una publicación antigua en la que criticaba a Daniel Ortega y le confiscaron el pasaporte. Quirós expresó que tuvo que caminar kilómetros con miedo a ser detenido nuevamente, tras ser sacado del país por una denuncia de hace 12 años.

Retenciones y amenazas en la frontera de Las Manos

El caso del bloguero Alexander Lapshin, conocido por cubrir zonas de conflicto, ilustra la estricta vigilancia en las fronteras nicaragüenses. El 2 de julio, fue retenido durante tres horas en la frontera de Las Manos, limítrofe con Honduras. Lo llamaron “espía” y le preguntaron por su servicio militar, además de advertirle que filmar podría ocasionarle prisión. Otros turistas europeos también fueron rechazados en ese episodio, y Lapshin decidió abandonar el país con su familia en lugar de insistir. La experiencia refleja la política de control que busca limitar la presencia de extranjeros y periodistas.

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