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Vacunas: el Perú está lejos de dar con una y ensaya tratamiento con gallinas

Escrito por Escrito por
21 de mayo de 2020

Por: Alexandra Ampuero

Los reportes internacionales de esta semana sobre la ansiada vacuna contra el coronavirus nos hacen pensar que su hallazgo está cerca. Pero por más esfuerzos que despliegue la ciencia en el mundo, la vacuna no estará lista antes de los dos años.

El doctor Eduardo Gotuzzo, infectólogo y experto en salud pública, afirma que en esta enfermedad han aparecido progresos importantes. “Antes de los dos meses ya tenemos pruebas para detectar el virus”, dice. Añade que para ser esta una nueva enfermedad “la ciencia está avanzando de manera impresionante”. La doctora Patricia García, internista y experta también en salud pública, opina que los procesos se están desarrollando de manera acelerada: “tempranamente salieron nueve moléculas candidatas y van quedando cinco”.

Proceso para la vacuna

Cuenta la doctora García que lo primero es buscar lo que se denomina “molécula candidata”. Esta puede remedar una parte del virus y hacer que el sistema inmunológico la reconozca y reaccione. Luego habrá que probarla en el laboratorio con animales y finalmente, la fase clínica: testearla en humanos. “Ahí lo difícil será reclutar suficientes pacientes, se tiene que ensayar en grupos muy grandes para ver si es segura”, dice.

Para el doctor Gotuzzo es positivo que la semana pasada la universidad de Oxford haya comenzado a tener voluntarios para ponerles la vacuna y no haya habido efectos indeseables. Señala que si bien los voluntarios pueden producir buenos anticuerpos, “aún no sabemos si eso los va a proteger contra el coronavirus”.

“Una vez que se demuestre la eficacia de la vacuna, hay que fabricar mil millones de réplicas: se necesitarán fábricas especiales para esa cantidad de reproducción”, dice. Opina que “es demasiado optimismo que todo ese proceso se cumpla para septiembre”, como indican algunas webs de noticias. En línea con la doctora García, subraya que “el principal problema será masificar las dosis del anticuerpo”.

Problema y prioridad

La doctora García ensaya las preguntas que surgirán después de hallar el antídoto contra la COVID-19: ¿se puede producir la cantidad de vacunas que se requiere? ¿Va a alcanzar para todos? ¿Quién tendrá derecho a tenerla primero?

“Estoy en una comisión global para ver qué va a pasar con el acceso a la vacuna y, lamentablemente, parece que los países que ponen plata para la investigación pretenden tenerla primero. Y los países más chicos, que tenemos menos plata, menos casos, ¿seguiremos muriendo?”, objeta García. Según ella, el debate debe sostenerse en la ética y la equidad.

El cabe lo estaría poniendo Estados Unidos que, cuenta García, “está teniendo reuniones bilaterales con alguno de los laboratorios que podrían ser los productores de la vacuna para pedirles que tengan como primer destino ese país”. Para que no se vuelva un lío de poderes, advierte que “la producción de la vacuna tiene que ir de la mano con una serie de condiciones de buenas prácticas”.

Por otro lado, aclara que si bien se habla de hallar una vacuna este año, ella considera un plazo más largo, “de unos dos años por los temas de producción y, sobre todo, acceso”. “Este es un mensaje claro para que aquí en el Perú desarrollemos capacidades de biotecnología”, dice. Para ella, es loable que se estén dando avances en Perú con el poco financiamiento para la ciencia y sin tener un marco normativo que los avale.

Patricia García preside la Comisión de Innovaciones para la COVID-19 y cuenta que está rastreando las investigaciones de la nueva vacuna: “Desarrollar investigación y biotecnología constituye un problema de defensa nacional y tiene que convertirse en una prioridad para el país”.

Vacuna peruana

En esta línea, el doctor Mirko Zimic, especialista en control y prevención de enfermedades e investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, desarrolla una vacuna que llena de optimismo a sus colegas. Aunque los últimos avances del doctor Zimic han dado un giro.

“La razón primaria para producir una vacuna es poder inyectarla a una persona y que esta desarrolle una respuesta que lo inmunice contra el coronavirus. Esa lógica sigue en desarrollo y va a demorar”, confiesa. Lo que están haciendo ahora es una variante, una alternativa.

“No es propiamente una vacuna, sino una terapia en la cual ya no se espera que el anticuerpo sea producido por la persona inyectada: será desarrollado por una gallina y a través de la ingesta de sus huevos terminará en la sangre del paciente”, aclara. Zimic explica que así el sistema inmunológico tendrá las órdenes para darle batalla al coronavirus.

“Se trata de una terapia de inmunidad pasiva”, afirma.

“Desde el punto de vista del desarrollo de una vacuna, esta es nuestra esperanza más grande”, asegura. Tanto así que a la primera gallina que inocularon con el anticuerpo contra el coronavirus, la llamaron “Esperanza”.

Ya que estos animales tienen la capacidad de producir respuestas importantes para atacar a la COVID-19, el investigador espera que en dos semanas haya un resultado interesante. El primer lote de gallinas fueron inmunizadas el sábado pasado y, según el doctor, “se tienen que esperar 21 días para evaluar el beneficio real de los anticuerpos que se les introdujeron”.

“Si eso funciona, si bien no tendremos una vacuna, tendremos un tratamiento efectivo contra el coronavirus, que en este momento no hay”, señala Zimic. “No existe tratamiento y cada vez se van perdiendo las esperanzas de encontrar uno porque se agotan los fármacos que en un primer momento fueron tanteados por la OMS (Organización Mundial de la Salud)”, enfatiza.

El equipo del doctor Zimic no ha descartado producir una vacuna: “Simplemente estamos produciendo a la par esta terapia porque ya tenemos la proteína del virus que encaja con las células del ser humano”.

El huevo y la gallina

El equipo de investigadores peruanos cuenta que han apostado por experimentar con gallinas porque el anticuerpo no se queda solo en su sangre, “también se va al huevo”, explica.

Esta condición es útil porque hay más opciones de aprovechar un anticuerpo si se encuentra en la yema de un huevo. “Una de ellas es suministrarlo a través del huevo crudo directamente por sonda gasogástrica, que en este momento es la vía de alimento de los pacientes con COVID-19”, subraya el investigador.

“Parece sorprendente pero esta forma de experimentación ya ha sido verificada antes en varios estudios: en cerdos y ratones se ha demostrado que si comen la yema del huevo de una gallina inmunizada, estos animales van a presentar los anticuerpos en su sangre ocho horas después de haberlo ingerido”, señala. Esto significa que el huevo transporta vía oral el anticuerpo, llega al estómago, se va al intestino, cruza la barrera intestinal y llega al sistema circulatorio: “hay evidencia de que esto funciona”, indica.

Zimic cuenta que suministrar anticuerpos de animales a humanos no es novedoso. Por ejemplo, la vacuna contra la rabia fue suministrada a través de anticuerpos de un caballo inmunizado con el virus. Otra información relevante, agrega, es que los anticuerpos de animales no son rechazados por el sistema inmunológico humano.

“Grandes empresas que producen huevos, como La Calera y San Fernando, tienen millones de gallinas recibiendo inmunizaciones contra enfermedades propias del animal y nosotros ingerimos esos anticuerpos, lo que demuestra que son completamente inofensivos en el ser humano”, sostiene Zimic.

En el caso de las gallinas usadas por el laboratorio Farvet, aliado del doctor Zimic en esta investigación, están libres de patógenos por varias generaciones. De modo que la yema de los huevos obtenidos tiene abundante concentración de anticuerpos contra la proteína de la COVID-19 que han decidido estudiar.

“En Farvet solo hay dos mil gallinas, pero eso no debe ser preocupación o desaliento porque podríamos usar gallinas de corral de varias empresas que crían gallinas para comercializar sus huevos”, opina. Con este punto se tendría asegurada la masificación de la proteína capaz de hacerle frente al coronavirus.

Luego de encontrar que los huevos manifiesten niveles altos de la dichosa proteína, se tendrán que hacer estudios rápidos en cerdos para ver si la presencia de la proteína en estos animales es equiparable a los anticuerpos que se observan en los pacientes que han sufrido la enfermedad.

“Una vez que se terminen los estudios en animales, la idea es hacer un ensayo clínico en pacientes de la COVID-19 para avalar la técnica”, expresa.

“Deseamos que en los ensayos con animales encontremos el suero capaz de neutralizar el virus. Después de eso, todo quedará en manos de las autoridades”, enfatiza Zimic.

Hay trabas en el camino

La exministra Patricia García señala que los marcos normativos que se tienen ahora en Perú no permiten el desarrollo de investigaciones. “Cuando los estudios de este equipo avancen, van a tener una serie de trabas”, advierte.

“Lamentablemente todos los productos que probamos acá son de afuera. Ni siquiera tenemos normativas que permitan la evaluación de ventiladores o equipos médicos hechos en el Perú. Hasta ahora todo se ha aprobado de manera extraordinaria”, afirma.

Claves

Tiempo. La vacuna contra la varicela surgió tras 28 años de la aparición del virus. Ante la COVID-19, los científicos esperan que sea pronto.

Fases. Habitualmente, una vacuna demora entre 5 a 10 años, con todas sus fases de ensayos. Se espera ahora que el tiempo sea de 12 o 18 meses.

La vacuna de Israel tardará por lo menos un año

Científicos de la Universidad de Tel Aviv se asociaron con la empresa biofarmacéutica suiza Neovii para dar con la fórmula de la vacuna. Los israelíes querían aprovechar los años que dedicaron a la familia de los coronavirus: estudiaron el SARS-Cov-1 (2004) y MERS (2012). No imaginaron que 5 años después surgiría una pandemia por este tipo de virus.

La alianza fue anunciada el 13 de mayo. Según el líder del proyecto, Jonathan Gershoni, los hallazgos de su equipo serían relevantes no solo para desarrollar la vacuna preventiva, sino también para los tratamientos terapéuticos de quienes ya están enfermos.

“Nuestra vacuna tiene la capacidad de dirigirse a la parte específica del virus que ataca a la célula humana”, sostuvo Gershoni. Explicó que, de este modo, se le ahorraría mucha energía al sistema inmunológico y evitaría reacciones negativas, consecuencia de anticuerpos que “fallan en su objetivo”, algo que puede ocurrir con las vacunas menos enfocadas.

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Por: Alexandra Ampuero

Los reportes internacionales de esta semana sobre la ansiada vacuna contra el coronavirus nos hacen pensar que su hallazgo está cerca. Pero por más esfuerzos que despliegue la ciencia en el mundo, la vacuna no estará lista antes de los dos años.

El doctor Eduardo Gotuzzo, infectólogo y experto en salud pública, afirma que en esta enfermedad han aparecido progresos importantes. “Antes de los dos meses ya tenemos pruebas para detectar el virus”, dice. Añade que para ser esta una nueva enfermedad “la ciencia está avanzando de manera impresionante”. La doctora Patricia García, internista y experta también en salud pública, opina que los procesos se están desarrollando de manera acelerada: “tempranamente salieron nueve moléculas candidatas y van quedando cinco”.

Proceso para la vacuna

Cuenta la doctora García que lo primero es buscar lo que se denomina “molécula candidata”. Esta puede remedar una parte del virus y hacer que el sistema inmunológico la reconozca y reaccione. Luego habrá que probarla en el laboratorio con animales y finalmente, la fase clínica: testearla en humanos. “Ahí lo difícil será reclutar suficientes pacientes, se tiene que ensayar en grupos muy grandes para ver si es segura”, dice.

Para el doctor Gotuzzo es positivo que la semana pasada la universidad de Oxford haya comenzado a tener voluntarios para ponerles la vacuna y no haya habido efectos indeseables. Señala que si bien los voluntarios pueden producir buenos anticuerpos, “aún no sabemos si eso los va a proteger contra el coronavirus”.

“Una vez que se demuestre la eficacia de la vacuna, hay que fabricar mil millones de réplicas: se necesitarán fábricas especiales para esa cantidad de reproducción”, dice. Opina que “es demasiado optimismo que todo ese proceso se cumpla para septiembre”, como indican algunas webs de noticias. En línea con la doctora García, subraya que “el principal problema será masificar las dosis del anticuerpo”.

Problema y prioridad

La doctora García ensaya las preguntas que surgirán después de hallar el antídoto contra la COVID-19: ¿se puede producir la cantidad de vacunas que se requiere? ¿Va a alcanzar para todos? ¿Quién tendrá derecho a tenerla primero?

“Estoy en una comisión global para ver qué va a pasar con el acceso a la vacuna y, lamentablemente, parece que los países que ponen plata para la investigación pretenden tenerla primero. Y los países más chicos, que tenemos menos plata, menos casos, ¿seguiremos muriendo?”, objeta García. Según ella, el debate debe sostenerse en la ética y la equidad.

El cabe lo estaría poniendo Estados Unidos que, cuenta García, “está teniendo reuniones bilaterales con alguno de los laboratorios que podrían ser los productores de la vacuna para pedirles que tengan como primer destino ese país”. Para que no se vuelva un lío de poderes, advierte que “la producción de la vacuna tiene que ir de la mano con una serie de condiciones de buenas prácticas”.

Por otro lado, aclara que si bien se habla de hallar una vacuna este año, ella considera un plazo más largo, “de unos dos años por los temas de producción y, sobre todo, acceso”. “Este es un mensaje claro para que aquí en el Perú desarrollemos capacidades de biotecnología”, dice. Para ella, es loable que se estén dando avances en Perú con el poco financiamiento para la ciencia y sin tener un marco normativo que los avale.

Patricia García preside la Comisión de Innovaciones para la COVID-19 y cuenta que está rastreando las investigaciones de la nueva vacuna: “Desarrollar investigación y biotecnología constituye un problema de defensa nacional y tiene que convertirse en una prioridad para el país”.

Vacuna peruana

En esta línea, el doctor Mirko Zimic, especialista en control y prevención de enfermedades e investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, desarrolla una vacuna que llena de optimismo a sus colegas. Aunque los últimos avances del doctor Zimic han dado un giro.

“La razón primaria para producir una vacuna es poder inyectarla a una persona y que esta desarrolle una respuesta que lo inmunice contra el coronavirus. Esa lógica sigue en desarrollo y va a demorar”, confiesa. Lo que están haciendo ahora es una variante, una alternativa.

“No es propiamente una vacuna, sino una terapia en la cual ya no se espera que el anticuerpo sea producido por la persona inyectada: será desarrollado por una gallina y a través de la ingesta de sus huevos terminará en la sangre del paciente”, aclara. Zimic explica que así el sistema inmunológico tendrá las órdenes para darle batalla al coronavirus.

“Se trata de una terapia de inmunidad pasiva”, afirma.

“Desde el punto de vista del desarrollo de una vacuna, esta es nuestra esperanza más grande”, asegura. Tanto así que a la primera gallina que inocularon con el anticuerpo contra el coronavirus, la llamaron “Esperanza”.

Ya que estos animales tienen la capacidad de producir respuestas importantes para atacar a la COVID-19, el investigador espera que en dos semanas haya un resultado interesante. El primer lote de gallinas fueron inmunizadas el sábado pasado y, según el doctor, “se tienen que esperar 21 días para evaluar el beneficio real de los anticuerpos que se les introdujeron”.

“Si eso funciona, si bien no tendremos una vacuna, tendremos un tratamiento efectivo contra el coronavirus, que en este momento no hay”, señala Zimic. “No existe tratamiento y cada vez se van perdiendo las esperanzas de encontrar uno porque se agotan los fármacos que en un primer momento fueron tanteados por la OMS (Organización Mundial de la Salud)”, enfatiza.

El equipo del doctor Zimic no ha descartado producir una vacuna: “Simplemente estamos produciendo a la par esta terapia porque ya tenemos la proteína del virus que encaja con las células del ser humano”.

El huevo y la gallina

El equipo de investigadores peruanos cuenta que han apostado por experimentar con gallinas porque el anticuerpo no se queda solo en su sangre, “también se va al huevo”, explica.

Esta condición es útil porque hay más opciones de aprovechar un anticuerpo si se encuentra en la yema de un huevo. “Una de ellas es suministrarlo a través del huevo crudo directamente por sonda gasogástrica, que en este momento es la vía de alimento de los pacientes con COVID-19”, subraya el investigador.

“Parece sorprendente pero esta forma de experimentación ya ha sido verificada antes en varios estudios: en cerdos y ratones se ha demostrado que si comen la yema del huevo de una gallina inmunizada, estos animales van a presentar los anticuerpos en su sangre ocho horas después de haberlo ingerido”, señala. Esto significa que el huevo transporta vía oral el anticuerpo, llega al estómago, se va al intestino, cruza la barrera intestinal y llega al sistema circulatorio: “hay evidencia de que esto funciona”, indica.

Zimic cuenta que suministrar anticuerpos de animales a humanos no es novedoso. Por ejemplo, la vacuna contra la rabia fue suministrada a través de anticuerpos de un caballo inmunizado con el virus. Otra información relevante, agrega, es que los anticuerpos de animales no son rechazados por el sistema inmunológico humano.

“Grandes empresas que producen huevos, como La Calera y San Fernando, tienen millones de gallinas recibiendo inmunizaciones contra enfermedades propias del animal y nosotros ingerimos esos anticuerpos, lo que demuestra que son completamente inofensivos en el ser humano”, sostiene Zimic.

En el caso de las gallinas usadas por el laboratorio Farvet, aliado del doctor Zimic en esta investigación, están libres de patógenos por varias generaciones. De modo que la yema de los huevos obtenidos tiene abundante concentración de anticuerpos contra la proteína de la COVID-19 que han decidido estudiar.

“En Farvet solo hay dos mil gallinas, pero eso no debe ser preocupación o desaliento porque podríamos usar gallinas de corral de varias empresas que crían gallinas para comercializar sus huevos”, opina. Con este punto se tendría asegurada la masificación de la proteína capaz de hacerle frente al coronavirus.

Luego de encontrar que los huevos manifiesten niveles altos de la dichosa proteína, se tendrán que hacer estudios rápidos en cerdos para ver si la presencia de la proteína en estos animales es equiparable a los anticuerpos que se observan en los pacientes que han sufrido la enfermedad.

“Una vez que se terminen los estudios en animales, la idea es hacer un ensayo clínico en pacientes de la COVID-19 para avalar la técnica”, expresa.

“Deseamos que en los ensayos con animales encontremos el suero capaz de neutralizar el virus. Después de eso, todo quedará en manos de las autoridades”, enfatiza Zimic.

Hay trabas en el camino

La exministra Patricia García señala que los marcos normativos que se tienen ahora en Perú no permiten el desarrollo de investigaciones. “Cuando los estudios de este equipo avancen, van a tener una serie de trabas”, advierte.

“Lamentablemente todos los productos que probamos acá son de afuera. Ni siquiera tenemos normativas que permitan la evaluación de ventiladores o equipos médicos hechos en el Perú. Hasta ahora todo se ha aprobado de manera extraordinaria”, afirma.

Claves

Tiempo. La vacuna contra la varicela surgió tras 28 años de la aparición del virus. Ante la COVID-19, los científicos esperan que sea pronto.

Fases. Habitualmente, una vacuna demora entre 5 a 10 años, con todas sus fases de ensayos. Se espera ahora que el tiempo sea de 12 o 18 meses.

La vacuna de Israel tardará por lo menos un año

Científicos de la Universidad de Tel Aviv se asociaron con la empresa biofarmacéutica suiza Neovii para dar con la fórmula de la vacuna. Los israelíes querían aprovechar los años que dedicaron a la familia de los coronavirus: estudiaron el SARS-Cov-1 (2004) y MERS (2012). No imaginaron que 5 años después surgiría una pandemia por este tipo de virus.

La alianza fue anunciada el 13 de mayo. Según el líder del proyecto, Jonathan Gershoni, los hallazgos de su equipo serían relevantes no solo para desarrollar la vacuna preventiva, sino también para los tratamientos terapéuticos de quienes ya están enfermos.

“Nuestra vacuna tiene la capacidad de dirigirse a la parte específica del virus que ataca a la célula humana”, sostuvo Gershoni. Explicó que, de este modo, se le ahorraría mucha energía al sistema inmunológico y evitaría reacciones negativas, consecuencia de anticuerpos que “fallan en su objetivo”, algo que puede ocurrir con las vacunas menos enfocadas.

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